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Las desinteligencias de Espina y Pérez Yoma

Que el gobierno decidiera cerrar esta polémica destituyendo al director de la Agencia Nacional de Inteligencia sería, según los cálculos de la derecha, el triunfo total del piñerismo, lo que indica que Villalobos tiene su permanencia asegurada a la cabeza del cuestionado organismo. Mientras tanto, el gallito entre el senador Alberto Espina y el ministro del Interior parece haber escalado hacia una disputa personal, que sólo el largo feriado que comienza hoy puede hacer olvidar.



La escalada de declaraciones entre el gobierno y la derecha, a raíz de los eventuales nexos entre las FARC y grupos chilenos de extrema izquierda, no sólo va en ascenso, sino que además se convirtió en una guerrilla personal entre el ministro el Interior, Edmundo Pérez Yoma, y el senador Alberto Espina (RN). En medio de los dimes y diretes entre ambos, el abanderado presidencial Sebastián Piñera optó por asumir un rol en la disputa con La Moneda dado que el análisis que hacen en Antonio Varas es que tienen la ventaja frente a la opinión pública. Lo interesante del conflicto es que en el gobierno también sacan cuentas alegres.



Si bien en Renovación y en el entorno de Espina admiten que «nunca se tienen triunfos absolutos», dicen estar tranquilos porque «la gente percibe que el gobierno lo ha hecho mal en esta materia» en particular y en el ámbito de la seguridad ciudadana en general. Lo que, sin duda, esperan repercuta en que La Moneda termine destituyendo al director de la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI), Gustavo Villalobos, «por el mal manejo que ha hecho de esta situación».



Por lo pronto, la bancada de RN instó ayer a la Presidenta Bachelet a que pida la renuncia al alto funcionario, por su negativa actitud» al no entregar a los organismos correspondientes «antecedentes relevantes respecto de las vinculaciones del grupo terrorista FARC en Chile».



Ello luego que las declaraciones de Pérez Yoma sacaran roncha en la tienda al sostener que los senadores Espina y Andrés Allamand y el propio Piñera, fueron víctimas de una operación de inteligencia. Esto molestó en RN y a los propios afectados, porque según sostienen en el piñerismo el gobierno pretendió dejar al grupo como «monigotes». Así, para no ser menos, Espina retrucó acusando al gobierno, en la figura del ministro del Interior, de «negligencia inexcusable» en materia de seguridad ciudadana e inteligencia y precisó que «no he sido víctima de ninguna operación de inteligencia».



Paralelamente, el empresario sostenía que el gobierno sufre de «un grave problema de desinteligencia» y acusó directamente a Pérez Yoma de estar «comprometido en una campaña irresponsable de desinformación». El titular de Interior volvió sobre la marcha, asegurando que Piñera debe aclarar, cuanto antes, cuál es la información que posee, porque de la que entregó Colombia, recalcó, no se desprende que existan vínculos entre las FARC y grupos violentistas mapuches.



A esta avalancha de declaraciones se sumaron las del presidente colombiano, Álvaro Uribe, quien dio por cerrado el impasse señalando que «nuestro gobierno reconoce el apoyo que hemos recibido del gobierno de Chile en nuestra lucha contra el terrorismo». Lejos de contribuir a terminar con este capítulo, sus dichos sólo se convirtieron en un nuevo elemento que uno y otros prefieren tomar a su favor.



Por un lado en RN, en particular, y en la derecha en general, sostienen que las palabras del mandatario colombiano sólo se sostienen en el contexto de que lo que se está buscando es no generar un conflicto internacional, mientras que a su juicio el gobierno chileno no dudó en provocar al menos un impasse con Colombia.



Letelier a la caza de Piñera



En medio del debate, el jefe de la bancada del PS, Juan Pablo Letelier acusó a Piñera de ser «copartícipe, colaborador o coayudante a operaciones de servicios de inteligencia de otra nación, lo cual es tremendamente grave», ante lo cual corresponde -recalcó- que dé cuenta al país, porque «él y dos senadores de la República no solamente se han salido de los marcos de la ley, no solamente del texto escrito, expreso del cual ellos fueron incluso personas que votaron esta ley, sino que han pasado más allá de la ley, inmiscuyéndose en operaciones de inteligencia de otros Estados».



En este escenario, los instó a especificar quiénes son los agentes de inteligencia con los cuales tuvieron contacto para obtener la información que ahora se discute, porque «es muy grave que Sebastián Piñera esté interactuando con organismos de inteligencia de otra nación», dijo. Ante lo sucedido manifestó su interés de que el fiscal nacional cite a declarar al empresario, Espina y Allamand, «para que den cuenta de su colaboración, conciente o inconcientemente, con intereses de otro Estado en contra de intereses del Estado chileno».



Y mientras tanto, la UDI mantiene un discreto silencio aunque aseguran estar en concordancia con lo que están haciendo sus socios. Los más optimistas estiman que todas las partes en conflicto están tratando de sacarle partido político a la situación y que este largo fin de semana de Fiestas Patrias será el que dé por terminado el bochornoso capítulo. Si en el oficialismo estiman que tienen a Espina «acorralado», en RN dan por sentado que su actuación está fuera de dudas ante la opinión pública y que el gobierno no hubiera actuado como lo ha hecho si realmente creyera que puede ganarle esta mano a la derecha.



A tal nivel el piñerismo cree que está en lo cierto que aseguran que «el punto de inflexión» de La Moneda, cuando perdió la partida, fue cuando decidió sacar al funcionario que supuestamente tenía nexos con las FARC, «aunque no se sabe aún si es culpable o no y eso es lo que hay que investigar», dicen. Por otra parte, estiman que si el vocero comenzó mal, Pérez Yoma «no lo ha hecho mucho mejor», y que la reacción que está mostrando públicamente deja en mal pie a La Moneda.

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