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Jorge Navarrete: «La Presidenta es una mujer de izquierda que mira de manera instrumental la relación con la DC»

Jorge Navarrete: «La Presidenta es una mujer de izquierda que mira de manera instrumental la relación con la DC»

El abogado y ex militante DC cree que la Mandataria «ha llevado la ambigüedad al sitial de una doctrina de Gobierno».


El abogado, analista político y ex militante DC Jorge Navarrete se refirió a la tensa relación entre la DC y el Gobierno y que se ve graficada en lo que está ocurriendo entre el ministro del Interior, Jorge Burgos, y la Presidenta Michelle Bachelet.

«Para entender lo que está ocurriendo en este caso, son inseparables las características políticas y personales de Bachelet. Por una parte, la Presidenta es una mujer de izquierda, que mira de manera instrumental la relación con la DC, incluso como un mal necesario, en la medida que esta resulta indispensable para construir una mayoría política y social para gobernar y llevar adelante los cambios», sostuvo en entrevista con Pulso.

«Por la otra –agregó–, ha demostrado una aversión a cualquier dinámica que cuestione o relativice su autoridad, donde aparezca influenciada o pauteada por otros, lo que siempre hará difícil el diálogo con su ministro del Interior, más cuando hay un vínculo con personas que cuentan con un patrimonio político propio. A Bachelet no le acomoda la relación política entre pares».

Sobre la relación Bachelet-DC, Navarrete señaló que «el hecho de que la Falange sea la derecha de la izquierda en el oficialismo lleva a una tensión permanente por quienes creen al interior de la Nueva Mayoría que la DC está menos comprometida ideológica y culturalmente con las transformaciones propuestas; y, por lo mismo, se la percibe como un obstáculo e incordio para el cumplimiento de los objetivos propuestos. Lo anterior tiende a malinterpretar o a sospechar de todas las objeciones o ‘matices’ que se hacen por el partido más grande de la coalición, al que se le necesita mucho, se le respeta poco y se le quiere nada”.

Consultado por si la DC ganó algo en los últimos días con su «demostración de fuerza», el abogado respondió que «como todas las demostraciones de fuerza que hace la DC, estas son rápidamente relativizadas, explicadas e interpretadas por sus propios dirigentes, atenuando sus efectos y disminuyendo su real impacto. A propósito de los últimos episodios en relación con Burgos y Valdés, el senador Jorge Pizarro no se demoró más de 24 horas en desdecirse. Lo anterior, más allá de la tibieza que históricamente se le ha reprochado a la falange, ahora también hubo una disputa interna, en la medida que no se trata de una posición que compartían todos los dirigentes y militantes».

Ante la pregunta: ¿Hasta cuándo o hasta dónde puede permanecer la DC en la Nueva Mayoría? ¿Es sostenible que sigan?, Navarrete dejó en claro que «especular con esta cuestión ha sido una debilidad del mundo político y los periodistas. Las razones históricas, ideológicas y estéticas de por qué la DC es parte de una coalición de centroizquierda, constituyen una tradición e inercia difícil de romper. Pero hoy, incluso frente a la debacle de popularidad que ha experimentado el Gobierno, el detentar el poder y la expectativa de mantenerlo, sigue siendo un sólido elemento de aglutinación. Porque incluso soslayando todo lo primero, la pregunta relevante a continuación sería: ¿irse a dónde? Mientras no exista una seria posibilidad de constituir una alternativa políticamente coherente, competitiva y sustentable fuera de la Nueva Mayoría, veo muy difícil que la falange abandone su hogar, por más deteriorado que este se encuentre».

El ex militante DC analizó el liderazgo de la Presidenta: «En un régimen tan presidencialista como el nuestro, lo que haga o deje de hacer Bachelet es absolutamente decisivo para el devenir de los acontecimientos. La Presidenta de la República ha llevado la ambigüedad al sitial de una doctrina de Gobierno, donde observa y comenta el proceso como si fuera un agente externo, arbitra entre las fuerzas en disputa, e intenta equilibrarlas como si así se pudieran resolver los problemas y preservar el futuro de la coalición y su Gobierno».

“Que no confunda voluntad con voluntarismo, persistencia con porfía, y menos popularidad con populismo (…). Aunque parezca una obviedad: hay que empezar a gobernar», concluyó Navarrete.

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