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Transantiago sortea primer paradero en la Cámara

Aunque el proyecto del gobierno logró avanzar, más por una situación fortuita que por convicción, tanto el oficialismo como la derecha se sienten ganadores. Los primeros porque tuvieron una mayoría ajustada que les permite continuar con la tramitación; y los segundos, porque pese a haber rechazado la iniciativa, estiman que salvaron el tener que cargar con la responsabilidad política que habría significado, a ojos de la ciudadanía, una eventual alza de las tarifas de la locomoción.


Contrario a las predicciones que se hacían antes de la votación del proyecto del gobierno que crea un subsidio permanente para el transporte público nacional, el oficialismo logró pasar con estrechez, pero con éxito, el primer gran escollo para la iniciativa en la Cámara de Diputados. Tras el duro episodio, la derecha tiene la convicción de que el Senado revertirá la decisión de la Corporación, pese a que no se descarta que La Moneda salga a buscar los votos «billetera en mano» como, aseguran, sucedió ayer.



Aunque en la Alianza, como era de esperar en estas circunstancias, no quedaron conformes con lo sucedido, tampoco ven con especial preocupación el resultado. Una de las lecturas que se hace en el sector es que a ojos del electorado la iniciativa se aprobó y que no hará diferencias entre quienes lo votaron a favor y quienes lo hicieron en contra, por lo que no habrá, en esta fase, costos políticos que se le atribuyan particularmente a la derecha. A pesar «de la fuerte campaña del gobierno para achacarnos la responsabilidad en el caso de que el proyecto fuera rechazado», apunta un legislador.



Por otra parte, en la oposición estiman que en el supuesto de que el proyecto sea aprobado en el Senado y se concrete la baja en el costo de los pasajes, la ciudadanía «no lo va a notar, porque al mismo tiempo van a subir los costos de la electricidad y el gas». En este escenario, «en dos meses la gente se va a dar cuenta de que el proyecto no fue un aporte a su vida cotidiana».



Cuando esto ocurra, dicen en la derecha, «nosotros vamos a poder decir, con toda la moral del mundo, que no fuimos parte de este engaño», sobre todo porque en el sector tienen la convicción que lejos de mejorar, el sistema de transportes ha empeorado y seguirá «de mal en peor». Será ahí donde la Alianza retomará con mayor fuerza las críticas, mismas que estarán vigentes en plena campaña municipal.



Trifulca pasa al Senado



Para Renovación Nacional la situación que ha generado el Transantiago es un poco más compleja que para la UDI, políticamente hablando. La insistencia con que la tienda promueve el mejoramiento del sistema se debe a que no quieren que este problema le sea traspasado al siguiente gobierno. Ello, bajo la convicción de que Sebastián Piñera llegará a La Moneda el 2009.



Pese a ello no ven que haya espacio para que la iniciativa sea aprobada en el Senado e incluso especulan que «lo más probable es que el proyecto llegue a Comisión Mixta». En esta instancia es donde estiman que el gobierno podría abrirse a escuchar las propuestas de la oposición, entre las que destacan terminar con los ingresos garantizados para los operadores, crear un sistema eficaz de control de la evasión, transparentar los costos de los operadores y una calendarización precisa de la inversión que se hará en infraestructura.

En la misma línea se manifestaron los diputados colorines escindidos de la DC. Aunque ellos votaron con la derecha, la ausencia -por enfermedad- del diputado Eduardo Díaz, le dio la ventaja al gobierno. Una fuente del sector asegura que en la Cámara Alta el senador Adolfo Zaldívar refrendará la postura de este grupo en la Cámara de Diputados. Pese a que no descartan que «si en la Cámara le dieron 1.200 millones de pesos a (Gabriel) Ascencio, en el Senado la licitación se abrirá en 2.400 millones seguramente», ironiza un diputado independiente.



El mismo legislador del sector explica que la votación de ayer se debió a que el gobierno no se abrió a aceptar las condiciones que «desde el primer momento pusimos para dar nuestro voto favorable y tenemos la seguridad de que no cambiará de posición en el Senado».

Las condiciones son básicamente dos, las que les parecen indispensables para que «no se sigan dilapidando los recursos de todos los chilenos y para que se entregue un servicio de calidad»: que se restablezcan las mallas de recorridos originales y que se persigan las responsabilidades financieras de las empresas dueñas del Transantiago, por «incumplimiento del contrato con el Estado de Chile».



Este es el escenario en que el proyecto llegará al Senado, donde el gobierno le mantendrá la urgencia.


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