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Camilo, vienen por ti

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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El punto es que el proceso que tenía que comenzar a verificarse a partir del 13 de diciembre, parece haberse adelantado. Lagos, a quien Escalona le puso todo tipo de obstáculos en el camino para repostular a La Moneda, no sólo va a cobrar a una de esas cuentas que en política son imprescriptibles. Además, con el camino despejado, buscará influir en el diseño de la nueva geometría de la centro izquierda que vendrá.


Una dinamita al puente que pretendían establecer personeros de la Concertación y algunos hombres de ME-O le pusieron los presidentes de partidos del oficialismo. «No hay autorización para conversar», señaló enérgico el timonel del PS, Camilo Escalona, imponiendo el principio de autoridad para zanjar el punto.

Escalona tiene buenas razones para levantar la voz e intentar cortar de raíz lo que algunos de estos actores calificaron como «una conversación informal y amistosa entre gente que no nos veíamos hace mucho tiempo». Diálogo que, por los demás, rápidamente varios de los contertulios se encargaron de filtrar a la prensa para transformarlo en hecho político.

Todos ellos, pese a estar en tiendas y candidaturas diversas, pertenecen a la llamada G-80, se identifican hasta el tuétano con el vocablo «progresista» (por eso quizás eligieron un local en el Parque Forestal) y todos también tiene un crítico diagnóstico del actual estado de cosas en el conglomerado que va a cumplir dos décadas en el poder.

Entre una cena de platos con nombres de poetas, los postres y el café, todos ellos asumen de manera implícita, que más allá de los bemoles del personaje, la candidatura de ME-O es el efecto y no la causa de esa crisis. No se puede atribuir  exclusivamente al factor generacional esa conclusión. Otros pro hombres concertacionistas están en la misma línea de análisis, entre estos ni más ni menos que Ricardo Lagos Escobar, quien en una entrevista publicada el sábado señaló que «son las dirigencias políticas» las responsables de la explosiva aventura presidencial del diputado.

Las condicionantes de orden comunicacional propias de la campaña presidencial, hacen que este debate se esté dando con el volumen más bien bajito. Pero el dedo de Lagos, nuevamente, apuntó directo.

Y no por nada tampoco, la cena de los G-80 terminó con un mail que circuló entre los comensales donde se afirma que si bien la Concertación fue exitosa durante los últimos 20 años, «será sin duda, con otros nombres y otros rostros, el pilar sobre el que se deberán enfrentar los enormes desafíos del futuro».

Por cierto, Escalona no es el único ni el principal responsable de un proceso de decadencia colectivo, incluso natural si se atiende a la lógica de fin de ciclo que se respira en el aire a medida que se acerca diciembre. Algo tan inevitable como que a uno se lo coman los gusanos algún día.

Pero en la mediatizada política 2.0 las cosas no son lo que son, sino lo que parecen. Y el timonel PS se ha transformado en el niño símbolo de esta política oxidada, mañosa, capturada por prácticas de poder oligárquicas que la opinión pública quiere castigar. Todas lógicas ajenas a los anhelos de mérito, participación y transparencia que son el marco ideológico del cambio epocal.

Con su alusión a «Marquito», Escalona se inmoló comunicacionalmente.  El propio Marco lo transformó en el rostro de ese discurso que por allá por abril le permitió dispararse en las encuestas.     

El punto es que el proceso que tenía que comenzar a verificarse a partir del 13 de diciembre, al parecer se ha adelantado. Lagos, a quien Escalona le puso todo tipo de obstáculos en el camino para repostular a La Moneda, no sólo va a cobrar a una de esas cuentas que en política son imprescriptibles. Además, con el camino despejado, buscará influir en el diseño de la nueva geometría de la centro izquierda que vendrá. ¿Un partido socialdemócrata donde se refundan el PS y el PPD? Veremos.

Por su parte, los G-80, tal vez aleonados por la evidencia que un poco de audacia es condición sine que non en la batalla por el poder, ya esboza intenciones de protagonismo sin ruptura.

Escalona, último accionista mayoritario del boliche concertacionista como factótum de Bachelet -cuyo gobierno ha sido una alianza entre la Nueva Izquierda y los liberales de Expansiva- está ahora atrincherado tras de Frei. Eso lo ha convertido en el principal sostén político del ex presidente, y su destino se encuentra íntimamente ligado al del presidenciable.

Escalona no tiene hoy mucho más espacio para moverse hoy.  Si Frei pasa a segunda vuelta, tendrá más margen de maniobra para defender su aparato clientelístico en el Estado -del cual proviene la hegemonía con la que maneja el PS-, pudiendo pactar y retroceder calculadamente.  Otro resultado simplemente lo pondrá en la primera línea de la caza de brujas y él lo sabe.

Por eso no puede permitirse el desafío al control y poder de los timoneles oficialistas que implica que otros se erijan en interlocutores del marquismo. Quienes manejen los tiempos, condiciones y lenguaje de esa negociación, tendrán las llaves del futuro.

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