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El bacheletismo-aliancista con acciones a la baja

Aunque el ex alcalde sigue contando con la simpatía gremialista, en este nuevo periodo está bajo la lupa de las cúpulas del partido que esperan que no vuelva a caer en la tentación de tomar el camino propio. Y aunque reconocen que su estrategia comenzó a irse a pique junto con el paulatino aumento del desprestigio del gobierno, creen que sumando y restando el ex abanderado también consideró su creciente falta de credibilidad para volver a la estructura partidaria.


El aumento del "desprestigio" de la administración de Michelle Bachelet ha sido un factor crucial para que Joaquín Lavín haya optado por sumergir la faceta del polémico bacheletismo-aliancista, que tantos conflictos le acarreó con la UDI. Y, en cambio, decidió volcar sus energías a trabajar en la estructura formal del partido, mientras decide qué camino tomar: si el de una senaduría o prepararse para ocupar un ministerio en un eventual gobierno de Sebastián Piñera.



Ese es el análisis que se hace en la tienda, luego que de a poco pero con paso seguro, Lavín se convirtió en el "rostro" del partido, no sólo para la campaña municipal, sino también en materia de políticas públicas en el ámbito de la pobreza. De allí que sus críticas a la actuación de Mideplan en esta área no haya sido casual. Ese fue sólo el primer paso para que el ex alcalde de Santiago pudiera entrar de plano a un tópico que le es propio y al cual siempre le ha sabido sacar partido.



Para un sector del gremialismo, Lavín está en proceso de reencontrarse con su partido. Está "reconstruyendo" los lazos internos que terminaron de romperse, cuando el ex abanderado de la UDI respaldó a su yerno Isaac Givovich en las acusaciones de corrupción en municipios de la tienda, lo que provocó una inusitada avalancha de investigaciones e informes de la Contraloría en contra de varios alcaldes de la derecha.



Para retomar sus antiguos lazos, dicen en la UDI, Lavín cuenta con aliado indiscutible en el nuevo presidente del partido, Juan Antonio Coloma, con quien siempre ha mantenido "una muy buena y muy cercana relación".



Los análisis más drásticos acerca de la nueva postura de Lavín apuntan al hecho de que "se dio cuenta del fracaso de su estrategia" y en adelante se va a manejar con mayor cautela, cuando pretenda salirse de la línea partidiria.



Aunque admiten que el ex candidato presidencial siempre tendrá una mayor libertad para moverse políticamente, a diferencia del resto de los militantes. De hecho, no descartan que en más de alguna oportunidad se sienta tentado a retomar el camino propio, pero sienten que ahora lo va a pensar dos veces antes de despertar la ira del gremialismo.



Ello, porque en un sector de la UDI aseguran que en este período no hay piso para que Lavín se de el lujo de dar señales confusas hacia el electorado de la derecha. Justamente porque es aquí donde peor le fue con su estrategia del bacheletismo-aliancista, dicen. Ya que si bien esta postura le atrajo el favor de los votantes de la Concertación, desde la Alianza surgieron las críticas más fuertes.



Mientras tanto la directiva está contenta con el trabajo que el ex alcalde está retomando y aunque aseguran que no se le pidió un compromiso formal de que no volverá a las prácticas que ponen nerviosos a algunos dirigentes, sostienen que desde el momento que se integró al trabajo de la UDI en la estructura oficial "se entiende" que no habrán nuevos arrebatos.



Por otra parte, en un sector del partido estiman que mientras Lavín siga en la disyuntiva de optar a un escaño senatorial o guardarse para un eventual gobierno de Piñera tiene, necesariamente, que ser cauto. Ello, porque en este periodo en que busca recuperar la credibilidad perdida en su sector y generar confianza en su electorado real, porque finalmente -especulan- quienes lo alaban en la Concertación no van a votar por él en una contienda senatorial.



La otra opción, decidir guardarse para acompañar a Piñera en su eventual gobierno, tampoco es fácil. Porque tal como algunos lo ven en la UDI, el empresario y Lavín son "muy diferentes políticamente hablando" y aunque desde un ministerio su imagen sería más visible que desde el Senado, estaría más "amarrado" a tener que responder a las posturas, no siempre coincidentes, del inversionista. Como senador, en cambio, tendría menos visibilidad, pero más libertad. Y lo más importante, agrega un parlamentario, es que no es para nada seguro que Piñera llegue a la Presidencia de la República.



Pero todavía queda un pequeño grupo de incondicionales que estima que el bacheletismo-aliancista "sigue vigente", porque aunque reconocen que la derecha en general siempre se opuso a él, "está claro que la gente no quiere más peleas y sólo espera que el gobierno y la oposición trabajen para solucionar los graves problemas que afectan al país. Y en eso Joaquín fue visionario". Aunque también reconocen que si ahora está en tela de juicio esta postura de Lavín, eso se debe al desprestigio que ha ido acumulando el gobierno de Bachelet.

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