El también Premio Nóbel de la Paz Óscar Arias propuso un mecanismo para condonar parte de la deuda externa a los países en vías de desarrollo que inviertan cada día más en educación, salud y vivienda, y menos en armas. El senador socialista Jaime Gazmuri, quien encabeza la comisión de Defensa de la cámara alta, encontró »novedosa» la idea y le dio su apoyo.
El presidente de Costa Rica y premio Nóbel de la Paz 1987, Óscar Arias, propuso crear un mecanismo que condone parte de la deuda externa a los países en vías de desarrollo que inviertan cada día más en educación, salud y vivienda, y menos en armamento. Una idea que fue acogida con beneplácito en Chile.
«Nos encontramos muy lejos de alcanzar una concepción integral de la defensa de un país. En el 2005, las naciones en desarrollo aumentaron su gasto en armas en un 13% hasta alcanzar los 30 mil millones de dólares", aseveró Arias. «El mundo en su totalidad gasta más de un billón de dólares en ejércitos cada año», añadió.
Arias se preguntó «¿por qué insisten las naciones en este desperdicio, cuando las peores amenazas para nuestra seguridad son la pobreza, el calentamiento global y la desigualdad social? Es hora de que los presupuestos de nuestras naciones empiecen a reflejar prioridades acordes con las amenazas reales que se ciernen sobre la humanidad», acotó durante su intervención el lunes en el Consejo de la Internacional Socialista (IS), que concluyó el martes en Santiago.
Idea novedosa
Completamente de acuerdo con los dichos del mandatario costarricense se mostró el presidente de la comisión de Defensa del Senado, Jaime Gazmuri (PS), quien manifestó que "hay una tendencia mundial al aumento de los gastos en defensa y es una situación que afecta a muchas áreas del mundo".
Recalcó que en la región "no está aumentando de manera significativa el porcentaje del producto que se destina a armamento", pero de todas maneras respaldó la "novedosa" idea de que los países de menor desarrollo relativo puedan vincular eventuales reducciones de la deuda pública a una disminución en el gasto militar.
Añadió que "la crítica que ha hecho Arias la comparto, en el sentido que los organismos internacionales sujetan o condicionan disminución de la deuda sólo a exigencias macroeconómicas, que muchas veces provocan problemas de crecimiento y de empleo y no se toma en cuenta que muchos países no pagan la deuda, aunque tengan una cuantiosa, porque son naciones que tienen niveles de compra de armamento que no tiene ninguna justificación, salvo sistemas de poderíos nacionales. Esto ocurre mucho en países del Medio Oriente, en África, donde son países muy pobres y uno ve los balances militares que son muy significativos".
En ese sentido, insistió en que "esta idea de vincular temas de deuda a asuntos que no sólo tengan que ver con el asunto financiero de los países, sino con temas de sustentabilidad ambiental, políticas sociales, con la probidad de los estados, de limitación a nivel razonable de gasto militar, me parece que es una buena iniciativa".
Requerido por la situación de Chile, que en los últimos años ha adquirido bastante armamento, dijo que el país «no tiene ningún problema con la deuda externa y, por tanto, estaríamos fuera. Nosotros somos un país acreedor, el tema de la deuda externa no afecta a Chile, lo que nos da mucha independencia de los organismos internacionales como el FMI y otros, que nos permite tener una política macroeconómica más independiente como la tuvimos en la década del ’90».
Por último, argumentó que "el gasto militar de Chile está en un nivel latinoamericano bajo el histórico, hemos hecho renovación de equipo. Hemos hecho un gran esfuerzo por explicitar en forma clara nuestra política de defensa y propusimos en América Latina una medida fundamental para ir después a reducción de contratos de armamento y es que establezcamos un sistema único para contabilizar el gasto en armamento. Esto ya lo tenemos con Argentina, con un estudio con la Cepal, le hemos propuesto establecer con Perú y Bolivia, estamos en una política de transparencia y de buena vecindad y cooperación, por lo que no somos una amenaza militar para nadie" .
Consenso de Costa Rica
Al detallar su planteamiento, Arias aseguró que "les propongo utilizar el perdón de la deuda externa como una herramienta de paz. Les propongo convocar a una conferencia de jefes de Estado, con el fin de alcanzar el "Consenso de Costa Rica», que introducirá nuevos criterios para otorgar créditos a las naciones en vías de desarrollo y para perdonarle su deuda externa".
El jefe de Estado recordó que "en el pasado el Banco Mundial y el BID exigieron a los países presupuestos balanceados y finanzas saludables como prerrequisitos para la obtención del crédito o el perdón de deuda, muchos de estos países alcanzaron estos objetivos, a través del deporte o el gasto social, pero no del gasto en defensa, es decir adquisiciones de tanques, helicópteros, granadas y ametralladoras".
Por eso, insistió en que "es hora de crear mecanismos para el perdón de la deuda externa en el sentido que los países en vías de desarrollo que inviertan cada día más en educación, salud y vivienda y cada vez menos en armas y soldados" tengan su reconocimiento.
Apuntó en ese aspecto aseverando que "es hora que la comunidad internacional premie no sólo a quien gasta con orden, como hasta ahora, sino que también a quien gasta con ética. Lo que nuestros niños necesitan, como ustedes son testigos, necesitan más clínicas, más escuelas y gimnasios y menos aviones de combate. Este es el consenso de Costa Rica, que espero juntos decidamos darle vida".
Ello, a juicio de Arias, se encuentra ligado con el tercer punto que "es cerrar las puertas al comercio de armas y su infinita estela de muertes. La carrera armamentista en el mundo en desarrollo es absurda e inútil. El 75% de las ventas mundiales de armamento van a parar a los países en desarrollo y el 100% de esas ventas tiene lugar sin ninguna formula de regulación".
Por eso, el gobernante de Costa Rica consideró necesario "un acuerdo mundial que regule el intercambio de armas", por lo que hace un mes presentó una propuesta ante la Asamblea de la ONU "para prohibir la trasferencia de armas a Estados, grupos o individuos, si existe razón suficiente para creer que esas armas serán usadas para violar los derechos humanos o el derecho internacional".
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