El mayor de Ejército (r) y ex agente de la CNI sostuvo en el programa ‘El juez, la víctima y el victimario’ que «la Justicia se cortó en un eslabón, no pasó hacia arriba, los que daban las ordenes».
«Sí, sabíamos que también teníamos que torturar, a eso fuimos a la escuela de las Américas», sostiene Carlos Herrera Jiménez desde la cárcel de Punta Peuco, en una entrevista exhibida anoche en el programa ‘El juez, la víctima y el victimario’ de Chilevisión.
El mayor de Ejército (r) y ex agente de la CNI que cumple condena de presidio perpetuo por los homicidios de Tucapel Jiménez Alfaro y Juan Alegría Mundaca, asegura que «la Justicia se cortó en un eslabón, no pasó hacia arriba, los que daban las órdenes».
En ese minuto, recuerda el nombre de la persona que estaba a cargo de los fusilamientos en Pisagua: Jaime Krauss Rusque, ex edecán de la Cámara de Diputados y hermano del ex ministro de Patricio Aylwin, Enrique Krauss.
También se acuerda de Federico Willoughby, asesor directo de Pinochet, quien en 1990 asumió como Asesor de Asuntos Especiales de Aylwin.
«Yo no entré al Ejército para matar chilenos, pero me convirtieron en una bestia criminal», recalcó Herrera Jiménez.
En el programa se narró también la historia de Ana González, a quien prácticamente le mataron a su familia completa durante la dictadura. Y el trabajo empeñado por el ex juez Juan Guzmán.
