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Juez del caso Neruda interrogará a médicos procesados por muerte de Frei

Juez del caso Neruda interrogará a médicos procesados por muerte de Frei

Se trata de Patricio Silva Garín y Pedro Valdivia Soto, procesados como autor y cómplice, respectivamente, de la muerte del ex presidente.


El juez que investiga las causas de la muerte de Pablo Neruda interrogará a dos médicos procesados por el homicidio del ex presidente Eduardo Frei Montalva para tratar de localizar al último galeno que atendió al poeta antes de su fallecimiento, informaron fuentes judiciales.

El ex mandatario murió en 1982, presuntamente envenenado, en la clínica Santa María, la misma en la que el premio Nobel de Literatura falleció nueve años antes, el 23 de septiembre de 1973, a los pocos días del golpe de Estado de Augusto Pinochet.

Los restos de Neruda fueron exhumados el 8 de abril en el marco de una investigación que lleva adelante el juez Mario Carroza para determinar si falleció realmente por el cáncer que padecía o si pudo ser envenenado por agentes de la dictadura.

Una de las claves del caso es que el autor de «Confieso que he vivido» recibió horas antes de morir una inyección que supuestamente era un calmante pero que se sospecha que contenía sustancias tóxicas.

Las primeras pruebas practicadas a los restos del poeta, conocidas este jueves, indican que efectivamente padecía un cáncer de próstata avanzado y con metástasis, pero no permiten aún establecer las causas exactas de la muerte.

Ahora, el juez Carroza ha acogido una solicitud del abogado querellante, Eduardo Contreras, quien pidió que se sumaran al expediente los antecedentes de los médicos investigados por el presunto envenenamiento del ex mandatario Frei Montalva.

Se trata de Patricio Silva Garín y Pedro Valdivia Soto, procesados como autor y cómplice, respectivamente, de la muerte de Eduardo Frei Montalva, padre del también ex presidente Eduardo Frei Ruiz Tagle.

Además, el juez interrogará a Eduardo Arriagada Rehren y Rodrigo Vélez Fuenzalida, dos médicos que trabajaron para la policía secreta de la dictadura y que declararon como testigos en el caso Frei, según confirmaron fuentes judiciales.

Durante años se creyó que el expresidente, de filiación democristiana, había fallecido por una septicemia derivada de una operación a la que había sido sometido a fines de 1981, cuando lideraba una incipiente oposición a la dictadura de Pinochet.

Sin embargo, en 2009, el magistrado Alejandro Madrid estableció que su muerte fue un homicidio por envenenamiento y procesó a seis presuntos implicados en el crimen, entre ellos los dos médicos citados.

«Sabemos que varios de los que estaban en la época de Frei ya estaban en la época de Neruda», indicó a Efe el letrado Eduardo Contreras, quien precisó que «al menos el doctor Valdivia» trabajaba ya en la clínica (Santa María) en 1973.

«Además, varios de esos médicos, Sergio Draper, Pedro Valdivia y otros, eran al mismo tiempo médicos de Colonia Dignidad», añadió Contreras en alusión al enclave alemán dirigido por el exoficial nazi Paul Schaefer que funcionó como centro de detención y tortura durante la dictadura.

El juez Carroza ya ha tomado declaración a Sergio Draper, que atendió a Neruda y quien dice que entregó su turno a un médico de apellido Price, al que describió como un hombre de 27 o 28 años, de 1,80 metros de estatura, rubio de ojos azules y probablemente extranjero.

Esta descripción coincide con la del estadounidense Michael Townley, un exagente de la CIA que participó en los atentados que causaron la muerte del general Carlos Prats en Buenos Aires en 1974 y del excanciller Orlando Letelier en Washington en 1976.

El estadounidense estuvo además involucrado en el proyecto Andrea, que permitió a la dictadura militar fabricar gas sarín para usarlo como arma en contra de sus opositores.

Townley, de 70 años, vive actualmente en Estados Unidos acogido a un programa de protección de testigos.

«Ninguna enfermera de las más de diez que ha declarado dice haber conocido jamás, nunca, a un Price. (El supuesto doctor) se fue al día siguiente de la muerte de Neruda y nunca más volvió a la clínica», apuntó Contreras.

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