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La enmascarada disidencia de Kast que complica a Coloma

Si el timonel gremialista pensó que había pasado lo peor cuando logró alinear al sector del diputado disidente tras la candidatura presidencial de Sebastián Piñera, estaba equivocado. La influencia, o falta de ella, de la tienda de calle Suecia en la campaña del empresario, comenzó a abrir flancos internos que han tomado por sorpresa al senador. Los próximos meses serán cruciales para la conducción de Juan Antonio Coloma, cruzada por una elección parlamentaria en la que su partido es el que más arriesga.


Con casi 10 meses de gestión, a Juan Antonio Coloma se le vino la primera crisis realmente importante al interior del partido. Que haya explotado desde la bancada de diputados y que el foco sea la plantilla parlamentaria no es para nada una casualidad. Este verdadero arrebato revela algo que en la propia UDI se han negado a admitir durante todo este periodo: que el timonel enfrenta una solapada disidencia que no dudará ni un segundo en pasarle la factura ante el más mínimo error en la conducción, pero también en la forma como la tienda de calle Suecia se relacione con el abanderado de la derecha, Sebastián Piñera.

José Antonio Kast es sindicado como el articulador de la movida que, para terminar de colorear el cuadro, cogió al timonel gremialista absolutamente por sorpresa. Esta primera escaramuza fue sólo una señal, clara por lo demás, de que Coloma nunca ha tenido un cheque en blanco y que lo que en su momento valoró como triunfos -la elección en que llegó a la presidencia de la UDI y el respaldo del partido a Piñera- tienen un alto costo. Factura que Kast y su comparsa están dispuestos a cobrar en la primera ocasión que se les presente.

La molestia de la bancada ante el hecho de que, según perciben, la plantilla gremialista está resultado perjudicada al enfrentar una competencia «hostil» de parte de sus aliados, fue sólo un apronte. Una muestra de lo que podría llegar a suceder si la UDI, léase Coloma, no se pone firme para cobrarle a Piñera lo que el respaldo gremialista vale. Por primera vez en calle Suecia viven en carne y hueso lo que es ser tratado como el pariente pobre de la alianza opositora y no les gusta nada. Y si las estructuras del partido lo soportan pensando en un objetivo mayor, quienes se sumaron a regañadientes a esta postura no están disponibles para tanto atropello.

Sin ir más lejos un amplio sector de la UDI no ve nada bien la creación de la «Coalición por el Cambio» que suma a la campaña presidencial del empresario a ChilePrimero. «Ampliar la Alianza puede ser bueno, pero para quién», se pregunta un parlamentario, que como muchos otros no está disponible para costear con cupos gremialistas el eventual triunfo presidencial de Piñera. Otro más tajante asegura que será el primero en oponerse a la alianza con el partido de Fernando Flores si eso significa que la tienda de Coloma pierda el poder que hasta ahora ha ostentado al interior del conglomerado.

Y tal como se está dando la campaña presidencial hasta ahora, le da la razón a quienes tenían reservas de entregarle el respaldo al dueño de Chilevisión en diciembre, porque estiman que la UDI está llevando las de perder. Por lo pronto, ya se sabe que ChilePrimero pidió cuatro distritos y una «importante» circunscripción -para el ex PPD Jorge Schaulsohn- a cambio del respaldo a la candidatura de derecha. Uno de esos distritos es Calama, donde la UDI lleva a la reelección a Felipe Ward Edwards, uno de los diputados más cercanos a Kast. El argumento que dan en RN es que con un buen aspirante de CH1 «se evita un doblaje».

El temor a la competencia

Los otros principales afectados por la competencia son también importantes figuras del equipo de Kast.  El presidente de la Cámara Baja, Rodrigo Álvarez, quien después de años de intentarlo por fin logró venirse a un distrito de la Región Metropolitana, Providencia, y RN estaría pensando enfrentarlo con uno de sus rostros más conocidos, el fiscalizador Nicolás Monckeberg, quien según encuestas que han trascendido le ganaría por lejos al gremialista. En una situación similar se encuentra el diputado Marcelo Forni, quien enfrenta a Lily Pérez en la Quinta Región Cordillera. Paradojalmente estos dos diputados estuvieron entre los primeros dispuestos a apoyar a Piñera en la UDI y en su entorno se quejan amargamente de que «ni por eso Piñera tiene consideración con ellos».

Este escenario le da la razón a Kast, pero además podría sacar del Congreso a sus únicas cartas fuertes, puesto que los demás candidatos que ha logrado incluir en la plantilla constituyen una apuesta bastante insegura. Si bien cumplen con el perfil de figuras jóvenes que podrían darle continuidad al proyecto de Jaime Guzmán, cosa que la UDI ha perdido en el vertiginoso camino de convertirse en el partido más grande de Chile, primero; y luego por la necesidad de llegar a La Moneda de la mano de Piñera.

El contrasentido es que el kasismo planteaba, hasta hace algún tiempo, la competencia total como necesaria para el crecimiento de la UDI y de la Alianza por añadidura. Pero el temor a quedar fuera del círculo del poder del Congreso ha moderado su discurso. Y es ahí cuando cobran sentido las palabras del historiador Gonzalo Rojas, cuando en una reciente entrevista concedida a Cosas advierte que «sería una mala señal buscar candidatos que necesiten protección. Más si esos candidatos se presentan como que vienen a renovar las prácticas políticas en Chile, pero no son capaces de lograr que su coalición sea transparente».

La »muñeca» de Kast

No son pocos en la UDI los que advierten en este cambio de postura la necesidad de Kast de comenzar a consolidar un proyecto de más largo plazo. Cuando en julio pasado perdió en las internas frente a Coloma, el entorno del diputado no ocultaba que esa contienda había servido para medir fuerzas con miras a un objetivo posterior que tiene varias etapas. Si bien el legislador vencido se negó a proclamar abiertamente su disidencia a la nueva directiva, lo cierto es que desde un principio comenzó a tejer una estrategia a través de la cual su sector tomó posiciones claves en el partido que le dieron, entre otras cosas, influencia en la toma de decisiones para nominar candidatos. Misma que le permitió contener al timonel. Y esto quedó en evidencia en la reunión del miércoles en que la bancada citó a Coloma para pedirle explicaciones, pese a los tibios aplausos con que concluyó la reunión.

Que José Antonio Kast tiene aspiraciones presidenciales no es un misterio para nadie en la UDI. No por nada en su entorno lo bautizaron como el «Obama chileno». De hecho, el enfrentarse a Coloma le permitió pasar de ser un diputado más a ser reconocido por círculo mucho más amplio que su propio partido. La fuerza que le da el 36,4 por ciento obtenido en la pugna por la presidencia de la tienda con el actual timonel le reportó buenos dividendos. Entre los cuales figura la nada despreciable idea de volver a postular a encabezar el partido al término del actual periodo, como un peldaño para posicionarse como candidato presidencial.

Sobre todo considerando que si Piñera es derrotado en diciembre, todos los que aseguraron que se retirarían de la política si la Alianza pierde una vez más, tendrán que cumplir su palabra. Toda una generación que tendría que darle paso a la encabezada por Kast. Y ni hablar de la debacle interna que se produciría si el gremialismo pierde su supremacía parlamentaria. Sólo así se entiende el hecho de que pese a que muchos kasistas que apoyaron a Piñera no estén trabajando en la primera fila de la campaña presidencial, salvo la diputada Marcela Cubillos.

 

 

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