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La pugna de RN y Piñera hace crujir la “institucionalidad” de la Alianza Partido se prepara para enfrentar renuncias de figuras

La pugna de RN y Piñera hace crujir la “institucionalidad” de la Alianza

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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En la derecha ya saben que los planes del Presidente apuntan al camino propio: instalarse los próximos cuatro años como la tercera fuerza política del sector. Una aventura “caudillista” marcada por el conocido personalismo del Mandatario, comentan en la Alianza, que en todo caso puede no tener un buen final, porque en la coalición no se quedarán con los brazos cruzados.


“No creo en las organizaciones partidistas, sino que en los movimientos que aprovechan las oportunidades, que actúan rápido, que sorprenden electoralmente al adversario (…) lo que te recomiendo es que crees un movimiento, no un partido”. La frase pertenece al Presidente Sebastián Piñera y es parte de los “consejos políticos” que le dio una noche en su propia casa al alcalde derechista de Buenos Aires, Mauricio Macri, uno de los principales detractores del gobierno de Cristina Fernández.

La conversación se dio en una cena en casa de Piñera hace unos años, el 2010, durante una de las visitas de Macri a Santiago, a la que asistieron dirigentes de la Alianza, como Patricio Melero y Juan Antonio Coloma, y ministros como Rodrigo Hinzpeter y Felipe Bulnes. Quienes estuvieron ahí cuentan que cuando Piñera le dio ese consejo al dirigente argentino, hubo un silencio entre los comensales, porque para muchos “quedó reflejado lo que realmente piensa” el Presidente sobre la Alianza, los partidos, lo que hoy tiene total sentido en RN ante el conflicto público que atraviesan con el Mandatario por las responsabilidades políticas en la derrota electoral.

Ese es el conflicto de fondo –aseguran en RN– que hay tras la guerra de declaraciones que gatillaron las palabras del senador electo de RN Andrés Allamand, quien responsabilizó a La Moneda y a Piñera por el mal rendimiento electoral de la derecha, algo que muchos piensan pero que pocos reconocen en público. Este es un “verdadero gallito político”, agregan, entre la institucionalidad del partido que dirige Carlos Larraín y el personalismo que caracteriza a Piñera, que hoy se ve plasmado en sus planes políticos una vez que entregue la banda presidencial en marzo: “Esto es una pelea entre la agenda personal de Piñera y la agenda institucional de RN y de la UDI también”.

Desde los inicios de esta administración, a Piñera se le criticó precisamente eso, su personalismo, una de las razones centrales de sus permanentes conflictos con los partidos que lo ayudaron a llegar a La Moneda. Es conocido que en reiteradas ocasiones en la UDI y RN se ha criticado que este no ha sido “el gobierno de la centroderecha”, sino que “es el gobierno de Piñera”.

[cita]Esa institucionalización del “piñerismo” se plasmará a través de la fundación que el Mandatario quiere formar el próximo año para defender el “legado” de su gobierno, a donde se irían los ministros de la Segres, Cristián Larroulet; de Interior, Andrés Chadwick; la vocera, Hinzpeter y Baranda. Y también a través del referente, Renovación Liberal, que crearían los disidentes de RN que podrían seguir al Presidente en su estrategia de camino propio, encabezados por la senadora Lily Pérez.[/cita]

La defensa corporativa que ha hecho una serie de ministros –Cecilia Pérez, Bruno Baranda, Rodrigo Hinzpeter– a la figura del Presidente ante las críticas de Allamand evidencia, a ojos de RN, el objetivo de “institucionalizar el gobierno de Piñera después de marzo”, para transformarse en la tercera fuerza de la Alianza.

Ese es un espacio que también quiere disputar Evópoli, liderado por Felipe Kast y Hernán Larraín Matte, un movimiento que ya cumplió un año, que logró un diputado electo en noviembre y que, si bien son categóricos en recalcar que no se creó para atravesarse en los proyectos de Piñera, sí es cierto que es una apuesta por la “renovación” de la derecha, totalmente “autónoma de cualquier tipo de personalismos”, recalcan.

Esa institucionalización del “piñerismo” se plasmará a través de la fundación que el Mandatario quiere formar el próximo año para defender el “legado” de su gobierno, a donde se irían los ministros de la Segres, Cristián Larroulet; de Interior, Andrés Chadwick; la vocera, Hinzpeter y Baranda. Y también a través del referente, Renovación Liberal, que crearían los disidentes de RN que podrían seguir al Presidente en su estrategia de camino propio, encabezados por la senadora Lily Pérez.

Afirman que La Moneda ha dejado claro a los partidos que la mejor forma de enfrentarse al regreso de Michelle Bachelet al gobierno, es “cerrando filas desde ahora con la obra” piñerista en estos cuatro años. Pero explican que el problema de esa estrategia pasa porque no tiene rasgos de autocrítica, necesaria –insisten en RN– después de una derrota electoral como la vivida y que La Moneda peca de “liviandad” al justificar en público y en privado las falencias de su gestión sólo con problemas “netamente comunicacionales”.

Recalcan que es evidente que La Moneda busca por todos los medios minimizar su evidente responsabilidad en la derrota electoral, pero la estrategia no considera a la Alianza, donde en sus huestes hay molestia profunda con el gobierno. Hoy ven que el piñerismo no tiene consideradas a RN ni a la UDI y que lo único que se busca es blindar la imagen del Mandatario para irrumpir en la carrera presidencial con miras al 2017.  Eso –recalcan– a costa, incluso, de la propia coalición.

 La amenaza fantasma    

En RN afirman que no han sido novedad las reiteradas declaraciones de ministros y algunos parlamentarios anunciando que están en proceso de “reflexión” para evaluar su permanencia en las filas del partido. Explican que hace semanas, ad portas de la segunda vuelta, La Moneda “había amenazado” a la directiva de RN con una arremetida de renuncias si se culpaba a Piñera de la derrota.

La senadora Lily Pérez, Baranda, la ministra Pérez, Hinzpeter, la ex ministra Catalina Parot, los diputados Nicolás Monckeberg, Marcela Sabat, Joaquín Godoy y Karla Rubilar, podrían ser las bajas que deberá enfrentar RN en un futuro próximo. Dicen que el Presidente Piñera pidió a su entorno que no se produzcan antes de marzo –considerando que algunos de sus ministros piensan en resolver su situación en las próximas semanas–, ya que ello agudizaría aún más el conflicto con la Alianza en sus dos últimos meses de gestión.

En RN confiesan que, de concretarse estas renuncias, “sería un golpe duro para el partido”, que eso no se puede desconocer, por algo el timonel Carlos Larraín ha desplegado gestiones para frenar la situación, pero que el partido está en condiciones de resistirlo y que este “no es un germen de escisión”.

Es más, dicen que el gran perjudicado a mediano plazo “puede ser el propio Piñera con esta amenaza caudillista”, ya que de toda la lista de posibles renuncias de militantes del partido y supuestas figuras de la Alianza, son pocos los que “efectivamente tienen representatividad real” fuera de la coalición. “Baranda, Hinzpeter, Larroulet no representan a nadie, no son referentes de nada”, sentencian.

La fuga de figuras partió con la posibilidad de que Piñera no reactive su militancia en RN y ha sido duramente cuestionada. Ya la semana pasada se advertía públicamente de las razones de fondo de esta pugna. En  una entrevista con radio Cooperativa, el senador electo de RN Manuel José Ossandón precisó que toda esta situación “es una estrategia para debilitar a RN, lo que me parece súper malo, porque un espíritu republicano dice claramente que el Presidente, sus ministros, después de haber gobernado tienen que volver a su casa y si después quieren irse, está bien. Pero esto de irse antes no me parece correcto».

Lo cierto es que por más críticas del piñerismo a Allamand y Ossandón, ambos llegarán en marzo al Senado y ya está claro que cultivarán un duro perfil político, de defensa de la Alianza, de RN, de crítica a los errores cometidos, de liderazgo fuerte en el Congreso. Es que consideran que es ahí, en la Cámara Alta, donde se darán las grandes disputas políticas los próximos cuatro años, porque el programa de reformas profundas de Bachelet necesariamente debe ser discutido, tramitado y votado por el Parlamento.

Precisamente ese escenario, ese factor “no ha sido considerado” por el piñerismo, cuáles son las piezas con las que realmente contarán en el Congreso y el peso real que tendrán. Por eso en RN consideran que “no será fácil” para Piñera enfrentarse a Ossandón y Allamand, a partir de marzo, si opta realmente por el camino propio, porque además tendrá a la UDI sin la defensa cerrada que hacen de él hasta ahora, la que –adelantan– se acabará una vez que Piñera entregue la banda a Bachelet.

 En tanto en la UDI…

El debut del 2014 no vendrá pacífico para la derecha. Los Consejos Generales de la UDI, primero, el fin de semana del 11 de enero,  y de RN, a la semana siguiente, el 18, serán realmente intensos.

Allamand, más allá de las críticas públicas que se ha llevado, logró instalar el debate de las responsabilidades de la derrota electoral en el seno del consejo del 18 y neutralizar, agregan, el intento de diputados piñeristas como Sabat, Monckeberg y Leopoldo Pérez de intentar “canalizar” ese día el evidente descontento de las bases a través de un documento.

Vayan o no los ministros RN al Consejo General del partido, la catarsis, el análisis será inevitable. En lo que no hay consenso es en lo rentable que puede ser que asistan las autoridades de gobierno, ya que algunos dicen que sería bueno para las bases que se hagan presentes Pérez, Hinzpeter y el resto de las autoridades, pero otros afirman que “se les puede venir encima” el consejo, si mantienen las amenazas de renuncias y las críticas a Ossandón y Allamand.

En la UDI las cosas no están calmadas ni tampoco son fáciles, sólo que el conflicto de RN con La Moneda se ha llevado toda la atención y le ha permitido a la directiva gremialista sortear públicamente el descontento interno y las facturas políticas pendientes por las derrotas parlamentarias y presidencial.

De hecho, comentan que es posible que el debate del 11 de enero sea “a puerta cerrada”, precisamente para evitar que salga a la luz pública el grado real del malestar en el partido, ya que se habría “garantizado” a La Moneda tratar de evitar que el debate fuera con “derramamiento de sangre” que salpique por ahora al Presidente.

Además, se están barajando las alternativas para la sucesión de la mesa que encabeza Patricio Melero, pero hasta ahora han fracasado –afirman– los intentos por llegar a una fórmula de consenso, por lo que no descartan “alguna sorpresa” para ese día.

Con todo este panorama en la derecha, no es casual que en estos días a varios en la Alianza les retumben en sus oídos las palabras que Piñera le dijo a Macri el 2010. Es más, algunos dicen que efectivamente el alcalde bonaerense es un referente que Piñera mira por el liderazgo personal que ha cultivado y, claro, las evidentes similitudes que tienen: es un magnate de uno de los imperios empresariales más fuertes de Argentina (Grupo Macri-SOCMA), con actividades en la construcción, comunicaciones, servicios, minería, automotores, ligado al deporte –fue presidente de Boca Juniors–, que se perfila como el principal contrapunto al gobierno de Fernández. Cualquier semejanza con la realidad chilena, es casualidad.

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