En Gendarmería explicaron que se trató de un «control médico» y que el militar, que suma más de 100 años de presidio efectivo por delitos de lesa humanidad, fue custodiado por un funcionario de la institución. Desde la AFDD se preguntaron si cualquier preso que cumple condena tiene derecho a este beneficio, por lo que calificaron el hecho como inaceptable y una burla.
El martes 25 de noviembre, cerca de las 11 horas, la hija de un ex miembro del Ejército, víctima de violaciones a los derechos humanos durante la dictadura, llegó hasta el Hospital Militar, ubicado en La Reina, para efectuarse un control médico. Luego se sentó en la cafetería del recinto y a los pocos minutos se percató de que entre las pinturas que se exponían en el hall, muy interesado y tomando notas, se paseaba un hombre custodiado por un efectivo de Gendarmería. Para su sorpresa, se trataba de Miguel Krassnoff Martchenko, ex brigadier del Ejército e integrante de la Brigada Lautaro de la DINA, responsable del exterminio de opositores a Pinochet.
Krassnoff, según un informe elaborado por el Observatorio de Derechos Humanos de la UDP, hasta julio de 2013, sumaba 104 años y 11 días de condena de presidio efectivo por delitos de homicidio, secuestro y tortura. Además de otros 38 años y 77 días de pena sujeta a beneficios carcelarios, dentro de los que supuestamente se encontraría esta posibilidad de salir a hacerse exámenes fuera del penal de Punta Peuco donde cumple condena.
Lorena Pizarro, presidenta de la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), consideró inaceptable este beneficio. «Me pregunto cuántos presos en Chile tienen la posibilidad de salir a hacerse controles médicos. Esto nos hace dudar una vez más sobre el cumplimiento efectivo de las penas de estas personas.», afirmó, aludiendo también a Manuel Contreras, que hace algunos meses estuvo internado en el mismo recinto.
Pizarro pidió explicaciones a Gendarmería. «Sería conveniente saber qué patologías exactamente tienen o qué exámenes son que los obligan a salir y a no hacérselos al interior de la cárcel. Por lo pronto, hay dos cómplices, Gendarmería que facilita el traslado y el Hospital Militar que no especifica de qué se trata este procedimiento. De cualquier forma me parece una vergüenza, una burla».
Desde Gendarmería confirmaron que se trató de un control médico y que el condenado estuvo acompañado de un funcionario de la Unidad de Servicios Especiales.
