Desde que comenzó su trabajo social en 1996, la Fundación Puente ha logrado que 120 jóvenes de escasos recursos puedan terminar sus estudios superiores. Los resultados son esperanzadores: hoy son profesionales que han cumplido su sueño.
Con una fuerte convicción de que la educación superior es un derecho para todos los jóvenes, sin importar su situación económica y familiar, la Fundación Puente ha ayudado durante los últimos cinco años, a estudiantes de escasos recursos a que terminen sus estudios superiores.
Para continuar con este proyecto, y convencida de que la educación de calidad es la única manera de derrotar el círculo de la pobreza, Fundación Puente realizará el 13 de octubre, una «Cena Solidaria» en el Hotel Sheraton.
Para el sacerdote Andrés Moro, fundador y capellán de Fundación Puente, «la oportunidad que nos presenta el actual escenario de muchos jóvenes, nos desafía a seguir apoyando a nuestros estudiantes. Desde 1996 que venimos trabajando por su bienestar educativo y para que ellos puedan salir adelante dejando atrás las carencias que traen de su entorno económico, social y familiar».
Pero el desafío de la Fundación Puente es aún mayor. «Nosotros como fundación tenemos un solo objetivo, que es seguir ayudando a nuestros becados para alcanzar su meta, potenciando sus sueños para que de esta forma puedan ser profesionales y, de una vez por todas, logren romper el círculo de la pobreza», señaló el padre Andrés Moro.
Un claro ejemplo del trabajo que lleva realizando la Fundación Puente, se ve reflejado en Sandra Saavedra, quien estudia pedagogía general Básica en la Universidad Católica Cardenal Raúl Silva Henríquez. «Puente me ha abierto muchas oportunidades. Gracias a la beca, he podido cubrir gastos en pasajes, además de útiles y libros, que son herramientas fundamentales para cualquier estudiante. Además, me alcanza para distribuir el aporte restante en la compra de remedios para mi madre que sufre depresión».
Por su parte, Aída Alarcón, quien estudió Obstetricia en la Universidad de Chile y actualmente trabaja en el consultorio Ignacio Domeyko de Santiago, comenta. «Estoy muy agradecida de la Fundación Puente. Yo no tenía una muy mala relación con mi madre y me tuve que ir a vivir sola durante todo mi período universitario. Pero siempre me sentí apoyada por la fundación y gracias a ellos, pude seguir mi vocación y convertirme en una mujer profesional», señaló Aída.
Finalmente, Camila Zapata, una de las actuales becadas que está viviendo su sueño de estudiar una carrera, señaló que «entré a Fisioterapia en el Duoc y estoy muy ilusionada con lo que puedo llegar a hacer una vez titulada. En ese sentido, pretendo devolver la mano a otros estudiantes que se encontraban en la misma situación que yo, además de seguir colaborando con la Fundación Puente y la Teletón».