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La derecha se salva de salir al pizarrón

Claudia Rivas Arenas
Por : Claudia Rivas Arenas Periodista de El Mostrador @crivasa
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Ya sea intervención electoral, como la interpreta la Alianza, o falta de tiempo para la tramitación responsable de las iniciativas, lo cierto es que el Ejecutivo optó por esquivar el compromiso adquirido por la actual administración con los trabajadores. Y es que pese a las declaraciones de Viera-Gallo, la oposición no pasará por el karma de sostener sus convicciones libremercadistas arriesgando su opción presidencial.


«Se está cometiendo un error desde el punto de vista político, pero también desde el punto de vista de los compromisos, que son para cumplirse», fue la lapidaria frase del ex ministro del Trabajo, Osvaldo Andrade, uno de los principales promotores de la necesidad de profundizar las reformas laborales para mejorar el clima en la relación entre empresarios y trabajadores. Él tenía la esperanza de que Michelle Bachelet cumpliera una de sus más esperadas ofertas con el mundo del trabajo, pero todo indica que no será así y que, por el contrario, optará por pasarle la posta a Eduardo Frei, si es que éste logra imponerse en la presidencial.

Pero lejos de sorprenderse, el abanderado de la Concertación parece estar dispuesto a asumir el desafío, no por nada su programa contempla la generación de un nuevo Código Laboral, algo a lo que en Océanos Azules han estado abocados hace rato.

La postura asumida por Andrade no es aislada en el socialismo ni mucho menos. Mientras Jaime Naranjo clama al cielo, porque sólo un proyecto de ley obligaría a la derecha a salir al pizarrón, el diputado Marcelo Díaz no descarta que apelando a su autonomía la bancada impulse algunas iniciativas laborales. Todo, cuando las voces más exaltadas de la oposición acusan intervención electoral y en el sector aún no se olvidan los efectos de la reforma que el propio Frei envió al Congreso entre la primera y segunda vuelta de las presidenciales del ’99. Algunos veían venir una réplica de ese escenario, cuyos resultados son por todos conocidos.

Aunque Andrade coincide con José Antonio Viera-Gallo en orden a que Frei es el único candidato a La Moneda que ha explicitado su interés de generar un nuevo Código del Trabajo, no entiende «por qué los trabajadores tienen que seguir esperando», esta vez, a que el abanderado oficialista triunfe para ver concretadas antiguas aspiraciones. De hecho, el ex ministro y actual candidato a diputado por Puente Alto, recuerda que Augusto Pinochet patentó la frase «hay que cuidar a los ricos» y que ahora la derecha acomodó a la de «hay que cuidar a los que dan empleo» y mientras tanto «los trabajadores siguen esperando».

Siempre listo

En el comando de Frei analizan el tema con calma. De hecho, se abordó en la reunión del Comité Ejecutivo del lunes en la tarde, donde «no fue considerado como un tema político relevante». Pese a ello, reconocen que estaban preparados para enfrentar un escenario como éste, por lo que «siendo realistas teníamos que tener una apuesta en ese sentido», misma que se entronca con la propuesta del abanderado de promover un nuevo Código Laboral. Para ello el senador DC ha estado extendiendo puentes hacia la CUT, tarea en la que ha colaborado ampliamente Andrade.

En la cita, en general se «compartieron los puntos de vista del Ejecutivo y se respeta su facultad privativa» para tomar la decisión de mandar o no las propuestas sobre materia laboral al Congreso. Sobre todo, porque independientemente de lo que haga la actual administración, el programa de Frei «contempla la reforma al Código del Trabajo que incorpora los derechos de los trabajadores».

Por lo pronto, uno de los coordinadores de Océanos Azules, Pablo Ruiz-Tagle, recuerda que pese al corto tiempo que resta de gobierno, «si uno toma en cuenta el sistema de urgencia o suma urgencia se podrían adoptar» las medidas laborales. Pero que «si el gobierno decide no hacerlo, entonces está el compromiso de Eduardo Frei en orden a crear un nuevo Código Laboral». También está conciente de que la actual administración tenía compromisos adoptados con los dirigentes de los trabajadores, pero insiste en que «si no se cumplen habrá que tomar las medidas del caso para que se asuman en el gobierno de Frei». Pero aclara que no ven esta posibilidad como una carga para el actual candidato oficialista.

Respecto de las urgencias coincide con él el vocero de la candidatura de Marco Enríquez-Ominami, Álvaro Escobar. Este último, sin embargo, fustiga en duros términos al ministro Viera-Gallo y de paso a Eduardo Frei, planteando que «si cambia de opinión y se pone del lado de los trabajadores, le recuerdo que siempre puede ponerle urgencia a la reforma constitucional que consagra la sindicalización automática y libre renuncia», presentada hace más de dos años en el Congreso.

Semilla de intervención

En sintonía con la derecha, Escobar también deja entrever un atisbo de intervención electoral en la postura asumida por el gobierno: «Si el ministro quiere llamar a votar por alguien, que lo haga a favor de los parlamentarios que hemos legislado por fortalecer la sindicalización y la negociación colectiva. No presumo falta de rigor por parte del ministro. Al contrario, lo comprendo y compadezco, puesto que debe ser muy difícil encontrar una mejor explicación para justificar el desempeño del senador DC en materia de reformas laborales. No hay qué mostrar», sentenció el vocero de Marco Enríquez-Ominami.

En el comando del senador no se hacen cargo de las críticas que apuntan a intervención electoral. Ni de las que vienen de la derecha ni de las que surgieron desde el equipo del diputado ex PS. Muy por el contrario, una fuente del equipo de Frei sostiene que sería «complicado plantearse las reformas laborales como un caballito de Troya», aludiendo a la posibilidad de utilizar este tema con fines electorales. Sobre todo porque los derechos de los trabajadores «son importantes en sí mismos y no es un tema que pueda reducirse a un aspecto electoral». Ello, pese a estar concientes de que la derecha lo interpreta de esa forma.

Claro está que cuando Viera-Gallo señaló que «no hay ninguna posibilidad, en las siete u ocho semanas que nos quedan, de aprobar leyes tan trascendentes como esa», se abrió un debate que va a cruzar el actual proceso electoral, pero también pone en tela de juicio las «prioridades» de la Concertación, como advierte el propio Andrade, quien sostiene que esta postura «no da cuenta de cuál es la prioridad del gobierno de la Concertación y su prioridad son los trabajadores». Tal vez esta prioridad se atravesó con las de Hacienda. Basta con recordar que durante la gestión de Andrade, el entonces titular de Trabajo mantuvo un gallito permanente con su par Andrés Velasco en estas materias.

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