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El diseño de los coroneles para tomarse la campaña de Piñera

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Entre más se acerca el 13 de diciembre más preocupa a los máximos líderes gremialistas que el comando presidencial continúe hacia el ballotage con las mismas debilidades que, cada cierto tiempo, quedan en evidencia. Aunque las encuestas le dan una cómoda ventaja al aspirante de la derecha, en la tienda de calle Suecia mantienen la convicción de que eso se debe a la mala performance de Eduardo Frei y que para llegar a La Moneda es necesario cambiar la forma como se ha hecho campaña hasta ahora.


En estos días en que todos los comandos se reorganizan para enfrentar la última etapa de la campaña, en la que el explosivo crecimiento de la candidatura de Marco Enríquez-Ominami ha inyectado una importante cuota de incertidumbre con miras al ballotage, la UDI parece haber sido el único partido que no fue tomado por sorpresa. Desde Pablo Longueira para abajo hace meses vienen advirtiendo acerca del potencial del díscolo diputado, por lo que las últimas encuestas que lo dan en empate técnico con Eduardo Frei no hacen más que rubricar el análisis del gremialismo. Es en este contexto en que hace algún tiempo los «coroneles» vienen fraguando la fórmula de tomarse la campaña presidencial, de la que han sido críticos internamente, aún cuando públicamente han intentado moderar las quejas de sus partidarios, lo que ha significado no pocos costos, particularmente para su timonel Juan Antonio Coloma.

A pesar que los estudios de opinión son favorables para Sebastián Piñera, al punto que el coordinador de la campaña, Rodrigo Hinzpeter, tomó el resultado de la última CERC como una señal de que «hemos hecho bien el trabajo», en la tienda de calle Suecia todavía tienen la convicción de que los buenos resultados se deben más bien al mal trabajo realizado por su principal contraparte: el comando de Frei. Y sea el senador o el diputado el adversario del empresario en la segunda vuelta, para la UDI no cabe duda que la campaña tiene que dar un giro, más necesario aún si como temen en la tienda es Enríquez-Ominami quien pasa para la definición de enero.

Hasta ahora el gremialismo ha hecho lo posible por no desordenar las huestes bajo tres criterios: «colaboración, apoyo y disposición», para aportar a la campaña presidencial consciente de que en esta etapa se juega la supremacía parlamentaria. Pero a partir del 14 de diciembre debería haber un notorio cambio de actitud. En ello han venido pensando los «coroneles» desde junio pasado, cuando la CEP mostraba a un candidato estancado. Ya en esa oportunidad, aprovechando la preocupación que cundía en el piñerismo, la UDI intentó meter presión manifestando abiertamente los cambios que se debían implementar, lo antes posible, para retomar la curva ascendente que parecía haber perdido fuerza. En la reunión de «emergencia» del sábado 20 de junio, hasta donde incluso llegó Longueira quien hacía meses estaba alejado del comando, los máximos líderes gremialistas hicieron un crudo diagnóstico acerca de lo que se estaba haciendo mal y lo que había que reforzar.

Uno de los presentes en la cita recuerda que en uno de los puntos que la UDI puso especial énfasis, lo que incluso se manifestó públicamente, fue la necesidad del despliegue territorial. Un aspecto clave en cualquier campaña y una de las mayores debilidades ya no sólo del comando piñerista, sino también del partido que constituye su principal plataforma electoral. Renovación Nacional nunca ha tenido una estructura fuerte en este ámbito, pese a los esfuerzos de Carlos Larraín por revertir esta debilidad, por lo que el gremialismo se estaba llevando toda la responsabilidad en esa materia, pero no los honores. Si tras la reunión de emergencia parecía que habría un cambio, la misma fuente sostiene que lo que se hizo fue «muy superficial», sólo como una señal para la tienda de Coloma de que había sido escuchada.

El nuevo «criterio» de los coroneles

Fue ese el momento en que Pablo Longueira, Jovino Novoa y Juan Antonio Coloma -a esa altura Andrés Chadwick ya estaba por completo dedicado al comando- comenzaron a elucubrar la forma de intervenir en la presidencial para enfrentar la campaña de segunda vuelta. Convencidos de que la UDI a lo menos conservará lo que actualmente tiene en materia parlamentaria -pieza esencial para el paso siguiente-, se asume que el partido estará en condiciones de imponer su visión al interior de los equipos.

Si ahora los criterios son «colaboración, apoyo y disposición», para el balotaje será «dirección», pues se supone que estarán en condiciones de exigir «un rol más importante» en la campaña, apelando a la experiencia. Una fuente de la UDI dice que en estas presidenciales ganar es un imperativo, pero para eso advierte que «hay que hacer las cosas bien». Bajo esta máxima, la campaña de segunda vuelta debería quedar en manos de gente experimentada, algo que por estos días no abunda en el comando de Apoquindo.

Lo cierto es que los hechos hablan por sí solos. Ninguno de los parlamentarios gremialistas que comenzaron cumpliendo algún rol de relevancia en el comando presidencial de la derecha, cumplen todavía funciones importantes en este. Si bien Longueira fue el primero en desembarcar, lo siguieron de a poco y sin mucho ruido Hernán Larraín y Marcela Cubillos. En la UDI se explica la escasa presencia del senador, atribuyéndola a que también está abocado a su reelección; el caso de la pareja de Andrés Allamand es distinto. Tanto en RN como en la UDI corren rumores respecto a la razón de la parlamentaria para poner distancia entre ella y el comando, aunque en su partido no se hacen cargo, pues recuerdan que no llegó al equipo de Piñera en representación de la tienda.

La UDI le ha impuesto potencia a su campaña parlamentaria. Sus dirigentes no dejan de recorrer el país para apoyar a sus candidatos en terreno. Por eso si al gremialismo le fuera mal,  dice una fuente del partido, «no hay nada que hacer» porque la fuerza parlamentaria es la que les dará peso para imponer su criterio en el comando. De hecho, otra fuente de la tienda estima que, llegado el momento, tal vez haya que realizar un Consejo Directivo Ampliado para «fijar las pautas» que deberán imprimírsele a la campaña con miras al ballotage.

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