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El Gute y las almas en pena de la vieja política Opinión

El Gute y las almas en pena de la vieja política

Edison Ortiz González
Por : Edison Ortiz González Doctor en Historia. Profesor colaborador MGPP, Universidad de Santiago.
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Junto a otros conocidos hicieron que la transición fuese esa cosa coja, de eterna negociación, menos en aquello que la derecha no permitía tocar: los fundamentos del modelo. Y, en ese juego de casino, se volvieron ludópatas y adictos.


Cuando uno pregunta por Gutenberg Martinez la frase que más se repite es que “cultiva un bajo perfil público” y que sólo habla “cuando la situación lo exige”. Y fiel a ese estilo, nuestro personaje habló la semana pasada, para defender a Escalona y su opción senatorial en un cupo DC. Y sincerémonos, lo hizo en su única condición pública hoy: la de rector de una universidad privada. Y aquello, además de inverosímil, no pasó inadvertido.

Sí, porque Martínez hoy no ocupa ningún cargo directivo en el PDC, y solamente figura como rector de la Universidad Miguel de Cervantes. Aunque es el “Gute” de siempre, el mismo que alguna vez sus camaradas acusaron de haberse robado las urnas, en la época en que controlaba con mano férrea el aparato DC, lo que obligó a un viejo diablo a hacerlo su socio para imponerse, primero, como presidente del partido y luego como presidenciable.

Aunque Aylwin fue generoso con él y su entorno: Martínez fue electo diputado y su mujer, la única ministra de ese gabinete.

Fue parlamentario hasta que se aburrió y llegó a ser, inclusive, presidente de la Cámara entre 1996 y 1998. A diferencia de otros próceres, con una personalidad menos ególatra, aunque con más vocación de poder, descubrió tempranamente que no era necesaria la tribuna pública para ser influyente. No había que ser obligatoriamente visible, menos si aquello podía quedar al arbitrio del veredicto popular. Se sumergió sin dejar nunca de ser un primus inter pares en la Concertación.

[cita]Por eso es que Camilo hoy es su socio, pues comparten una misma autopercepción: la der ser imprescindibles y, por tanto, eternos. De allí que Michelle les resulte cada vez más insoportable: no requiere de estrategas y eso los pone iracundos.[/cita]

Junto a otros conocidos hicieron que la transición fuese esa cosa coja, de eterna negociación, menos en aquello que la derecha no permitía tocar: los fundamentos del modelo. Y, en ese juego de casino, se volvieron ludópatas y adictos. Por eso es que Camilo hoy es su socio, pues comparten una misma autopercepción: la der ser imprescindibles y, por tanto, eternos.

De allí que Michelle les resulte cada vez más insoportable: no requiere de estrategas y eso los pone iracundos.

Ya no son el contrapeso y la sensatez porque el orden que defendieron (aunque no lo quieran ver) se cae a pedazos y la presidenciable lo sabe. Es por eso que ‘se operó’ de ellos.

Y ante la pérdida objetiva de poder reaccionan y emergen con las prácticas de esa vieja escuela: conspirando mañosamente para ganar por secretaría.

Y digámoslo derechamente, Escalona no quiso ir a primarias no porque le harían trampa, sino lisa y llanamente porque las iba a perder.

Intenta entonces, con la ayuda de su compadre, torcer la mano al destino con una maniobra de esas que les dio fama en los 90’, y a la cuenta de la cual siguen girando cheques, aunque ahora sin fondos.

Es por eso que sin pudor alguno, la ‘operación rescate’ de la vieja política se articula desde la rectoría de una universidad privada, una de esas que ha sido salpicada por el escándalo del lucro.

Tal maniobra hoy, no puede resultar más ajena y distante a lo que Michelle intenta representar. Y ellos continúan sin darse cuenta.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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