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Luis Hermosilla: el socio y amigo de Chadwick bajo la lupa de la oposición Abogado lleva el Caso Exonerados y otras causas político mediáticas de Interior

Luis Hermosilla: el socio y amigo de Chadwick bajo la lupa de la oposición

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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No es un misterio para nadie que son como Piti y Poti. Pero la connotación electoral del caso que ha enfrentado a La Moneda con la Concertación y el PC llevó a que la bancada PS cuestionara el rol del abogado, uno de los favoritos de los poderosos cuando están en problemas con la Justicia. Chadwick habría prometido bajar el tono del ataque, donde Hermosilla también fue parte de la ofensiva mediática.


Es cierto que es uno de los penalistas más reconocidos del foro, pero no es el único. El abogado Luis Hermosilla tiene una relación privilegiada con el ministro del Interior, Andrés Chadwick, tanto a nivel personal como profesional, lo que lo ha llevado estos últimos años a adjudicarse todas las causas legales, que además son políticamente estratégicas para La Moneda, algo que no deja de sacar chispas y generar suspicacias en el mundo político y judicial.

Hermosilla —junto a Juan Domingo Acosta— fue contratado por el gobierno para representar a La Moneda en la querella que interpuso el Ministerio del Interior en el caso de los presuntos exonerados falsos. En las entrevistas que ha dado el abogado, considera una “consecuencia natural” la ofensiva política que hace el gobierno en este tema “atendida la magnitud del problema” y ha señalado que “los parlamentarios que emitieron esos certificados tendrán que contar qué es lo que hicieron y decir qué antecedentes tenían a la vista, cómo funcionaban, por qué algunos tenían oficinas de exonerados”.

En todo caso, la contratación de Hermosilla no pasó desapercibida y así se le hizo notar al ministro Chadwick durante la reunión que tuvo el martes en el Congreso con la bancada de diputados socialistas.

En gran medida la conversación giró en torno a las críticas del PS a la excesiva ofensiva política de La Moneda con el caso y al intento de enlodar la campaña presidencial de Michelle Bachelet. Se comenta que la conversación fue más intensa de lo que se ha reconocido y que Chadwick admitió que en el despliegue del tema hubo “excesos” por parte del gobierno y que ahora se pondría el freno de mano, que él se preocuparía —les dijo— de “contener” la situación.

[cita]También se puso sobre la mesa —explicaron quienes estuvieron en la cita— el reparo de los parlamentarios a la participación de Hermosilla y cuestionaron que el gobierno contratara a un jurista externo y que se le pague con recursos fiscales, teniendo en el propio Ministerio del Interior —que es el que presentó la querella— más de un abogado a disposición. [/cita]

Pero también se puso sobre la mesa —explicaron quienes estuvieron en la cita— el reparo de los parlamentarios a la participación de Hermosilla y cuestionaron que el gobierno contratara a un jurista externo y que se le pague con recursos fiscales, teniendo en el propio Ministerio del Interior —que es el que presentó la querella— más de un abogado a disposición.

Este no es el primer caso de La Moneda que cae en las manos de Hermosilla, especialmente desde que Chadwick llegó al gobierno, primero como ministro vocero —julio del 2011— y luego a Interior, desde noviembre del año pasado. Y no es que sea el único penalista destacado del circuito. Solo por nombrar algunos se puede sacar a colación a Jorge Bofill, Carlos Balbontín, Hugo Rivera, Luis Ortiz Quiroga o Alfredo Etcheberry, todos vinculados también con la elite política y económica.

Así, Hermosilla también fue contratado para representar al Ministerio del Interior en la querella que el gobierno entabló por el asesinato, en enero, del matrimonio Luchsinger-Mackay. Asumió la causa en abril y hasta fue a La Araucanía en una comitiva con el Presidente Sebastián Piñera y Chadwick.

En octubre del año pasado, Hermosilla llegó hasta la Unidad de Delitos de Alta Complejidad de la Fiscalía Centro Norte, acompañando a otro cliente: el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, que debía prestar declaración en el marco del “Caso Sobreprecios”, por irregularidades en la compra de equipos de detección de drogas de última generación.

El socio

Un detalle no menor. El abogado y el ministro son socios del mismo estudio de abogados: “Hermosilla, Chadwick, Morales”, que debe ser el único en Santiago que no tiene página web.

Efectivamente el ministro Chadwick no ejerce hace años como abogado, pero mantiene su estudio, donde pretende instalarse por una temporada —según ha confesado alguna vez— a partir de marzo del 2014, si es que opta por el retiro político, cuando termine su rol de hombre fuerte del gobierno de Piñera.

Ambos se conocen desde la Escuela de Derecho de la Universidad Católica, donde estudiaron juntos, se hicieron amigos y compartían clases y cenas con el profesor y el fundador del gremialismo, Jaime Guzmán. Esa amistad ha llevado al abogado a tener una especial cercanía con la cúpula de la UDI y es una de las razones por las que a mediados de los noventa asumió ad honorem la causa por el asesinato del senador.

Mucho se ha dicho del origen de Hermosilla en el Partido Comunista, colectividad a la que entró a los 14 años; también que por años comulgó con las visiones de izquierda y que en la época de la dictadura asumió causas, como el asesinato en 1985 del sociólogo comunista, José Manuel Parada, la que luego dejó y quedó en manos de Héctor Salazar.

Pero ya en 1999 Hermosilla transitaba por la vereda diametralmente opuesta. Ese año apoyó la carrera presidencial de Joaquín Lavín y, al menos, hasta diciembre del año pasado, declaró que apoyaba la opción de Andrés Allamand, después cambió y optó por Longueira.

Son conocidas sus destrezas y conocimiento jurídico, se dice de él que es criterioso, que genera confianza con sus clientes, que tiene fama de ser buen asesor, que escucha y que tiene cierta debilidad con los medios de comunicación, no los esquiva.

Pero sus vínculos lo han llevado a ser hoy el abogado de la elite, aquel al que recurren los poderosos cuando están en problemas, pero de esos bien serios. No es para menos, si dicen que cobra un promedio de 100 millones por resultado.

De hecho, fue el abogado del empresario Claudio Spiniak, acusado de estupro, prostitución infantil y producción de material pornográfico; también ha defendido al sacerdote John O’Reilly, una de las figuras relevantes de los Legionarios de Cristo, acusado de abuso de una menor del Colegio Cumbres y asumió el caso del ejecutivo Jorge Tocornal, condenado a 13 años por abusar sexualmente de sus dos hijos.

En otras áreas, representó a Marcos Zylberberg acusado de transacción ficticia en el “Caso Chispas” e hizo las veces de consejero del principal actor de ese proceso, José Yuraszeck.

Cada abogado tiene un área, ciertos temas que por principios, por valores o creencias personales no se involucran, por lo que —según sea el caso— jamás prestan servicios a pedófilos, abusadores sexuales, violadores de derechos humanos o narcotraficantes. Es más, los profesionales que se especializan con estos últimos, por ejemplo, son muy mal mirados en el foro, lo mismo que los que tienden a defender a los abusadores de menores.

Su lista de clientes y trayectoria le ha valido a Hermosilla tener defensores, muchos, en la derecha que lo veneran como jurista. Pero también tener férreos detractores en el mundo judicial y en la izquierda, porque aunque le reconocen sus capacidades legales, lo critican y lo miran con recelo.

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