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Cartas desde la cárcel

Alejandra Carmona López
Por : Alejandra Carmona López Co-autora del libro “El negocio del agua. Cómo Chile se convirtió en tierra seca”. Docente de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile
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Fue detenido después de una manifestación en Concepción el jueves pasado. Está preso en El Manzano y lo acusan de lanzar una molotov a un carabinero. Sin embargo, su defensa reclama su inocencia y sus compañeros creen que sólo se trata de un montaje para tapar la violencia con que actuó la policía.


En el Complejo Penitenciario de Concepción, 1.980 reos viven hacinados. Aunque la cárcel –conocida por todos como El Manzano, por el sector donde se ubica– fue pensada originalmente para 1.200 personas, recibe también a imputados y su sobrepoblación se empina por sobre el 60%.

En ese lugar, en el módulo 10, donde se encuentran los primerizos, está Recaredo Gálvez. Tiene un persistente dolor de cabeza y un notorio golpe en el pómulo izquierdo.

“Aquí, la hora sólo sirve para saber cuándo levantarnos o a qué hora se cortará la luz. Somos más de 50 y sólo hay 2 baños, 3 lavaderos y un enorme tarro de basura. Los hongos en el suelo y las paredes, los chinches de las palomas, las baratas, arañas y el mal olor nos acompañan y nos recuerdan que este basurero en el que estamos metidos, no es para rehabilitarnos. Esta basura es una escuela donde aprendemos lo dura que es la vida. Donde nos encierran para recordarnos que hay alguien que vela por el ‘orden y la patria’. Como si no fuéramos chilenos”, escribió en un papel que se transformó en la segunda carta que envió por medio de sus compañeros que lo visitan.

El jueves, después de participar en una manifestación por las demandas estudiantiles y las de los habitantes de Dichato, Recaredo fue detenido junto a otros jóvenes. Fue golpeado, perdió la consciencia y cuando despertó no sólo no pudo levantarse, sino que, además, al día siguiente enfrentó una acusación que él y su círculo más cercano rechazan: homicidio frustrado contra Carabineros.

[cita]Los hongos en el suelo y las paredes, los chinches de las palomas, las baratas, arañas y el mal olor nos acompañan y nos recuerdan que este basurero en el que estamos metidos, no es para rehabilitarnos. Esta basura es una escuela donde aprendemos lo dura que es la vida. Donde nos encierran para recordarnos que hay alguien que vela por el ‘orden y la patria’. Como si no fuéramos chilenos”, escribió en un papel que se transformó en la segunda carta que envió por medio de sus compañeros que lo visitan.[/cita]

El montaje

Los datos recogidos por la Fiscalía de Concepción, de acuerdo a testimonios de Carabineros, señalan que esa tarde el mayor que dirigía el operativo, Luis Humeres, identificó a un joven con una molotov en la mano, un hecho que comunicó por radio y que fue escuchado por otros uniformados. Otro subteniente alcanzó a ver al mismo joven que minutos después lanzó el explosivo a Humeres. Aunque éste no impactó al carabinero, detuvieron al estudiante que después sería reconocido como Recaredo Gálvez, 21 años, estudiante de Ciencias Políticas de la Universidad de Concepción y secretario general de la Federación de Estudiantes del mismo recinto. Es lo mismo que se expuso en la audiencia de control de detención ante la jueza Claudia Castillo.

Con esos datos en la mano, el fiscal Guillermo Henríquez formalizó investigación por homicidio frustrado a Carabineros, solicitó prisión preventiva y el tribunal dio dos meses de plazo para la investigación. En la Fiscalía también señalan que tienen un video que será periciado. “Es una investigación que está comenzando, se siguen recopilando antecedentes y en base al principio de objetividad que rige al Ministerio Público se tomarán las decisiones en el futuro en el sentido de acusar o no perseverar en la investigación”, señaló el vocero de la Fiscalía Regional del Bío Bío, Mauricio Lártiga.

Sin embargo, ninguno de los datos del Ministerio Público cuadra para quienes lo acompañaban ese jueves.

Guillermo Petersen, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción (FEC), estaba con él esa tarde. “Cuando terminó la marcha nos devolvimos a la universidad y cuando llegamos había un grupo de carabineros esperándonos. Un piquete se lanzó sobre la marcha, comenzaron los disturbios y a él lo detuvieron, pero no estaba haciendo nada. Ellos dicen que le encontraron botellas en la mochila para hacer molotov, pero no es verdad”, asegura Petersen.

El senador Alejandro Navarro cree que todo es un montaje: “Cuando estábamos en dictadura uno hasta podía entender que estos hechos ocurrieran porque había exceso de poder, pero lo de Recaredo es grave porque sufrió apremios ilegítimos y quedó inconsciente al interior del bus policial. Creo que este es un intento de ocultar esa violencia innecesaria, por eso este montaje. Él ingresó al Hospital Regional de Concepción en silla de ruedas y salió en sillas de ruedas, esposado; así se le hicieron los exámenes y el escáner”.

El mismo Recaredo señaló también que carabineros intentó que firmara una declaración que señalaba que había atentado en su contra.

La FEC  presentará un recurso de amparo para intentar revocar la prisión preventiva de Gálvez y según Humberto Alarcón, defensor de Recaredo, “los antecedentes que maneja la Fiscalía no son suficientes para imputarle una participación en los hechos. Más bien creemos que hay bastante inconsistencia, en cuanto a las características de vestimenta, lugar de detención y también existen algunas imprecisiones del momento posterior a la detención”.

De Cauquenes al FUR

No sólo quienes acompañaban a Recaredo ese día dudan de su participación en los hechos, también sus amigos. Los que lo acompañan en actividades sociales y políticas o en su espacio más íntimo, en el departamento que comparte con otros compañeros en el sector de la laguna redonda, alejada del centro de Concepción, hacia el poniente de la ciudad.

Todos lo reconocen como un destacado dirigente, no sólo de la comuna donde creció, Cauquenes, donde se presentó como candidato a concejal en forma independiente. Después del terremoto organizó la ayuda para esa zona. También organizó los ecoclubes, era ayudante de Economía Política en la carrera de Ciencias Políticas y estaba participando en la creación de una carrera de postgrado.

“Es una muy buena persona, solidario, es un hermano para todos nosotros, es un muy buen dirigente. Es un ejemplo y que lo hayan detenido sólo fortalece nuestras manifestaciones. Cuando salga la verdad a la luz se va a dar cuenta del error en que incurrieron los carabineros porque no tienen ninguna prueba para demostrar los cargos”, dice Fernanda Flores, estudiante de Derecho y una de sus amigas más cercanas.

Lo mismo dice uno de los jóvenes que lo conoce de cerca, pero que no comparte sus ideas políticas. “Jamás ha sido un tipo violento, participa en un colectivo que se llama Fuerza Universitaria Rebelde (FUR), pero siempre con una mirada propositiva. Estaba en una comisión con los decanos para trabajar el tema de la democracia universitaria, no tiene para nada una actitud violenta”, cuenta sobre el joven que además de su afición política devora libros de Historia y escucha Radiohead.

La rectoría de esa universidad también respaldó públicamente al estudiante: “La Universidad de Concepción y sus autoridades velarán en todo momento por que el procedimiento jurídico se cumpla, teniendo el estudiante una defensa que le permita demostrar su inocencia, de acuerdo a la versión de los hechos que públicamente ha dado a conocer. Junto a ello, mientras dure el proceso, la institución se preocupará de su situación personal, entregándole el apoyo que sea necesario”.

Mientras tanto, de su boca y de su puño, todo lo que se sabe es lo que escribe desde la cárcel: “Recuerdo despertar sentado en la micro de Fuerzas Especiales. Recuerdo sentir los dedos helados de uno de los carabineros que me tocaba el cuello. Recuerdo que dijo: ´Sí respira este hueón, sí tiene pulso”. Las esposas en mis manos apretaban mis muñecas, tanto como sus dedos apretaban mi cuello, ambos con el mismo objetivo: que no me escapara”.

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