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Luis Sepúlveda ofrece su amistad en «Historia de Mix, Max y Mex»

Precedido por el éxito mundial que alcanzó hace dieciséis años «Historia de una gaviota y el gato que le enseñó a volar», una fábula que fue traducida a 47 idiomas, Sepúlveda ha querido ahora continuar su camino y «compartir» eso tan bello que significa «ser amigo».


Responder a uno de sus nietos cuando le sorprendió preguntándole por qué quería tanto a sus amigos, inspiró al escritor chileno Luis Sepúlveda a escribir «Historia de Mix, Max y Mex», una fábula sobre la amistad para niños de cero a noventa años.

Como la respuesta al pequeño era muy difícil, Sepúlveda decidió escribir una «historia sobre la amistad», según desveló en una entrevista con Efe.

El autor de «Historia de Mix, Max y Mex» sostiene que estar con los amigos «provoca un estado de satisfacción muy grande» y que como su casa siempre está repleta de ellos de ahí pudo surgir la pregunta del pequeño.

Precedido por el éxito mundial que alcanzó hace dieciséis años «Historia de una gaviota y el gato que le enseñó a volar», una fábula que fue traducida a 47 idiomas, Sepúlveda ha querido ahora continuar su camino y «compartir» eso tan bello que significa «ser amigo».

Y para dar pistas sobre esa relación, ofrece un «decálogo de la amistad + dos de regalo» en la que incluye afirmaciones como «Los amigos se apoyan, se enseñan el uno al otro, comparten los aciertos y los errores», «A los amigos nunca, jamás, se les engaña» o «Los amigos cuando están unidos no pueden ser vencidos».

Pero si la amistad potencia algún valor, en opinión del autor de «Un viejo que leía novelas de amor», es la lealtad y el respeto al que es diferente.

«Creo que cuando aprendes a conocer a alguien que es diferente está naciendo una cercanía y el germen de la amistad», asegura Sepúlveda.

«Historia de Mix, de Max y Mex», publicado por Espasa y bellamente ilustrado por Noemí Villamuza, está inspirado en la «relación de cariño» que tenía un hijo del escritor chileno, Max, con su gato, un animal «misterioso y muy digno».

Y es Mix, el gato ciego protagonista y su amistad con un joven estudiante y con un ratón «cobarde» pero «muy listo», el que conducirá al lector a través de esta fábula, un género que permite a Sepúlveda a través de los animales «mirar a los seres humanos».

Sostiene Sepúlveda que no escribe con «sentido utilitario» y que solo pretende que lo lean, que los jóvenes abran un libro por primera vez, además de compartir sus valores.

«Lo más hermoso que enseña la amistad es que desaparece el odioso yo individualista y nace el hermosísimo nosotros que hace posible emprender aventuras, empresas… y que es lo que nos hace humanos y fuertes», asegura.

Luis Sepúlveda, que reparte su tiempo entre su país de origen y España, donde vive afincado en Asturias, publicó a principios de este año, junto al fotógrafo Daniel Mordzinski, «Últimas noticias del sur y en la actualidad prepara varios proyectos: una novela y un texto de crónicas muy personales.

La novela, que se publicará bajo el título de «Cosaco», está basada en hechos históricos apoyados en la ficción y retrata las peripecias de un grupo de cosacos que tras la II Guerra Mundial se afinca en Chile convirtiéndose uno de ellos en uno de los peores criminales de ese país.

Al cumplirse el cincuenta aniversario del «boom» de la literatura latinoamericana, el autor subrayó que los escritores que integraron este movimiento «abrieron un camino» y fueron depositarios de un prestigio que se extendió a toda la «literatura escrita en español», al tiempo que reconoció su «herencia literaria».

«Yo no sería el escritor que soy si no hubiera leído a Cortázar, a Gabriel García Márquez, si no me hubiera maravillado ‘El llano en llamas’ o Pedro Páramo, de Juan Rulfo, o hubiera leído ‘Conversación en la catedral’, de Mario de Vargas Llosa», recordó

«Tengo hacia los maestros del ‘boom’ infinita gratitud y reconocimiento», concluyó Sepúlveda.

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