Publicidad

Ser segundo no es ganar

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
Ver Más

Sea Frei o ME-O el que pase a la segunda vuelta, el escenario se les viene a ambos muy difícil. Como están las cosas, esta segunda vuelta será muy similar a la del 2005, pero a la inversa, con Piñera con cerca del 45% de los votos y con dos candidatos con alrededor de un 25% cada uno, con uno de ellos ganando por un estrecho margen.


Los hechos de la última semana y los datos que han entregado la plétora de encuestas que han circulado, han dejado en evidencia que se está configurado un escenario muy favorable para el triunfo de Piñera en la primera o en la segunda vuelta (aunque mucho más probable en la segunda que en la primera). Ambos escenarios favorecidos por la cercanía electoral entre Frei y Enríquez-Ominami.

Aunque las encuestas hasta ahora no han logrado entregar una imagen clara y coincidente de la distancia que existe entre Frei y ME-O en la primera vuelta (con resultados que van desde un empate en la encuesta CERC hasta 10 puntos de ventaja para Frei en la encuesta IPSOS), todo indica que la llegada será estrecha. No obstante, en lo que sí las encuestas han sido coincidentes es en mostrar que Piñera crece en primera vuelta.

Sigue siendo Frei el que tiene la primera opción de pasar a la segunda vuelta y no porque sea un buen candidato, porque es evidente que no lo es, sino simplemente porque el breve tiempo que queda para las votaciones juega abiertamente en su favor. Debido a que la penetración en los sectores de menos ingresos, los habitantes de las ciudades más pequeñas y los sectores rurales es más lenta de parte de candidatos mediáticos como ME-O, los 50 días restantes quizá no le sean suficientes para superar a Frei en primera vuelta.

Por otro lado, la magnitud de la operación salvataje que ha realizado La Moneda, y para la cual todavía tiene cartas importantes que jugar, seguramente tendrán algún dividendo electoral para Frei aunque sea para contener más que para crecer, que es lo mínimo que necesita. Así y todo, lo que pase el 13 de diciembre se abre como incierto.

Sea Frei o ME-O el que pase a la segunda vuelta, el escenario se les viene a ambos muy difícil. Como están las cosas, esta segunda vuelta será muy similar a la del 2005, pero a la inversa, con Piñera con cerca del 45% de los votos y con dos candidatos con alrededor de un 25% cada uno, con uno de ellos ganando por un estrecho margen.

Sin embargo, las diferencias entre esta segunda vuelta y la de la elección anterior son muy sustantivas como para estimar que ME-O o Frei puedan atraer la casi totalidad de la votación del otro candidato como lo hiciera Piñera con los votos de Lavín el 2005.

Algunas diferencias entre ambas elecciones son:

Primero, la Derecha del 2005 tenía un fuerte elemento aglutinador representado en la posibilidad de volver a La Moneda después de 16 años. Ello constituía un elemento no sólo ordenador sino que también motivador tanto de las élites partidarias como de los seguidores.

Hoy día en cambio, el mundo que representa Frei y ME-O carece de ese elemento aglutinador. No existe ni visión ni proyecto común, más bien todo lo contrario. Ni siquiera la posibilidad de que la Derecha vuelva a gobernar es algo que tenga suficiente fuerza cohesionadora. La Derecha en La Moneda no es una fuente de ansiedad para nadie y, más aún, es el segundo mejor escenario para varios de los que están tras la candidatura de Frei y especialmente de la de ME-O. Si uno le suma a eso la idea de la ‘alternancia no traumática’ que está en el trasfondo de varias posiciones, es difícil pensar que la segunda vuelta se dé con esa base cohesionadora (y motivadora) que se necesita para conducir a un electorado tan diverso en una misma dirección.

Segundo, en el 2005, para ninguno de los dos candidatos de la oposición estuvo en duda, ni en forma pública ni privada, la posición que se adoptaría en segunda vuelta si es que uno u otro era el que ganaba. En este caso, en cambio, ya ME-O ha anunciado que no llamará a votar por Frei en una segunda vuelta, y nada asegura que lo contrario ocurra con Frei de ser ME-O el ganador en primera vuelta.

Tercero, la creciente cristalización de actitudes anti-Meo y anti-Frei en el electorado de cada uno también hace dudoso que el traspaso sea tan natural, incluso contando con el llamado de sus líderes. El anti-freísmo del electorado que sigue a ME-O no es una novedad. Buena parte de su campaña ha sido estructurada sobre la base de una fuerte crítica a la Concertación, con lo que ha cosechado, en partes relativamente iguales, tanto concertacionistas descontentos y críticos como derechistas.

Sin embargo, el anti-meismo dentro de la Concertación, es más bien un fenómeno nuevo. Ha habido una cierta transición desde las actitudes despectivas y condescendientes ejemplificadas en la noción ‘marquito’, que aún persisten en algunos, a un ataque más frontal y político como lo que hemos leído estos últimos días de personas de la DC como Marta Lagos y Jorge Burgos. Lo nuevo es que ello ya no es sólo una actitud de las elites sino que un fenómeno del electorado, que ha sido reflejado en las encuestas que crecientemente han mostrado que votantes de Frei en la primera vuelta se inclinarían por Piñera en las segunda si MEO fuera el vencedor. Esto se da particularmente en los que se identifican con la Democracia Cristiana, situación que no se observaba en las primeras fases de la campaña.

Finalmente, el periodo entre la primera y la segunda vuelta sin Frei como vencedor, va a tener el añadido de la discusión anticipada sobre el destino de la Concertación, coalición que probablemente encontrará poco consenso en cómo explicar el fenómeno, a quién responsabilizar y qué posición adoptar frente a este nuevo escenario.

Si uno toma en cuenta estas diferencias entre la segunda vuelta de esta elección y la del 2005 y, por otro lado, la magnitud de la dependencia electoral entre ME-O y Frei, hace muy difícil pensar que alguno de ellos tenga alguna chance de ganar.

*José Miguel Zapata es Analista Político y MPA de la Universidad de Harvard.

Publicidad

Tendencias