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El tenso cara a cara que espera a la Nueva Mayoría y La Moneda tras el acuerdo por la Reforma Tributaria Gobierno pone foco en el PC y evitar perder apoyo de la calle los próximos meses

El tenso cara a cara que espera a la Nueva Mayoría y La Moneda tras el acuerdo por la Reforma Tributaria

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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En la coalición hay una dura crítica a la falta de “estética política” con que se llevó adelante el protocolo y, sobre todo, por la sensación de que es un pacto “entre cuatro paredes”, de esos que tanto se criticaron durante la campaña presidencial. El gobierno optó por no responder públicamente a las críticas para que no escale el conflicto y jugarse las cartas de apagar el incendio en una intensa ronda de reuniones hoy.


Largo día de reuniones, pero ante todo de muchas explicaciones. Ese será el tenor de esta jornada en toda la Nueva Mayoría, debido a los efectos y coletazos que provocó el protocolo de acuerdo para la Reforma Tributaria que se selló en el Senado la semana pasada, fraguado a espaldas del ala progresista de la coalición de gobierno. En el oficialismo todos coinciden en que ahí se marcó un punto de inflexión. Sin embargo, qué significa eso y qué efecto tendrá esta nueva estrategia en el destino de las demás reformas emblemáticas –educacional y cambios del sistema binominal y de la Constitución– prometidas por la Presidenta Michelle Bachelet, es la gran duda imperante.

Los siete timoneles de la Nueva Mayoría se reunirán esta mañana con los ministros –Rodrigo Peñailillo (Interior), Ximena Rincón (Segpres) y Álvaro Elizalde (Segegob)– en el habitual comité político de los lunes en La Moneda. También se llevarán a cabo las reuniones de coordinación legislativa de las bancadas parlamentarias con los ministros de Palacio y las bilaterales de rigor que en paralelo se efectúan.

Todas estas citas se vaticinan bastante tensas, dados el clima de molestia y los reclamos que los partidos pondrán sobre la mesa de conversación con el gobierno, por la falta de “estética política” con que se llevó adelante el acuerdo, sin considerar ni informar al PC, al MAS, la IC y al resto de las bancadas de diputados del oficialismo sobre las negociaciones y menos acerca de su contenido.

Pero, además, está en el tapete esa sensación de que este es un “entre cuatro paredes”, de esos que tanto se criticó durante la campaña presidencial del año pasado y que se prometió a todos los vientos que no se replicarían en este segundo mandato de Bachelet. Sin embargo, aquello fue reafirmado durante los últimos días gracias a la profusa descripción –con lujo de detalles en los medios de comunicación– de todas las reuniones privadas que se llevaron a cabo entre empresarios, figuras de la derecha, el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, y su subsecretario, Alejandro Micco, con parlamentarios de la Nueva Mayoría, puntualmente los senadores de la Comisión de Hacienda, como Andrés Zaldívar, fiel exponente del partido del orden, aquel sector más afín a las lógicas del consenso de la ex Concertación que al ala progresista de la coalición.

[cita]Además de las reuniones en La Moneda de esta mañana, la directiva del PC tiene una cita aparte con el ministro Arenas, donde el secretario de Estado debe “convencer” a los comunistas de que en el protocolo de la Reforma Tributaria no hay ni una línea que transgreda el llamado corazón del proyecto, vale decir, la recaudación de 8 mil 200 millones, pero también el principio de equidad tributaria, la eliminación real del FUT, así como que no que se dejaron las puertas abiertas para que, con otro nombre o figura, se cometan los mismos pecados del pasado.[/cita]

Sólo un ejemplo: el ex ministro de Economía de Sebastián Piñera, Juan Andrés Fontaine, reconoció que las conversaciones partieron “inmediatamente después de presentado el proyecto a la Cámara de Diputados y ahí empezamos los primeros aprontes sobre este tema» y añadió que se hizo “un cambio muy profundo a lo que era el diseño original de esta reforma, eso hay que reconocerlo”. No sólo eso, reconoció que las autoridades de gobierno se reunieron en su casa para tratar el tema: «Lo que aquí hubo fue un acercamiento que se fue gestando entre el gobierno y RN y los senadores de la Comisión de Hacienda y a partir de eso entre yo y otros en lo que se denominó el ‘canal técnico’, tuvimos conversaciones de alto nivel técnico (…). Eso terminó en largas conversaciones que fueron como de 6 horas, en mi casa, con el ministro Arenas y Alejandro Micco, los tres, con galletitas… y ahí avanzamos… se fueron analizando uno a uno los temas (…) los distintos impuestos que son tocados en la reforma fueron analizados uno a uno en detalle. Las reuniones con el equipo completo, con Micco deben haber sido unas 5 o 6 reuniones desde hace unas tres semanas que se mantuvieron en total sigilo».

Ese sigilo es parte de la molestia profunda en la Nueva Mayoría, que no solamente pasa por los comunistas, sino que se extiende a las bancadas de diputados del PRSD, los socialistas, el PPD e incluso a un sector de la DC. En La Moneda reconocen en privado que la estrategia siempre fue marcar terreno y demostrar fuerza en la Cámara de Diputados, “dar el golpe fuerte ahí”, afirman, para luego en el Senado abrirse a las conversaciones y que en ningún momento se les adelantó esa intención a sus parlamentarios, “para evitar que se filtrara”, señalan.

Reconocen que, haciendo un análisis frío, es efectivo que en el tema tributario “se privilegió abiertamente el acuerdo con el centro político”, marginando a la izquierda. Aseguran que era necesario, que están “conscientes de los costos”, uno de los cuales es que –admiten en Palacio– lo sucedido ha sido “un golpe fuerte a la mística” en las filas oficialistas; no obstante, apuestan –aseguran La Moneda– a que la molestia de parlamentarios como del PS y la DC » es más manejable”, que va “a primar la disciplina”.

A eso apuntó la reunión del viernes de la ministra Rincón con los secretarios generales de los siete partidos de la Nueva Mayoría, precisamente a tomar el pulso al clima interno en los partidos y, de esa forma, adelantar la contención.

Sin embargo, reconocen en La Moneda que donde tienen un problema real y no menor al frente, es con el Partido Comunista, porque “quedaron realmente heridos”, pues fueron abiertamente excluidos de lo que sucedía. “Si perdemos a los comunistas en la Reforma Educacional, perdemos la calle y ahí se pone difícil y complejo todo”, confesaron en Palacio.

Por eso, desde el viernes se está intentando “contener” la molestia y tratar de bajar los decibeles a la tensión, esa fue la razón de las dos reuniones que ese día tuvo el timonel comunista, Guillermo Teillier, primero con la ministra Rincón y, luego, en la tarde del referido viernes, con el propio Peñailillo.

“Más que disculpas queremos que se sinceren las cosas (…) que nos expliquen si realmente se tocaron los principios involucrados en la reforma”, precisó ese día Teillier, quien advirtió además que, a pesar de dichas conversaciones, este tema quedaba en suspenso hasta la jornada de hoy.

Es que además de las reuniones en La Moneda de esta mañana, la directiva del PC tiene una cita aparte con el ministro Arenas, donde el secretario de Estado debe “convencer” a los comunistas de que en el protocolo de la Reforma Tributaria no hay ni una línea que transgreda el llamado corazón del proyecto, vale decir, la recaudación de 8 mil 200 millones, pero también el principio de equidad tributaria, la eliminación real del FUT, así como que no que se dejaron las puertas abiertas para que, con otro nombre o figura, se cometan los mismos pecados del pasado.

Y no es el único encuentro relevante. Está agendada, asimismo, una reunión almuerzo de los parlamentarios de la Nueva Mayoría con el equipo del Ministerio de Educación, conversación importante, considerando los temores que imperan en el sector progresista del oficialismo por que el acuerdo tributario se extrapole efectivamente a esta área y se morigere la reforma en debate.

Ante la tensión y la molestia imperantes, La Moneda tomó la decisión de “no meterse públicamente” en esta discusión, no responder a las declaraciones ni a las críticas, precisamente para evitar que la situación escale y se transforme en una bola de nieve. Así, se apostó por las conversaciones privadas y las reuniones a puertas cerradas para tratar de contener el fuego interno. Al final del día, se verá si surtió efecto o este es el principio de la primera gran crisis de la segunda administración bacheletista.

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