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La soterrada tensión entre Peñailillo y Aleuy por la agenda de seguridad Hasta el bombazo del lunes en la Escuela Militar había recelos y desconfianzas entre las autoridades de Interior

La soterrada tensión entre Peñailillo y Aleuy por la agenda de seguridad

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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Luego de la explosión de la bomba en la estación Los Dominicos, el 13 de julio, y posteriores explosiones en cajeros y una iglesia, desde Interior –y también algunos desde la Segegob– daban señales de que el ministro estaba molesto con su subsecretario por considerar que el tema de seguridad le estaba generando “mucho ruido”, más del pronosticado, y que no se estaba haciendo bien el trabajo en esta área. Se comentaba en esas semanas que esa supuesta ineficiencia de Aleuy generaría costos que ya se estaban traspasando a la imagen de Peñailillo.


Nadie discute que la explosión del lunes 8 en el SubCentro del Metro Escuela Militar cambio radicalmente el escenario político del país y puso el foco en otras prioridades, en este caso la seguridad. Un tema que está radicado en el Ministerio del Interior y que en los meses previos no dejó de generar tensiones y roces entre las dos autoridades encargadas de éste, el ministro Rodrigo Peñailillo y su subsecretario, Mahmud Aleuy, la que fueron siempre subterráneas y que se gestaban en sus diferentes estilos y visiones.

Un ejemplo de esas diferencias, explican en el gobierno, se reflejó en la discusión del proyecto de ley que se aprobó en primer trámite en la Cámara de Diputados el 20 de agosto para aumentar la dotación de Carabineros en 6 mil nuevos efectivos en cuatro años a partir del 2015. En las semanas y meses previos el rudo estilo político del subsecretario habría generado ciertas molestias en la policía uniformada por la definición de las destinaciones, ítem en el que apuntaba a tener un control férreo del Ejecutivo sobre esas definiciones.

Carabineros habría hecho sentir su molestia, incluso en esas semanas en el gobierno algunos advirtieron “cierto repliegue” de los efectivos en el control del comercio ambulante y su presencia en las calles. La tirantez –agregaron– la habría expresado la institución directamente a Peñailillo y se superó con una indicación sustitutiva sobre el punto.

Dicho episodio era una de las cosas que se comentaban en el gobierno, especialmente en los pasillos de Interior, previo al bombazo del lunes en el metro Escuela Militar, versiones encontradas sobre el trabajo de ambos que reflejaban una suerte de gallito subterráneo por establecer, fuera de las paredes del Ministerio, quién de los dos llevaba realmente las riendas en el tema de seguridad.

[cita]Como en todo, hay otra versión. Que el poder político que tiene el subsecretario lo convierte en un verdadero “cuarto ministro” en las sombras, que es él quien lleva las riendas del tema de seguridad, que efectivamente es Peñailillo el que pone la cara en esta agenda, el que da la señal pública, pero que es Aleuy el que lleva adelante todas las conversaciones necesarias, las avanzadas, las gestiones previas, como la ronda que se hizo con los bancos por la seguridad de los cajeros, así como con los supermercados y actores del transporte. “El ministro puede brillar porque hay alguien que hace la pega durante veinte horas diarias”, afirman en la Subsecretaría.[/cita]

Entre algunos asesores de Interior calificaron entonces la gestión de Aleuy como “precaria” y que “como subsecretario de Interior sigue siendo el experto electoral de siempre”. Es más, le cuestionan asimismo que la prioridad de su equipo de trabajo son las elecciones internas del PS y los próximos comicios municipales. Y acotan que insólitamente –ya que no se había hecho antes– delegó la firma de todos los temas de exonerados y de calificación de dicha condición al encargado de la Oficina de Exonerados.

Algunos asesores del ministro apuntan a las “falencias” en el Comité Policial, instancia en la que el subsecretario Aleuy puso a cargo a una persona de su confianza, la socióloga y doctora en Ciencia Política de nacionalidad peruana, Lucía Damert. Que ella no genera confianza entre los integrantes de dicho grupo de trabajo, que su presencia no es bien vista y que, por lo tanto, no hay mucha fluidez ahí en el trabajo, aunque quienes defienden la gestión de Damert aseguran que todo radica en una alta cuota de machismo de parte de las policías.

Que el poderoso hombre de Escalona, y quien maneja buena parte de la máquina PS, ha “aislado” al subsecretario de Prevención del Delito, Antonio Frey (PPD), que a pesar de su cargo “no pesa” en La Moneda en materia de seguridad y que este está, por lo mismo, abocado más que nada a la relación con los municipios. Agregan que se le ha marginado solo por su cercanía con el senador PPD, Felipe Harboe, más que por sus verdaderas competencias en estas materias.

Luego de la explosión de la bomba en la estación Los Dominicos, el 13 de julio, y posteriores explosiones en cajeros y una iglesia, desde Interior –y también algunos desde la Segegob– daban señales de que el ministro estaba molesto con su subsecretario por considerar que el tema de seguridad le estaba generando “mucho ruido”, más del pronosticado, y que no se estaba haciendo bien el trabajo en esta área. Se comentaba en esas semanas que esa supuesta ineficiencia de Aleuy generaría costos que ya se estaban traspasando a la imagen de Peñailillo.

Como en todo, hay otra versión. Que el poder político que tiene el subsecretario lo convierte en un verdadero “cuarto ministro” en las sombras, que es él quien lleva las riendas del tema de seguridad, que efectivamente es Peñailillo el que pone la cara en esta agenda, el que da la señal pública, pero que es Aleuy el que lleva adelante todas las conversaciones necesarias, las avanzadas, las gestiones previas, como la ronda que se hizo con los bancos por la seguridad de los cajeros, así como con los supermercados y actores del transporte. “El ministro puede brillar porque hay alguien que hace la pega durante veinte horas diarias”, afirman en la Subsecretaría.

Y agregan desde la Subsecretaría que hay muchas susceptibilidades sin sentido, porque en más de una ocasión el entorno del ministro ha “reclamado” por la “excesiva” aparición del subsecretario en los medios de comunicación, en circunstancias que previamente le habían cuestionado lo contrario y se había pedido mayor exposición.

Todo indica que hay una desconfianza mutua que se instaló entre los equipos del ministro y del subsecretario, no de todos, pero sí en varios de los asesores de ambas autoridades. Es más, hay quienes añaden que “los roces y tensiones pasan por el hecho de que la gente de Peñailillo no entiende ni se convence que el mejor aliado que tiene el ministro es precisamente Aleuy”. Eso porque destacan –algo que es sabido y reconocido en el mundo PS– que el subsecretario tiene un estilo político reservado, de bajo perfil, que no tiene agenda ni aspiraciones propias y que es disciplinado y leal para trabajar.

Punto de inflexión

Tanto el ministro como el subsecretario representan generaciones políticas distintas, choque que se hizo evidente en el debut del gobierno, cuando se cuestionaba la falta de experiencia de Peñaillillo y se hablaba que Aleuy, dada su trayectoria, tendría la tarea de apuntalarlo políticamente, lo que al final no ha ocurrido.

A finales de agosto, en La Nueva Mayoría afirmaban que “no ha sido imprescindible” que el subsecretario Aleuy vaya más allá en términos políticos, porque es indiscutible que “el ministro ha sido más solvente de lo esperado”.

Justamente, en la lógica de dupla y apoyo mutuo con la que trabajan Elizalde y Peñailillo, está la sospecha de que la vieja guardia concertacionista, de la que proviene Aleuy, está mirando la oportunidad de echar abajo el recambio generacional que representan y volver por sus fueros.

La tensión que había entre ambos y que se plasmó en parte de sus equipos de trabajo, comenzó a aplacarse –aseguran– hace un tiempo, que hubo un punto de inflexión importante porque el tema de la seguridad se convirtió en un invitado de piedra de la agenda y entró en una escalada que dejó en evidencia las grandes falencias que hay en materia de inteligencia para enfrentar este tipo de situaciones.

Por lo mismo, en esas semanas, entre quienes conocen a ambos, graficaban en positivo que “el fiato en la relación entre ambos es un proceso en curso” y que si bien “tienen formas de trabajo distintos, liderazgos muy diferentes, no son excluyentes”.

Luego del atentado del lunes en el SubCentro –agregan– las diferencias quedaron reducidas a su mínima expresión, que hay plena “sintonía” en el foco, prioridades y trabajo, que ninguno “se pierde” en el momento que se atraviesa y que, por lo mismo, sería un asunto en vías de superación.

Este viernes, Peñailillo -en calidad de vicepresidente– va a presentar el Plan de Difusión en Prevención, Seguridad y Autocuidado para  Fiestas Patrias, actividad donde estará acompañado por Aleuy e incluso Frey, carabineros e Investigaciones, más otras autoridades de gobierno.

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