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Piñera destaca el temple del pueblo chileno para asumir la reconstrucción

En una columna de opinión en el diario español El País, el mandatario resalta la labor ejercida por su gobierno para superar el terremoto del 27/F, especialmente en materia de educación y salud. Además, acentúa la tenacidad y la perseverancia del pueblo que “nos permiten hoy vivir en una nación sin complejos, seguro de sí mismo y que mira al futuro con confianza y optimismo”.


A un año de ocurrido el violento terremoto, el Presidente Sebastián Piñera recordó la catástrofe del 27 de febrero de 2010 y destacó la labor en materia de reconstrucción que ha llevado a cabo su gobierno como también el temple, la tenacidad y la perseverancia de los chilenos.

A través de una columna de opinión publicada por el diario español El País, el jefe de Estado dijo que lo registrado ese día fue el “quinto mayor terremoto registrado en la historia de la humanidad, un 25% superior en intensidad al que pocas semanas antes le costó la vida a más de trescientas mil personas en Haití”.

Menciona que la destrucción fue tal que en poco más de dos minutos, 524 personas murieron y otras 31 permanecen desaparecidas, como también pueblos enteros fueron arrasados y unas 360.000 viviendas quedaron derrumbadas o severamente dañadas, dejando como saldo caso dos millones de damnificados.

También señala que un tercio de los hospitales y centenares de consultorios, puentes, puertos, aeropuertos y edificios públicos resultaron inutilizables y 1.250.000 niños y jóvenes, uno de cada tres, quedaron impedidos de iniciar su año escolar porque sus escuelas habían sufrido daños graves.

Piñera recuerda que doce días después de la catástrofe, le correspondió asumir la Presidencia de la República “por voluntad mayoritaria del pueblo de Chile, poniendo fin a dos décadas de gobiernos de centro izquierda. Esa misma tarde, junto al nuevo gabinete, nos comprometimos a hacer todo lo que estuviera a nuestro alcance para reconstruir, piedra por piedra y ladrillo por ladrillo, lo que el terremoto y el maremoto habían destruido. Y también a no permitir que la catástrofe postergara el cumplimiento de las ambiciosas metas que nos habíamos impuesto en nuestro programa de gobierno”.

Y agrega que la primera prioridad fijada fue adelantarse al frío, las lluvias y el riesgo de enfermedades que la llegada del invierno podía significar para los damnificados.

Para ello, la nueva administración, señala, que recurrió a toda la ayuda posible tanto nacional como extranjera. “Convocamos a voluntarios de la sociedad civil para que se trasladaran en masa a colaborar en las zonas afectadas, y fueron miles los miembros de nuestras Fuerzas Armadas que cambiaron el fusil y la metralleta por la pala y el martillo. Así, en cuestión de semanas, pusimos en marcha múltiples e ingeniosas soluciones de emergencia, con tal de llegar a tiempo con techo, alimentos, medicinas y abrigo a esos millones de compatriotas que tanto los necesitaban”.

Destaca que en sólo 45 días se logró iniciar con normalidad el año escolar a pesar del daño en una gran cantidad de escuelas y que en 60 días ya se había restablecido el acceso a los servicios de salud en las zonas afectadas.

“En 90 días construimos más viviendas de emergencia que las levantadas en toda nuestra historia. En 100 días habíamos restablecido íntegramente la conectividad, habilitando total o parcialmente todos los aeropuertos, puertos, caminos y puentes inutilizados. Y en 120 días nuestra economía volvió a crecer y crear empleos, con una fuerza y vigor que no había mostrado en mucho tiempo”, precisa.

Sin embargo, reconoce que tomará algunos años poder dar por concluida la reconstrucción, especialmente en materia de viviendas definitivas.

A pesar de esto, Piñera resalta que “a doce meses de ocurrida la tragedia, son al menos dos los recuerdos y enseñanzas que los chilenos, estoy seguro, nunca olvidaremos. Lo primero, que aunque sabíamos que el nuestro es un país forjado desde siempre en la adversidad y el rigor, el año 2010 comprobamos que ello, lejos de representar una desgracia, constituía una de nuestras mayores fortalezas. Porque cada golpe nos ha hecho desarrollar un temple, una tenacidad y una perseverancia que nos permiten hoy vivir en un país sin complejos, seguro de sí mismo y que mira al futuro con confianza y optimismo”.

“Y lo segundo, que tal como ocurrió luego con la hazaña del rescate de los mineros, cada vez que los chilenos nos unimos detrás de metas grandes, nobles y factibles, por difíciles que parezcan, nada ni nadie puede impedirnos alcanzarlas. Esta convicción, tan arraigada hoy en el alma de cada uno de mis compatriotas, constituye un verdadero tesoro, al que podremos recurrir como inspiración cada vez que las sombras del pesimismo pretendan volver a inundarnos el alma”, añade.

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