Publicidad
Carlos Peña: “Lo que ocurre es que la derecha –tal como se la conoce ahora– está llegando a su fin” Demoledor análisis previo a los comicios del 17 de noviembre

Carlos Peña: “Lo que ocurre es que la derecha –tal como se la conoce ahora– está llegando a su fin”

“El vigor de la derecha que ganó las presidenciales hace apenas cuatro años está desapareciendo. Y, salvo un milagro –pero milagro no habrá aunque todos los creyentes de derecha hagan una manda en la misa de este domingo–, perderá estrepitosamente las elecciones presidenciales”, precisa el rector de la UDP.


Un demoledor análisis de lo que está atravesando el oficialismo a semanas de las elecciones presidenciales realizó el rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, afirmando que los malos resultados obtenidos en las encuestas, especialmente en la última CEP, muestran que “la derecha –tal como se la conoce hasta ahora– está llegando a su fin” y añade que el vigor que demostró en los comicios pasados está “desapareciendo”.

En su habitual columna en El Mercurio, el académico precisa que “el vigor de la derecha que ganó las presidenciales hace apenas cuatro años está desapareciendo. Y, salvo un milagro –pero milagro no habrá aunque todos los creyentes de derecha hagan una manda en la misa de este domingo–, perderá estrepitosamente las elecciones presidenciales”.

Incluso sostiene que la abanderada de la Alianza, Evelyn Matthei, se equivoca al responsabilizarse ella de una eventual derrota en su persona. “Lo que ocurre es que la derecha –tal como se la conoce hasta ahora– está llegando a su fin”, afirma.

El rector de la UDP también plantea que existen varias razones por las cuales la adhesión que logró concitar la derecha hace cuatro años “se haya esfumado”, entre las que destaca la mala calidad de los dirigentes que encabezan los partidos políticos, ya que un mal Presidente –explica– y buenos partidos es una ecuación que puede funcionar, al igual que un buen Presidente con malos partidos.

Y pone el énfasis en que “un mal Presidente con malos partidos, con partidos mal dirigidos, no llega a ninguna parte. Es lo que le ha ocurrido a la derecha chilena”.

Afirma que es difícil recordar otro momento en que los liderazgos de los partidos de derecha hayan sido “tan mediocres y tan a contrapelo de los tiempos”.

Peña explica que en Renovación Nacional se encuentra Carlos Larraín, “un hombre que cuando mira a Chile ve una hacienda. Y su partido ha fallado tristemente en uno de sus deberes más alucinantes: jubilarlo. La situación no es muy distinta con la UDI. Jovino Novoa tiene un mal pasado, pero tiene ideas; Patricio Melero, el actual presidente, tiene un mal pasado y no tiene malas ideas: en él no hay ninguna”.

Otro punto que explicaría la baja adhesión a la candidatura de Matthei se refiere a que el actual gobierno no haya sido de derecha.

“Que todo haya sido un espejismo. Y que la derecha de verdad nunca haya ganado las presidenciales. La hipótesis parece descabellada; pero no lo es tanto. Allí donde la derecha promete en todo el mundo disminuir los impuestos, aquí se los aumentó,; allí donde la derecha promueve el afán de ganancia individual, el lucro, aquí se lo condenó,; allí donde la derecha promueve la familia tradicional, una madre, un padre, hijos, aquí se han esgrimido ideales alternativos; allí donde la derecha promueve liderazgos firmes, con convicciones claras, a veces contramayoritarias, aquí se repitió una y otra vez a la gente lo de Groucho Marx: ¡estos son mis principios! (pero si no le gradan, continuó el Presidente, tengo otros)”, expone.

Y añade que “el gobierno de derecha que está concluyendo fue una alucinación. La derecha estuvo presa de una fantasía: creyó que eran sus ideas las que gobernaban”.

Otro aspecto es que Sebastián Piñera haya hecho un buen gobierno, pero que haya sido un mal Presidente.

“Para ser un buen Presidente no es suficiente la sagacidad y la astucia felina. Se requiere la capacidad de conectarse con las mayorías, de empatizar con ellas, trazar un vínculo invisible entre las pulsiones de la gente común y corriente y quien tiene a su cargo la nave del Estado. A Piñera pareció ocurrirle lo de Jorge Alessandri. Este tenía, a fin de cuentas, una distancia inconfesable con la gente; Piñera, por su parte, siente algo cuyos efectos son similares: se siente él mismo tan exitoso y sagaz que la gente, cuya simpatía paradójicamente quiere ganarse, debe parecerle tonta y lenta”, precisa.

Por tales razones, el académico sostiene que “no puede ser buena candidata quien viene saliendo de un espejismo, está al abrigo de un mal Presidente y apoyada por dirigentes que habrían hecho un estupendo trabajo como concejales preocupados de los jardines; pero que, desgraciadamente, creyeron que estaban llamados a grandes tareas”.

Publicidad

Tendencias