Publicidad
Ascenso de juez Cerda a la Suprema se entrampa por agenda personal de Piñera por los 40 años del golpe Gobierno habría empezado a sondear nombre de Escobar Zepeda

Ascenso de juez Cerda a la Suprema se entrampa por agenda personal de Piñera por los 40 años del golpe

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
Ver Más

Se daba casi por descontado que el juez ligado a la defensa de los Derechos Humanos fuera el nombre de La Moneda para llegar al Máximo Tribunal. Sin embargo, la apuesta del Mandatario –que cerró el Penal Cordillera y sumó el adjetivo de “cómplices pasivos” a su discurso– agotó la línea de crédito con la UDI, que no aceptará el nombre del ministro como nuevo sobregiro.


Era nombre cantado y todas las señales apuntaban a que –como nunca antes– estaban dadas las condiciones para que el juez Carlos Cerda fuera nominado por La Moneda al Senado para ascender finalmente a la Corte Suprema, luego de años de un veto explícito de la derecha.

Sin embargo, la idea está entrampada ahora por los coletazos políticos que provocó en el seno de la Alianza la agenda personal que desplegó en septiembre el Presidente Sebastián Piñera por los cuarenta años del golpe de Estado.

A finales de julio, en La Moneda y en el Poder Judicial coincidían en que había un escenario propicio para proponer y aprobar el nombre de Cerda, vetado por la derecha debido al papel que jugó desde tribunales en la defensa de los Derechos Humanos en dictadura. Es más, en esos días, desde el gobierno se hacía hincapié en que el Presidente Piñera no tenía ningún veto sobre el magistrado, que nuevamente integraba la quina –con la mayor cantidad de votos– propuesta por el máximo tribunal. Algo que Piñera reconoció por primera vez públicamente este martes, al ser consultado específicamente por la situación de Cerda durante una entrevista en Radio Bío Bío: “Que hubo jueces que cumplieron con su labor e investigaron, por supuesto que sí, yo les saco el sombrero. Y le puedo decir que ningún juez está vedado de llegar a la Corte Suprema por haber cumplido con su labor (…) no hay ningún juez que tenga un veto por eso”.

Sin embargo, fue menos categórico cuando se le preguntó si esa garantía era extensible a la Alianza: “No, no creo que haya un veto” y optó por irse por las ramas al afirmar que cada poder del Estado que participa en el ascenso de un juez a la Corte Suprema “actúa de acuerdo a su propio criterio y eso es lo que corresponde en democracia”.

Piñera no tenía otra opción ni respuesta, porque el nombre de Cerda nuevamente se habría entrampado, a pesar de ser uno de los magistrados con una de las mejores calificaciones  –6,86, la tercera mejor a nivel nacional– y reconocimiento a nivel político, académico y judicial. Explican que la razón es que el golpe de Piñera durante septiembre a su propia coalición generó tanto impacto en la derecha, que “se hace intolerable para la UDI en este minuto” tragarse, más encima, que un Presidente de derecha rompa el veto al juez ícono de los DD.HH. y lo instale en el máximo tribunal.

[cita]Así, con esta seguidilla de eventos y, sobre todo, las heridas que dejó esta agenda en el oficialismo, se dice que “hasta el 31 de agosto (Cerda) era nombre timbrado”, pero que ahora desde el gobierno se reconoce que ya no es así, que se complicaron las cosas. “La UDI no se lo va a permitir ahora”, recalcan.[/cita]

El análisis que se hace en Palacio –según trascendió– es que todo tiene un límite y, bajo esa premisa, el costo de la agenda personal que desplegó Piñera lo pagaría el ascenso de Cerda. Primero fue el bombazo que lanzó el Mandatario a la UDI y un sector de RN cuando habló de los “cómplices pasivos”, frase con que hizo una diferencia radical en la derecha entre los que fueron parte de la dictadura y los que no, como él, lo que de paso dañó bastante la candidatura presidencial de Evelyn Matthei.

Luego, cerró el Penal Cordillera, lo que puso broche de oro a su performance y reavivó las duras disputas internas en la derecha, divisiones que no bajaron de decibeles, porque en medio de todo esto el ministro de Defensa, Rodrigo Hinzpeter –histórico aliado de Piñera– habló públicamente de las diferencias “éticas” que hay en la derecha, desatando nuevamente las iras conservadoras de la Alianza.

Así, con esta seguidilla de eventos y sobre todo las heridas que dejó esta agenda en el oficialismo, se dice que “hasta el 31 de agosto (Cerda) era nombre timbrado”, pero que ahora desde el gobierno se reconoce que ya no es así, que se complicaron las cosas. “La UDI no se lo va a permitir ahora”, recalcan.

La quina con el nombre de Cerda lleva más de tres meses en el escritorio del Presidente esperando una definición, que se ha dilatado semana a semana y que sigue en compás de espera, a pesar de que había algunos indicios de que La Moneda tomaría una decisión en estos días.

Es más, trascendió que desde el Gobierno se comenzó a sondear un nombre alternativo a Cerda, el del juez Juan Escobar Zepeda, que también integra la quina en la que, además, están los nombres de los jueces Alfredo Pfeiffer, Carlos Aránguiz y Raúl Mera; una alternativa que desde ya algunos sectores, como el PS, dicen que no apoyarían, porque el oficialismo y La Moneda ya lograron aprobar dos de sus nombres, Ricardo Blanco y Gloria Ana Chevesich, e instalarlos en la Corte Suprema.

Prueba de fuego

No todos en la UDI miran con recelo a Cerda. Hay algunos parlamentarios, muy ligados al mundo jurídico, que consideran un aporte que el ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago ascienda y llene la vacante que dejó en el máximo tribunal la jubilación de la jueza Gabriela Pérez. Incluso, estarían dispuestos a aprobar la propuesta.

Pero esa visión es una excepción a la regla. El grueso de la UDI y sectores de RN no se allanarían a la idea y cabe recordar que se necesitan 3/5 del Senado para aprobar la nominación, lo que en la práctica son 25 votos, quórum que ningún sector por sí solo logra alcanzar.

Desde la oposición se insiste en que Cerda es la mejor opción que puede tener Piñera, que “sería muy bueno” si manda el nombre, que lo despacharían entre lo que queda de octubre y antes de la elección presidencial y parlamentaria del 17 de noviembre.

Incluso, algunos senadores de la DC y el PPD agregan que si Piñera se atreve a nominar a Cerda sería una buena forma de “poner en práctica”, de “concretar” y “no quedarse sólo en las palabras”, aludiendo al cuestionamiento que hizo el Presidente a la Corte Suprema por el papel que jugó en dictadura, cuando –en septiembre obviamente– dijo que “hubo jueces que se dejaron someter y que negaron recursos de amparo que habrían permitido salvar tantas vidas”.

Desde la Alianza afirman que hay un factor que ha dilatado los ascensos pendientes. Piñera tiene en su poder, desde fines de mayo, otra quina para el cupo que dejó la muerte del juez Roberto Jacob, en la que está el nombre de la abogada Andrea Muñoz, además de otros cuatro abogados externos: Jorge Lagos, Daniel Peñailillo, Miguel Ángel Nacrur y Virginia Halpern.

Se dice que el Gobierno adquirió una especie de compromiso con la senadora DC, Soledad Alvear, de proponer a Muñoz, si la parlamentaria apoyaba el ascenso de Chevesich en junio, como lo hizo en el seno de la comisión de Constitución, Legislación y Justicia y luego en la sala, junto a otros senadores de la falange.

Desde la DC desmintieron que exista tal compromiso, que “es falso”, y que en la quina existen otros nombres, como el de Peñailillo, que serían bien vistos y apoyados de ser propuestos.

Pero desde la Alianza insisten en que ese compromiso es parte del nudo supremo que hay. “Es uno o es otro, o es Muñoz o es Cerda, pero no los dos”, sentencian desde la derecha, una versión que en todo caso sectores de la Nueva Mayoría en el Senado confirman en privado; aunque señalan que es un “acuerdo” que hizo Alvear y no la Democracia Cristiana.

 

Publicidad

Tendencias