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El día negro de la Cancillería

Aunque el Ministerio de Relaciones Exteriores intentó mantener en reserva una investigación por un fraude interno que podría alcanzar la suma de US$ 100 mil, la publicación hecha ayer por El Mostrador.cl del criptograma reservado donde se da cuenta de los hechos, implicó que el Canciller Alejandro Foxley entregara públicamente las explicaciones del caso.


Impacto causó ayer en la Cancillería la revelación de El Mostrador.cl sobre la investigación que se realiza en la embajada de Chile en Perú, por el fraude que podría llegar a los US$ 100 mil, descubierto por el saliente embajador Cristián Barros.

Y es que el criptograma reservado donde se daba cuenta de los hechos y publicado por este diario era indesmentible, por lo que el ministro de Relaciones Exteriores, Alejandro Foxley, debió confirmar públicamente las anomalías que se le imputan al encargado de finanzas de esa repartición, Ricardo Harboe Gaete.
La falta de dinero quedó al descubierto con la falsificación de documentos que generó sorpresa en la legación, ya que Harboe trabajaba en ella desde 1994, sin que nadie sospechara de él, ya que siempre fue un “funcionario estrella”, se explicó en la Cancillería.

Foxley declaró ayer en La Moneda que se no tolerará ningún acto de corrupción y que se aplicará todo el rigor que la ley entrega, enviando los antecedentes al Ministerio Público para que persiga las responsabilidades penales de él o los involucrados, si el sumario lo amerita.

Pero la denuncia de Barros, enviada en un documento a la Cancillería el pasado 9 de octubre, se hizo ad portas de que llegara el nuevo representante nacional a Lima, Fabio Vío, ya que debía “entregar” la repartición con las cuentas al día. En el Minrel se estimó que Barros hizo un guiño negativo a su sucesor, dejándole menudo problema que solucionar.
Foxley, sin embargo, aclaró que será Barros quien termine la investigación para evitar que Vío cargue una mochila que no le corresponde para que la embajada quede saneada. Versiones del Minrel indican que Harboe habría admitido su responsabilidad ante Barros, explicando que tenía serios problemas económicos, lo que en todo caso revela una seria falta de los mecanismos de control interno.

Las mismas fuentes indicaron que es probable que salgan “otras personas al baile”, ya que no es verosímil, al menos hasta ahora, que Harboe hubiese actuado sin ninguna medida de control. Si bien es cierto que Barros como embajador no puede saber todo lo que sucede en su repartición, lo cierto es que fue comentario obligado ayer en el Minrel, de que se “va manchado” a Italia, su nueva destinación.

Vío, apenas asuma, deberá lidiar con el comidillo diplomático, ya que hechos afectan el “rapport” que mantienen los funcionarios del servicio exterior chileno con representantes de otros países. La embajada chilena en Perú es una de las más sensibles. No sólo por su ubicación geográfica y la historia bélica que hay entre ambas naciones, sino porque nuestro país es el principal socio comercial de los vecinos con 6.500 millones de dólares de intercambio, y se estima que esta cifra a fines del 2009 ascenderá a 6.850 millones, con la ejecución de diferentes proyectos.

 

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