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Peña: “Las reformas educativas del Gobierno son estrictamente socialdemócratas y no aspiran a ese cambio de paradigma” Rector de la UDP dice que marcha evidenció diferencias entre el Ejecutivo y estudiantes

Peña: “Las reformas educativas del Gobierno son estrictamente socialdemócratas y no aspiran a ese cambio de paradigma”

El académico expone que “con la excepción de aquellos que ven en la narrativa del cambio de paradigma un sucedáneo tardío de la revolución que alguna vez añoraron, pero que nunca fue, la mayor parte del Gobierno sigue siendo socialdemócrata. Y por eso –nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio– habrá reforma educativa, no cambio de paradigma”.


El rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña, asegura que en el país habrá reformas educativas que son impulsadas por Michelle Bachelet, pero sostiene que estas modificaciones no son lo que esperan los estudiantes que aspiran a un cambio de paradigma, ya que el “Gobierno sigue siendo socialdemócrata”.

En su habitual columna en El Mercurio, el académico explica que la marcha del jueves pasado “puso de manifiesto la diferencia entre el Gobierno y el movimiento estudiantil” respecto a la reforma educacional.

Agrega que “mientras el Gobierno plantea un programa de reformas, los dirigentes estudiantiles aspiran a un cambio de paradigma”.

Y explica que el término lo puso de moda el filósofo e historiador de la ciencia T. Kuhn, quien creyó descubrir que la ciencia no era socialdemócrata, sino revolucionaria.

“En vez de progresar poco a poco mediante mejoras sucesivas que se agregaban una a otra, avanzaba a saltos, a través de convulsiones que cambiaban radicalmente lo que les antecedía. Por eso habló de cambios de paradigma. Un paradigma, explicó, es un sistema de conceptos, prejuicios, valores y creencias. Cómo es la realidad, qué límites tiene y cómo se comporta, depende del paradigma. Es como si un paradigma equivaliera a anteojos que modelan la realidad. Para que la realidad sea distinta, hay que cambiar de anteojos”, precisa.

Peña sostiene que la mayor parte de los dirigentes estudiantiles conciben su tarea como un esfuerzo por cambiar el paradigma con el que se mira a la educación en el país y el lugar que tiene en la sociedad, ya que “si se cambia el paradigma educativo, piensan, se cambia la realidad”.

“Ellos piensan que la forma en que se concibe la educación tiene el mismo lugar que Marx asignó a las condiciones materiales de la existencia: en la educación reposarían las claves de la vida social, el secreto que la constituye. Si se le cambia –si se pasa de concebirla como un bien de consumo a concebirla como un derecho social, como incluso la Presidenta ha repetido–, todas las relaciones sociales comenzarían, piensan, tarde o temprano, a ser distintas. La cooperación sustituiría a la competencia; el afán de lucro cedería el paso al trabajo altruista; la desigualdad, por fin, se dejaría vencer. Y es que cambiaría el paradigma. La reforma educativa, para los estudiantes, debe ser un cambio de paradigma. No una mejora socialdemócrata, sino un salto revolucionario”, menciona en su columna.

Además, se cuestiona si el pensamiento que tiene el Gobierno y los parlamentarios que impulsan la reforma es el mismo que tienen los estudiantes, a lo que responde: “Evidentemente, no”.

“Al margen de la retórica y de las concesiones narrativas (esas obvias trampas de la política), las reformas educativas del Gobierno son estrictamente socialdemócratas y no aspiran a ese cambio de paradigma por el que abogan, y con el que sueñan, algunos dirigentes estudiantiles”, explica.

Peña se pregunta si la educación es un derecho social o un bien de consumo, a lo cual responde que son ambas cosas, ya que es “un derecho social a la hora del acceso, porque la capacidad de pago no determinará el ingreso a las instituciones. Pero al mismo tiempo un bien de consumo, en la medida en que cada uno de los estudiantes, especialmente de educación superior, se apropiará, a través de la renta futura que percibirá, parte importante de los beneficios de la educación que reciba. Así entonces, cuando la Presidenta dice que la educación dejará de ser un bien de consumo y pasará a ser un derecho social, está haciendo un pase retórico: será ambas cosas. No solo un bien de consumo del que se apropia predominantemente quien lo recibe. No solo un derecho social. Ambas cosas. Una mejora estrictamente socialdemócrata, no un cambio de paradigma”.

También se cuestiona si la educación estatal es un sinónimo de educación pública, afirmando que “no, en absoluto. Las entidades privadas también pueden poseer un sentido público que merece el reconocimiento. Ahí están la Universidad Austral, la Universidad de Concepción, la Pontificia Universidad Católica. El fetichismo estatal no lo comparte el Gobierno”.

En cuanto al fin al lucro, el rector de la UDP señala que también hay una contradicción con este tema, ya que evidentemente es necesario terminar con esto, pero “solo con recursos públicos. Lo que repugna al Gobierno no es el lucro a secas, es el lucro con subsidios provenientes de rentas generales. Ello quiere decir que nada obstará a que exista la educación escolar con fines de lucro si no median subsidios”.

Finalmente, el académico expone que “con la excepción de aquellos que ven en la narrativa del cambio de paradigma un sucedáneo tardío de la revolución que alguna vez añoraron, pero que nunca fue, la mayor parte del Gobierno sigue siendo socialdemócrata. Y por eso –nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio– habrá reforma educativa, no cambio de paradigma”.

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