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La lógica del cuoteo que hay tras la nominación de A. Pfeiffer para Suprema

Contrariando la sensibilidad de las agrupaciones de Derechos Humanos, la Presidenta nominó ayer a un magistrado que defiende las tesis jurídicas que invocan los militares procesados en dichas causas, incluyendo la aplicación de la Amnistía y en su momento la demencia de Pinochet. La razón: una vuelta de mano por el apoyo de la Alianza al nombramiento del ministro Haroldo Brito, cercano al Partido Socialista.


Aunque habían dudas entre algunos ministros de la Corte de Apelaciones de Santiago, finalmente La Moneda eligió ayer para llenar el cupo dejado por Enrique Tapia en el máximo tribunal al magistrado Alfredo Pfeiffer.



Riguroso y todo un duro al momento de otorgar las libertades provisionales en los procesos penales, Pfeiffer ha sido siempre cuestionado por las organizaciones de Derechos Humanos por su tendencia a favor de los militares en dichas causas.



Uno de estos es fue la tramitación por la muerte del dirigente del MIR Jécar Neghme a manos de la CNI en 1989, caso que sustanció durante once años y donde, pese a las pruebas contundentes que existían, nunca procesó a ninguno de los agentes. Pasaron varios años para que, una vez en manos del magistrado Hugo Dolmestch, ahora supremo, se lograra una condena de los responsables.



Una de las anécdotas que revela la personalidad de Pfeiffer se produjo en junio de 1996, en plena investigación por el crimen del senador de la UDI Jaime Guzmán. En esa oportunidad, el ministro decidió dejar el caso argumentando que había sentido "resentimiento" hacia los militantes del FPMR que participaron en esa operación de eliminación. Ese comentario le valió una sanción de la Corte Suprema.



Pfeiffer es hermano de Franz Pfeiffer, uno de los líderes del nazismo chileno, quien falleció en 1997. Por ello es que entre algunos ministros se comenta que es un revisionista del Holocausto Judío, aunque nunca se le ha conocido una opinión pública al respecto. Sin embargo, la familia de Pfeiffer también se ha dividido por sus opciones políticas. Otro de sus hermanos, Arturo Pfeiffer, fue exiliado en marzo de 1974 luego de que un grupo importante de militantes PS, partido al cual era cercano, se fuera del país. Nunca más regresó a Chile y vive actualmente en San José de Costa Rica junto a su familia.



"La peor designación"



Sus antecedentes en Derechos Humanos podrían llegar a causar algunos dolores de cabeza al gobierno si al interior de la bancada PS se imponen criterios como los de Alejandro Navarro o Jaime Naranjo.



Naranjo recordó lo cuestionado que ha sido el magistrado por su criterio a favor de la Ley de Amnistía en casos emblemáticos como la Caravana de la Muerte, así como también el apoyo que dio a la tesis de que Pinochet padecía una demencia que le impedía afrontar un juicio, votando en favor del fallecido dictador en todas las solicitudes de desafuero.



"Su postulación es una ofensa para todos aquellos que por años han luchado por hacer justicia y muy especialmente para las víctimas de las violaciones a los Derechos Humanos. Por lo cual lamento que mi gobierno haya aceptado que la derecha lo pauteara, ya que siempre promovió a Pfeiffer como su candidato. Esta nominación generará una grave tensión al interior de la Concertación ya que muchos senadores votaremos en contra de Pfeiffer", insistió el parlamentario.



Ayer el senador Navarro dejó claro que si bien Pfeiffer no era de su agrado, se votaría como bancada en el Senado, pero advirtió que el criterio político del "uno por otro" no es lo recomendable para la credibilidad de la ciudadanía con las instituciones del país.



La dirigente de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD) Mireya García (PS) también reaccionó a la nominación que hiciera la Presidenta Michelle Bachelet. "Me parece que es la peor designación a la que nos hemos enfrentado. Todos sabemos cuál es su criterio con los procesos de Derechos Humanos. Es una decisión y una señal extremadamente negativa que necesariamente va a influir en esos casos. Los familiares no compartimos esto porque es sencillamente escandaloso, ya que el nombramiento de los ministros se ha convertido en algo muy similar al sistema binominal", expresó.



Cambio tácito



En La Moneda aseguran que, luego de recibir la quina propuesta por la Suprema y de la conversación entre Bachelet y el ministro de Justicia, Carlos Maldonado, Pfeiffer era el hombre que cumplía con los requisitos y quien ahorraría un problema con la oposición para lograr los votos. "Es el nombre que hoy tiene la viabilidad política que el gobierno necesita en el Congreso. Esta ha sido una conversación de largo tiempo y estamos seguros que, a pesar de la resistencia que podría generar su nombre en parte del oficialismo, tendremos el apoyo del Senado", señalan. Por eso que Maldonado apareció dando un apoyo inédito a un ministro objetado por los organismos de Derechos Humanos, señalando que el Ejecutivo había optado por un juez "de calidad".



Según un senador de RN, Pfeiffer es el hombre que ellos están dispuestos a votar y que las "resistencias" que ya comenzaron a aparecer están dentro del cuadro político que se había conversado con el ministro Maldonado en las negociaciones. De acuerdo a esta lógica, Pfeiffer es la vuelta de mano a la derecha por el nombramiento del ministro Haroldo Brito, cercano al Partido Socialista (PS).



Luego de su nominación por Bachelet, Pfeiffer deberá concurrir a la Comisión de Justicia de la Cámara Alta. Antecedentes de rechazo existen, tal como ocurrió en su oportunidad con el ministro Milton Juica, ahora "Supremo" y seguro presidente del máximo tribunal cuando Urbano Marín termine su período. Fuentes de Justicia, sin embargo, apuntan a que el gobierno cumplió con el acuerdo tácito con la Alianza, pero asumen que en el proceso Pfeiffer podría quemarse, debiendo La Moneda elegir otro nombre cercano a la derecha, pero con menos cuestionamientos.

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