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Joignant hace un duro análisis a la Nueva Mayoría y asegura que ME-O electoralmente no tiene rival Dice que el gobierno tiene un gran proyecto, pero le falta programa

Joignant hace un duro análisis a la Nueva Mayoría y asegura que ME-O electoralmente no tiene rival

El cientista político explica que la coalición gobernante logró ampliarse, pero “pago el precio de exacerbar su heterogeneidad interna, y no procesó bien sus diferencias, no obstante la existencia de un programa común”.


El cientista político y académico de la Universidad Diego Portales, Alfredo Joignant, asegura que Marco Enríquez-Ominami ha tenido una evolución en el último tiempo, por lo que electoralmente hablando hoy no tiene rival y realiza un duro análisis a lo que ha sido el primer año de gobierno de la Nueva Mayoría, asegurando que el Ejecutivo tiene un gran proyecto, pero que le falta un programa

El también investigador principal  del COES, un nuevo centro de estudios en conjunto con las universidades de Chile, Católica, Adolfo Ibáñez y UDP, sostiene en una entrevista a El Mercurio que el ex candidato presidencial Andrés Velasco tuvo una involución hacia la derecha y que ME-O “ha evolucionado”

En ese sentido, explica que actualmente se siente “menos alejado que antes” del ex candidato presidencial, debido a que “él ha evolucionado y la Nueva Mayoría en su conjunto también”, por lo que “electoralmente hablando, Marco hoy no tiene rival”.

Sin embargo, Joignant hace un fuerte análisis a la Nueva Mayoría, argumentando que “le falta plasmar un esquema de gestión política adaptado a estos nuevos pisos transaccionales”.

Y añade que “la Nueva Mayoría se amplió como coalición pero pagó el precio de exacerbar su heterogeneidad interna, y no procesó bien sus diferencias, no obstante la existencia de un programa común”.

En ese sentido, menciona que hay una tensión que se refleja de mejor forma en la Democracia Cristiana, pero se apura en explicar que en cada partido de la coalición gobernante existen discusiones internas, diferencias de proyecto que no están bien resueltas políticamente.

El académico argumenta que dentro la Nueva Mayoría hay sectores donde se encuentran Gutenberg Martínez, Ignacio Walker y Mariana Aylwin que “sienten temor de un espacio donde todos concurramos desde nuestras diferencias, porque finalmente detrás de la libertad de elección de los padres –que si bien existe en Holanda y mayoritariamente en algunos países de la OCDE, sigue siendo una idea excéntrica– está que pueden elegir comunidades homogéneas. La escuela pública es precisamente lo contrario».

Además, cree que no se está yendo al fondo del problema en cuanto a la negativa a la reforma educacional y el argumento de que los padres no quieren que se termine la selección, porque “la libertad de enseñanza y de elección no está en discusión, sí el uso de dinero público a la hora de elegir colegios. En el modelo educacional chileno ese es efectivamente el principio de libertad de elección instalado y todos debemos tomar conciencia del tipo de sociedad que se desprende: sociedades segregadas, donde los pobres no van a coexistir con los ricos”.

“La solución no es prohibir la libertad de elección ni menos restringirla; es hacerla simplemente innecesaria, distribuyendo calidad e igualdad en las escuelas públicas. Eyzaguirre debió haber partido por la educación pública en vez de generar la imagen de guerra escolar. El ministro Eyzaguirre ha carecido completamente de poder pedagógico para explicar la reforma y describir una sociedad posible donde todos tenemos nuestro hogar”, afirma.

Y añade que “el temor que produjo la reforma educacional era evitable si se hubiera tenido claridad sobre las ideas propias. Los lapsus línguae del ministro Eyzaguirre con expresión de confusión”.

En cuanto al problema que enfrenta el gobierno sobre el tema, Joignant sostiene que el Ejecutivo “tiene un gran proyecto pero no tiene programa (…). Un proyecto es un dibujo de sociedad que tiene algo de lejano, de utópico, al cual aspirar, y que actúa con un programa de gobierno, medidas, políticas públicas. Este gobierno tiene ese dibujo, pero no tiene las bajadas programáticas”.

El cientista político también apunta a que es “tiempo de que un nuevo gabinete genere capacidad colectiva para emprender reformas graduales que consigan homogeneidad programática entre los socios. La capacidad colectiva estuvo demasiado concentrada en el ministro Peñailillo. No es su culpa ni de la Presidenta: finalmente es un problema de confianza”.

Al respecto, menciona que la nueva impronta que debiera tener este nuevo gabinete es el de un liderazgo colectivo en La Moneda para incidir en la coalición y retomar el camino de las reformas.

“Aquí hubo un cambio generacional muy importante; lo peor sería que el cambio de gabinete sea interpretado como la derrota de toda una generación joven. Dios nos libre si vuelven a dominar los viejos tercios de la Concertación, con todo el respeto y cariño que les tengo. Eso tendría consecuencias electorales nefastas. Distinto es si se construye un liderazgo político colectivo, con algunas figuras políticas de la vieja guardia, pero donde la hegemonía está dada por todos y no por uno”, expone.

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