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Organización y actividad permitió supervivencia de mineros atrapados

Capitaneados por Luis Urzúa, un jefe de turno de 54 años, los atrapados racionaron la comida, consistente en atún y melocotón en conserva, galletas y leche, y también hicieron una excavación para extraer agua.


La organización y una rutina de actividades seguidas por los 33 mineros atrapados en la mina San José les permitió sobrevivir durante los 17 días que los servicios de rescate tardaron en ponerse en contacto con ellos, dijeron quienes han mantenido contacto con los trabajadores.

Capitaneados por Luis Urzúa, un jefe de turno de 54 años, los atrapados racionaron la comida, consistente en atún y melocotón en conserva, galletas y leche, y también hicieron una excavación para extraer agua.

Otra clave fue que tras detectar que la zona donde se encontraba el refugio contaba con poca ventilación, los mineros se movieron y se ubicaron en lugares con menor temperatura y, por tanto, con mejor calidad del aire.

«Pensábamos que nos encontraríamos con un grupo más bien obnubilado, con pérdida de capacidad de conciencia, lenta reacción y baja capacidad auditiva y visual», dijo a los periodistas el psicólogo coordinador, Alberto Iturra, sorprendido ante la capacidad para desarrollar estrategias que los mineros han demostrado.

Además, los mineros establecieron turnos de vigilancia ante la posibilidad de nuevos derrumbes y obtuvieron luz para sus cascos de las baterías de varios vehículos que quedaron también atrapados el pasado 5 de agosto.

Los 33 trabajadores, que en todo momento se mantuvieron ocupados en labores de limpieza u otras tareas, «usaron su experiencia para acceder a energía, alimentación y procurar tener el bienestar que necesitaban», dijo el coordinador de las maniobras de rescate, Manuel Fortt.

Andrés Sougarret, responsable de las perforaciones de rescate, también se mostró sorprendido porque al ser contactados, los mineros mostraron «mucho conocimiento, noción del tiempo, el día y la hora que era. La verdad es que la condición de ellos es óptima», comentó.

Mientras, en la superficie, familiares y amigos de los mineros atrapados escriben cartas que son enviadas al subsuelo por el conducto excavado por la sonda que el pasado domingo permitió verificar que los trabajadores estaban vivos.

Las cartas son revisadas previamente por especialistas para que ninguna misiva altere el estado de ánimo de los trabajadores, que serán preparados de forma paulatina para esperar varios meses en la profundidad de la mina antes de ser rescatados.

Por su parte, el ministro de Minería, Laurence Golborne, tras contactar por teléfono con el minero Luis Urzúa, apuntó a un aspecto desconocido hasta ayer: tras el derrumbe, los mineros trataron de huir por sus propios medios a través del conducto de ventilación.

Sin embargo, la falta de una escalera en la única vía de escape impidió continuar a los mineros, que sólo pudieron acceder al nivel 235.

«Ellos intentaron salir. No tenían las escaleras para poder hacerlo. Recordemos que cuando ocurrió este accidente el jueves (5 de agosto) la chimenea de evacuación estuvo habilitada, estuvo descubierta hasta el sábado (7 de agosto)», dijo el ministro de Minería.

«De haber estado escalada esa chimenea, habría permitido probablemente que ellos salieran», agregó.

Según el gerente de minería subterránea de Codelco, Fidel Báez, los trabajadores serán sacados uno a uno y con los ojos vendados.

«No hay literatura sobre alguna situación similar, de tener a alguien a tanta profundidad, en una jaula que se suspende de una grúa o camión especial que sube y baja gente», dijo Báez en referencia al elemento mecánico que sacará a los mineros llegado el momento.

Mientras, los expertos chilenos recibirán el apoyo de la Nasa, que ayudará a diseñar un plan para mantener a salvo a los mineros durante el tiempo que están en la mina, así como de la Armada, especialistas en el manejo de personas que deben vivir en espacios reducidos y con acceso limitado a comida y agua.

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