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«Los homosexuales tienen derecho a las uniones conyugales»

Sacerdote jesuita y teólogo, en conversación con El Mostrador.cl, marca distancia con las opiniones de la jerarquía eclesiástica, aventurándose a calificar como fundamentalistas a alcaldes que se niegan a entregar la píldora del día después. Además, recuerda que la iglesia Católica permite una clase de aborto terapéutico desde hace 50 años.


En su primer año, el Gobierno de Michelle Bachelet ha tenido como punta de lanza en su agenda valórica la distribución gratuita y universal de la píldora del día después en consultorios públicos, lo que ha generado una considerable distancia con la jerarquía de la iglesia Católica, quienes han manifestado que el Ejecutivo ha considerado una visión parcial de la sociedad en estas materias



No obstante, dentro de la misma clerecía han surgido voces disidentes que respaldan las iniciativas del oficialismo en estos temas, y que incluso abogan por una mayor apertura en otros debates morales que se avecinan; marcando de esta manera, una clara diferencia con las opiniones dictadas desde el Vaticano.



La discusión de los principales temas valóricos, tradicionalmente, en Chile ha avanzado con mucha lentitud. Un ejemplo claro de ello fue la discusión de la nueva ley de Matrimonio Civil, que por primera vez reconoció la existencia del divorcio en Chile y que permaneció más de una década en el Congreso, hasta ser despachada recién en marzo de 2004.



Sin embargo, en el actual Gobierno la discusión parece ir más rápido. El proyecto de Unión Civil que regula las parejas de hecho, tanto heterosexuales como homosexuales lleva un año en el Congreso, mientras que la práctica del aborto terapéutico, que tuvo carácter de legal desde 1931 hasta 1989, a partir de marzo volverá a ser discutida en el Parlamento.



En las últimas semanas, los sacerdotes jesuitas Felipe Berríos y Felipe Denegri coincidieron en afirmar que había sectores dentro de la iglesia Católica, que por su conservadurismo ideológico, podían ser calificados de talibanes.



Uno que va más allá en estos juicios es el también jesuita y teólogo José Aldunate, quien en conversación con El Mostrador.cl, se aventura a postular la necesidad de generar uniones conyugales para parejas homosexuales, califica de fundamentalistas a alcaldes que se niegan a entregar la píldora del día después, y recuerda que su Iglesia permite una clase de aborto terapéutico desde hace 50 años.



-¿Qué opina de la agenda valórica del gobierno de Bachelet?
-Creo que no ha sido ella quien ha tomado la iniciativa en muchas de estas cosas, sino que el impulso ha venido de parte del Parlamento, particularmente de miembros del Partido Socialista, quienes han planteado algunos temas que considero positivo que se discutan, porque son problemas actuales. El Gobierno mismo no ha querido tocar tópicos como el aborto, para no causar división, pero creo que es bueno que se traten en el Congreso, porque son asuntos que preocupan.



-¿Hay diferencias en la forma en que esta administración ha enfrentado estos temas con respecto a sus antecesores?
-Pienso que no, porque son temas prácticamente eternos, que se van agudizando y llegará un momento, tarde o temprano, en que tendrán que abordarse. Por ejemplo, la homosexualidad, la eutanasia, el aborto, son tópicos que en todo el mundo han tenido que irse conversando y creo que en Chile también será necesario.



Jerarquía lejana



-¿Por qué cree que se produce la percepción de que las relaciones entre la iglesia Católica y este Gobierno son más distantes que con los anteriores?
-Estimo que nuestro Episcopado está muy cauteloso, y en general, obedece bastante a la posición de Roma. Ahí, en el centro de la cristiandad, evidentemente, son mucho más lentos y distantes, para tratar estos problemas que son de la periferia del mundo católico. Pero yo considero que mucho de estos asuntos, conviene abordarlos lo más pronto posible.



-En materia valórica, algunos jesuitas han criticado la forma en que la iglesia Católica ha enfrentado el asunto. ¿Comparte estas críticas?
– Creo que ellos tienen razón. A veces, las posiciones de las jerarquías son demasiado cautelosas. En cualquier caso, los dichos del Vaticano son sólo opiniones, estas son cosas de discusión abierta, no son cuestiones dogmáticas que todo católico tenga que suscribir. Así que, en general, nos sentimos bastante libres para hablar de todos estos temas.



– ¿Cree que es necesario reformular la forma en que la iglesia Católica enfrenta estas materias? ¿De qué manera?
– Pienso que sí. El Concilio Vaticano II ha marcado una posición de apertura, eso depende de las opiniones de ciertos obispos, y cómo el Episcopado tiene que tratar las cosas colectivamente. Entonces, no todos los obispos están de acuerdo en lo que este organismo dice, teniendo en cuenta que predomina una nota más bien conservadora.



– ¿Siente que la jerarquía de la iglesia Católica se ha encapsulado en sus posiciones, alejándose de lo que es la realidad del país y la sociedad?
-Claro es así. Pero entre los católicos también hay opiniones de gente que es ilustrada y que son más de avanzada, así que yo creo que el mundo laico-católico siente un poco distinto de lo que expresa la jerarquía eclesiástica, ellos están muy influidos por el Vaticano.



Lo importante es que haya diálogo, que podamos conversar con el centro porque estamos en la periferia, a veces ahí falla la jerarquía en no facilitar lo suficiente el dialogo.



Píldora de la discordia



-Uno de los temas es la píldora del día después. ¿Le parece adecuada la fórmula por la que optó el gobierno?
-Sí, me parece adecuada. El Gobierno es amplio y no puede adoptar una sola posición, hay muchos que creen que no es abortiva, y aún el concepto de abortivo o no abortivo es vago. Así que yo creo que el Gobierno tiene que adoptar una posición más abierta, no puede centrarse en una sola opinión.



-¿Y qué le parece la postura que han asumido algunos alcaldes, de negarse a repartir el fármaco?
-No deberían negarse, ellos son alcaldes y sus decisiones afectan a todos los vecinos de sus comunas. Por tanto, no pueden, a causa de una opinión un tanto fundamentalista, rechazar lo que es una ley procedente. Yo estimo que ésta es una norma justa.



-¿Para usted la píldora es abortiva? Hay informes del ISP que señalan lo contrario, y que fueron refrendados en su momento por los tribunales de justicia.
-Yo pienso que no. He escuchado opiniones de gente entendida en el tema, y tal vez, en alguna situación especial podría ser abortiva, pero es una posibilidad no más, no se trata de una certeza.



-Otro de los temas es el aborto terapéutico. ¿Cuál es su postura al respecto?
-El aborto terapéutico es un poco especial. Pienso que todos estamos en contra del aborto, pero en el caso del terapéutico entra como tope la vida de la madre. La iglesia ha sido, en este tema, bastante comprensiva, porque desde hace 50 años ha admitido el aborto de los fetos ectópicos (los que se forman fuera del útero), y la doctrina católica ha admitido que se pueden sacar o privar esos fetos. Además, el aborto terapéutico lo tuvimos por mucho tiempo dentro de la legalidad en Chile hasta 1989, así que no entiendo el escándalo que se ha producido ahora por presentar esa posición.



Uniones para todos



-La semana pasada se realizó en Santiago un encuentro de feministas lésbicas de América Latina. Uno de los temas que debatieron es la ley de Unión Civil, que plantea regular el tema patrimonial de las parejas de hecho, especialmente las homosexuales. ¿Está preparado el país para una norma de esta naturaleza?
-Pienso que los homosexuales no deberían tener impedimentos para formar pareja, porque ellos no son culpables de su situación. Entonces, deberían poder realizarse a través de un matrimonio o una unión conyugal, como mejor podríamos llamarle. Creo que ellos tienen derecho a ese vínculo, y no se les puede negar eso.



-Los argumentos de los críticos de estas medidas, como la legalización del divorcio, es la protección de la familia. ¿Cree que estas normas la ponen en riesgo?
-Estimo que la ley de matrimonio civil ha sido un beneficio y yo creo que la misma jerarquía tiene que reconocerlo, antes era tan fácil anular un matrimonio, era cuestión de mentir y listo. Ahora, en cambio, esta legislación incluye el divorcio, pero es un proceso que hay que tomar más reflexiva y maduramente, hay que entrar en un trámite más largo. Opino que la posición de la jerarquía en esta materia, estuvo algo equivocada cuando se opuso tanto.



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