Publicidad

El agua está vedada para más de 400 habitantes de comuna melipillana

Abelino Farías, junto a los pobladores de la localidad de Santa Rosa, no conciben que »legalmente» no tengan acceso al vital elemento y las empresas de la zona, como Agrosuper, sí puedan hacerlo. La situación, que se ha agravado debido a las sequías, ha terminado con los huertos particulares, jardines y también con la paciencia de los afectados.


Actividades cotidianas como ducharse, lavar la ropa, regar las plantas o simplemente tomar un vaso de agua de la llave, no forman parte de la vida de los 414 habitantes de la localidad de Santa Rosa, en la comuna de San Pedro de Melipilla.



Y aunque 2007 fue un año seco y el agua efectivamente escaseó en la zona, los únicos que realmente no tienen acceso al vital elemento son los pobladores, ya que las empresas de los alrededores, entre las que se cuenta Agrosuper, que posee 11% de los derechos de agua del lugar, trabajan sin problemas. De hecho, muchos de los trabajadores optan por ducharse en sus instalaciones, ya que en sus casas no pueden darse ese "lujo".



Lo más insólito, es que la situación es absolutamente legal, pues según el Código de Aguas de 1981 y reformado en 2005, el agua no se entiende como un bien público, sino como una riqueza abierta, por lo que se adjudica a quien la solicite.



Y si hay más de un interesado, se dirime a través de un remate a cargo de la Dirección General de Aguas (DGA), alternativa a través de la cual se someterá la situación de Santa Rosa, que a través del municipio de San Pedro, deberá competir con otras cinco solicitudes de derechos de agua: tres solicitudes de la Sociedad Agrícola Fundo El Porvenir Limitada y dos de personas naturales.



Para Abelino Farías, alcalde de San Pedro, la situación es vergonzosa y asegura que "el entorno de Santa Rosa es un vergel, pero es tan contradictorio el panorama, en consecuencia que la gente no tiene agua para la bebida, pero sí lo hay para los cerdos y aves".



La solicitud de derechos de agua gestionados desde San Pedro, había sido rechazada por la DGA por razones de forma en dos ocasiones. Por ello, la solicitud "oficial" es la que se gestionó en diciembre de 2004. El edil explica que "estamos entrampados en esto desde hace tres años. Nuestro disgusto con la DGA es que nunca tuvieron a bien siquiera manifestarnos por escrito una respuesta".



Recién el 24 de diciembre pasado se les informó que se había analizado la petición y que en caso de no obtener adjudicación a través de remate, había un compromiso de entregar derechos provisorios, lo que si bien abre nuevas perspectivas, no garantiza una solución pronta, ya que no hay fechas aún para el remate.



Frente a la situación, el director de la DGA, Rodrigo Weisner, explica que "dada la complejidad de acceder a fondos para participar en el remate, y considerando una situación de excepción y de interés general, se estudia la aplicación de una posible alternativa que permita solucionar el problema".



Sin derechos de agua



La complicación mayor es que en octubre de 2005, la DGA resolvió declarar como área de restricción el acuífero del Yali Alto, atendiendo a la petición realizada por las empresas Agrícola la Trinidad Limitada, Agrícola las Palmas de Santa Rosa Limitada, Agrícola Super Limitada-todas ligadas a Agrosuper- y Longovilo S.A.-de Entel Chile- en marzo de ese año.



El Yali Alto, es el que tiene mayor demanda de la zona entre los siete acuíferos identificados en la localidad de San Pedro, y al mismo tiempo presenta los mayores problemas de disponibilidad por la baja de los niveles estáticos de las norias.



En este sentido, el volumen sustentable de almacenamiento de aguas subterráneas en este acuífero es de 64 millones de m3 y a la fecha se han constituido en derechos de aprovechamiento permanentes 61,4 millones de m3. El saldo de 2,6 millones de m3, ya está comprometido con las solicitudes mencionadas que irán a remate, luego de que se resuelva un recurso de reconsideración pendiente presentado por una séptima empresa interesada.



Este escenario, ha significado que la municipalidad no ha podido obtener derechos de agua, y por ende ha sido imposible concretar un proyecto para instalar un sistema potable que, paradójicamente, ya fue aprobado por el Fondo Nacional de Desarrollo Regional en 2006, al que se le asignaron $ 228.247.000



El temor del municipio es que la solución siga sin concretarse, lo que podría significar que se solicite sacar la iniciativa de la carpeta de proyectos municipales y que se deba esperar a que haya nuevos fondos.



Por otra parte, al no tener derechos de agua, tampoco pueden utilizar el pozo construido por el propio municipio en 2001, que dispone de este recurso natural y que está instalado en el terreno de la Posta junto a la Escuela Municipal.



Entonces, la solución "parche" que han encontrado, es a través de la repartición de agua semanal por parte de la municipalidad entre las cerca de 150 familias afectadas, que deben almacenar en tambores o donde puedan lo que se les entrega. Pero esto alcanza sólo para lo básico, ni hablar de regar los huertos familiares, que ya no existen. A esto, se suma un gasto aproximado de $2 millones anuales, lo que no es menor para un municipio modesto, que dispone de un presupuesto de $ 900 millones al año.



Sin norias ni huertos



Hace 10 años, la situación era muy diferente. En esa época, si bien tampoco existía una red de agua potable, los pobladores se autoabastecían con norias propias y pozos, lo que les permitía tener huertos y jardines en sus casas, y por supuesto, beber agua sin problemas.



Pero, según los vecinos y el alcalde, conicidentemente con la instalación de la planta de Agrosuper a mediados de los noventa, poco a poco los niveles de agua fueron descendiendo y ya no bastaban 5 o 6 metros de profundidad para acceder al vital elemento, sino hasta 20 o 30 metros, lo que fue encareciendo cada vez más la extracción y finalmente ya ni a esos niveles fue posible obtener agua. Hace 5 años el problema se agravó y hace dos empezó una crisis: simplemente no hay agua disponible.



Para la presidenta del Comité del Agua de Santa Rosa, Flor Abarca, el problema es simplemente "injusto, nosotros que somos de acá , venirnos a quitar el agua porque todas las empresas que están acá uno ve que tienen pozos profundos, agua para regar plantaciones para lo que producen. En cambio nuestros pozos están secos. Antes, en todas las casas se hacían huertas porque las norias eran de 6 y 8 metros y tenían cualquier cantidad de agua. Y ahora ni siquiera tenemos agua para tomar. Se perdió lo de tener huerta, hacer jardines, las casas están secas".



Una visión similar tiene el presidente de la Junta de Vecinos, Carlos Poblete, que se pregunta "¿qué se puede hacer a lo poco y ná’ que uno puede lograr como persona sencilla que somos? No tenemos llegada a ninguna otra parte. Es una impotencia realmente grande porque uno no ve soluciones". Por el momento, sólo les cabe esperar.

Publicidad

Tendencias