El académico del Instituto de Estudios Internacionales de la U. de Chile precisa que Caracas »forma parte de nuestro entorno natural más cercano y cuenta con un gobierno legítimamente constituído». Señala, asimismo, que no es partidario de que Chile pertenezca a algún eje »porque no puede tener una política exterior que esté orientada a confrontar a otro tipo de regímenes».
Convencido de que Chile no debería formar parte de ningún eje en América Latina, y que Venezuela es parte de nuestro entorno natural más cercano a la hora de votar para elegir a un nuevo miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, está el ex embajador en Sudáfrica y académico del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Boris Yopo.
El experto cree que Chile debe mantener una buena relación con el máximo de países en América Latina, y que, dado el prestigio que tiene nuestro país, debe jugar un papel integrador y orientado a buscar convergencias en las relaciones entre las naciones del continente.
"Dado el prestigio que tiene Chile a nivel económico y en los foros internacionales, nuestro país debe transformarse en un facilitador de las relaciones vecinales; es decir, ayudar a encontrar denominadores comunes de la región para evitar que las diferencias existentes actualmente entre países, que tienen intereses políticos muy diversos, escalen a conflictos que no sirven al interés de Chile, ni de la región", puntualiza el experto.
Además piensa que "nuestro interés es que haya estabilidad regional porque resulta que un continente donde impera la inestabilidad y el desorden, no prospera, queda rezagado y no recibe las inversiones necesarias que permiten un salto cualitativo en el desarrollo de los paises. La razón por la cual África es el continente más rezagado del mundo se debe principalmente a este aspecto, porque allí impera el desorden, la corrupción, y la inestabilidad; es decir, es una región que se encuentra marginalizada de las grandes tendencias globales que explican el progreso en la era contemporánea.
Por eso agrega, que "el interés de Chile es evitar que una situación de ese tipo se produzca en América Latina. Nuestro país debe promover hasta donde sea posible, un manejo concertado de los grandes problemas regionales, contribuyendo a mejorar la calidad y nivel del diálogo político con miras a asegurar la estabilidad regional, y hacer de la región un interlocutor confiable y creíble frente a otras potencias y bloques que hoy son relevantes en la resolución de los principales temas de la agenda mundial.
Rechazo a alineamientos
-¿Chile debería estar en algún eje para hacer frente a la alianza entre Venezuela, Cuba y Bolivia?
-Esa visión no sirve a los intereses de Chile, porque lo que se requiere hoy es una relación lo más fluida y cordial posible con todos los países de la región. Hoy en América Latina tenemos una realidad, que puede gustarnos o no, y es que estamos en un continente con regímenes ideológicos diversos. Tenemos una situación de diversidad regional importante, incluso hay escenarios que pueden ser tremendamente desestabilizadores, pero el interés de Chile es tener una región estable, donde los conflictos que puedan producirse queden encapsulados y acotados. En ese sentido, nuestro país está interesado, no en una nueva versión de las "fronteras ideológicas", lo que generó grandes tensiones y represión durante la guerra fría, sino en una coexistencia regional que busque el interés común dentro de esta diversidad existente.
-¿Chile entonces no debería ser parte de ningún eje?
-No soy partidario de que Chile sea parte de ningún eje, porque no puede tener una política exterior que esté orientada a confrontar a otro tipo de regímenes. Chile debe impulsar con fuerza en el próximo tiempo un entendimiento regional orientado a que se respeten las reglas básicas de las relaciones entre estados, que son las que garantizan una convivencia pacífica, más allá de las naturales diferencias que haya entre países de la región.
-¿Cómo debería ser la relación con los países con gobiernos de izquierda en América Latina?
-Con algunos gobiernos que han sido estigmatizados hoy como de izquierda más dura o populista, creo que nosotros tenemos que guiarnos por las normas básicas que regulan las relaciones entre estados. Tenemos que respetar los procesos internos de esos países en la medida que estos han surgido por la expresión legítima de la soberanía popular, por lo que no nos corresponde hacer cuestionamientos unilaterales, aunque sí podemos, a nivel bilateral y en foros internacionales, hacer ver nuestro punto de vista con respecto a ciertas orientaciones que afectan la calidad y consolidación de la democracia en nuestro continente.
Voto de la ONU
-¿Cómo debería enfrentar Chile el voto de la ONU?
-Es un tema bien complejo porque hay argumentos a favor y en contra de ambos candidatos. A favor de Guatemala hay dos elementos que no se pueden olvidar y es que Chile ha tenido una larga relación con Centroamérica de amistad y cooperación, además no es una región sin importancia como algunas personas plantean. Guatemala ha colaborado también en operaciones de paz en la ONU, pero el punto negativo es que Estados Unidos ha estado involucrado en la campaña, buscando activamente la exclusión de Venezuela. Eso es algo que nosotros no debiéramos apoyar, porque no debemos sumarnos a campañas que signifiquen un veto a Venezuela, y tampoco Estados Unidos es un país que hoy se destaque precisamente por el respeto al multilateralismo, o a los principios de la carta de las Naciones Unidas.
-Entonces, ¿qué se debiera hacer?
-La Presidenta Bachelet deberá sopesar todos los elementos en juego, pero hay que tener en cuenta que Venezuela forma parte de nuestro entorno natural más cercano, cuenta con un gobierno legítimamente constituído, y es un país que tiene una creciente gravitación regional, como lo muestra su reciente ingreso como miembro pleno al Mercosur.
-¿Deberíamos observar con cuidado cómo van a votar nuestros países vecinos?
-Es necesario dialogar con nuestros principales socios de la región, porque el país que sea electo asume compromisos que deben ser consistentes con los principios de la carta de Naciones Unidas. En esa medida, yo sería partidario de que, cualquiera sea la actitud que tomemos, haya un acuerdo regional de modo que cuando se apoyen candidaturas, éstas deben asumir un compromiso de ser consecuentes con la carta de Naciones Unidas y con el endoso regional recibido, lo que compromete la responsabilidad del país electo en ese foro. El voto no es un cheque en blanco, y debe quedar explicitado que ese país no va a usar este foro para avivar disputas bilaterales que pueda tener con un tercer país.
-¿Se refiere en particular a Venezuela?
-Esto vale para cualquier caso. En la política exterior casi nunca hay decisiones fáciles, siempre hay matices y complejidades que hay que manejar con prudencia y habilidad. También hay que calibrar bien el impacto al interés de largo plazo de las medidas adoptadas. En este momento para nosotros es importante tener una relación de entendimiento y cordialidad con Venezuela, aunque tengamos discrepancias con respecto a ciertas orientaciones ideológicas o políticas que tiene el gobierno en ese país. Lo importante al final, es encuadrar las relaciones bilaterales en un marco de respeto a las reglas básicas que rigen la convivencia entre los estados, pero también poder convenir a través de un diálogo continuo la importancia de respetar las libertades civiles y públicas que tanto costó recuperar en nuestro continente.
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