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Enrique Arancibia Clavel, de agente a espía para la «casi guerra» del 78

Supo los nombres de los detenidos desaparecidos de Chile y Argentina cuando los familiares luchaban en los tribunales por conocer su paradero. Participó de la Operación Cóndor, en el crimen del Prats, en el del general Schneider y espió a las fuerzas armadas vecinas para el conflicto del Beagle. Sus informes están guardados en la Universidad Alberto Hurtado.


Enrique Arancibia Clavel. Chileno. Nacido en Punta Arenas el 13 de octubre de 1944; hijo de Eladio y Violeta, soltero, estudiante, domiciliado en general del Canto N° 122 Santiago. Cédula de Identidad N° 4.815.227 de Santiago. Clasificación dactiloscópica 86444-68262-97434. 1, 73 de estatura, peso 70 kg; ojos café, pelo castaño.


Fotografía usada por Investigaciones en 1970 cuando se le vinculó al crimen de René Schneider.

Así versaba la primera ficha policial que tuvo el ex agente de la DINA en Buenos Aires, recientemente liberado, pese a las dos condenas que pesan en su contra -una de presidio perpetuo por la muerte del general Carlos Prats y a 12 años por torturas a Laura Elgueta- cuando fue requerido en 1970 por su implicancia en la muerte del ex comandante en jefe del Ejército René Schneider.



Desde Patria y Libertad, pasando por sus tendencias filo nazis, la homosexualidad de la que nadie habla, jefe de información clandestina de la DINA en Buenos Aires después del golpe, reciclado a momentos como espía de información militar para la casi guerra con Argentina en 1978, un poco empresario y con una familia conservadora, ligada a la derecha y al Ejército -su hermano llego a ser jefe de la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE)- es un personaje a quien la realidad lo superó, como si se tratara de la mejor novela del género conspirativo.



Pero de sus actividades las nuevas generaciones poco saben, de sus informes que llegaban cada semana a las oficinas de la DINA, firmados por Luis Felipe Alemparte Díaz, su identidad operativa, de las informaciones sobre detenidos desaparecidos chilenos y argentinos que manejaba a los pocos meses, incluso días, van reflejando el perfil de un hombre que conoció de cerca los años más oscuros de los regímenes del conosur.



En los archivos que guarda la Universidad Alberto Hurtado se detallan sus actividades. Memos a Luis Gutiérrez, nombre supuesto del jefe del servicio exterior de la DINA, a quien llegó a informarle que el ministro de bienestar social de Eva Perón, el tristemente célebre López Rega, golpeaba a la presidenta. "La versión la entregó el edecán naval de ella", escribió.


Imagen corresponde a uno de sus informes de inteligencia cuando era el jefe de información clandestina de la DINA en Buenos Aires.

Tanto fue el acceso y la importancia que llegó a tener para la DINA Arancibia Clavel que conoció pormenores de la llamada Operación Colombo que llevó a cabo ese servicio para la eliminación de disidentes al régimen militar.



De hecho, enviaba listas con los desaparecidos y eliminados en Argentina -por izquierda, según versan sus informes- que contienen nombre completos, números de identidad, en momentos en que las organizaciones de derechos humanos luchaban par saber qué sucedía con sus familiares.



Pero la suerte de Arancibia Clavel cambió en 1978 cuando fue detenido por espionaje. El resto es historia. En 2000 fue condenado por el caso Prats, años más tarde por las torturas a Laura Elgueta y hoy está libre por beneficios carcelarios.



Si bien la periodista Mónica González en su libro "Bomba en una Calle de Palermo" reveló todas sus actividades, aún falta escribir su historia.



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