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Justo Pastor Mellado disecciona la salida  de Brodsky: «Enrique Correa no dejará caer en más desgracias a su peón» La ácida mirada del crítico de arte sobre la burocracia cultural

Justo Pastor Mellado disecciona la salida de Brodsky: «Enrique Correa no dejará caer en más desgracias a su peón»

El curador y ensayista, que hasta 2014 dirigió el Parque Cultural de Valparaíso, identifica en el reconocido lobbista a un artífice de importantes movimientos en la institucionalidad del sector, siempre con un cariz político teñido de amistad y planes a futuro, como las próximas elecciones presidenciales y una eventual candidatura de Isabel Allende.


La salida de Ricardo Brodsky del Museo de la Memoria por su vínculo con el caso SQM captó la atención del crítico de arte Justo Pastor Mellado, ácido y experimentado observador de los manejos al interior de la burocracia cultural. Entre 2010 y 2014, Mellado estuvo a cargo del Parque Cultural de Valparaíso y con estudios avanzados de Filosofía política no deja de mirar la salida de Brodsky como una movida en el ajedrez del poder.

En su blog, «Escenas locales», Mellado tilda a Brodsky como un «officer boy de Enrique Correa», como un «agente  que se especializó en pasar de un cargo a otro en la nomenclatura del Estado y de reparticiones paraestatales, haciendo lo que mejor sabe, dar recados», asegura.

Para Mellado, el dueño de Imaginacción está muy presente en los controles de la institucionalidad cultural y, por lo mismo, tiene un asunto que resolver luego de la salida de Brodsky.

«La pregunta es qué va a hacer Enrique Correa para encontrarle un nuevo trabajo. Ya lo hizo con Ernesto Ottone (ministro) cuando dejó Matucana 100 y pasó a ocupar la dirección del Museo de la Solidaridad, antes de encontrar el nicho de la extensión para su nombre en la Universidad de Chile. Enrique Correa tuvo que sacar a José Balmes de la dirección, con el acuerdo de los propios compañeros de este último. No es del todo incorrecto imaginar que estos debían saldar unas deudas con una importante parlamentaria socialista. José Balmes era la moneda de cambio», relata, haciendo una evidente referencia a Isabel Allende, ligada a la gestión del museo en homenaje a su padre.

Mellado de esta manera alude a la cercanía entre la presidenta del PS y el reconocido lobbista.

Y en este contexto, el crítico de arte anticipa cuál será el próximo movimiento, cuya principal damnificada sería la directora del Museo de la Solidaridad, Claudia Zaldívar.

«Enrique Correa no tuvo dificultad en hacer de colocador de valores en provecho de la efectuación de procesos de producción de  influencia específica. Es factible imaginar que Enrique Correa no deje caer en más desgracias a su peón y en compensación tendrá que conminar a Claudia Zaldívar a que deje el cargo».

Porque los planes, según Mellado, ya tienen como gran norte las elecciones de 2017 y una eventual candidatura de Isabel Allende.

«En el marco de la futura campaña presidencial, es absolutamente conveniente que la dirección de este museo esté asegurada por una dependencia partidaria vinculada al ‘socialismo allendistamente utopizado’, para satisfacer las inversiones de lo que tendrá que venir. Enrique Correa ya está pensando en las presidenciales. Ricardo Brodsky podría ser hasta subgeneralísimo de una precampaña en la calle República, con un marco decorativo adecuado, formado por obras de gran expansión simbólica», afirma.

«Es muy probable que esto sea por muy poco tiempo. Al menos tiene la ventaja de vincular la Memoria de Allende con Allende en la ‘memoria’ operativa de la Nueva mayoría en crisis de representación, a la espera de algo mejor, mientras el fantasma de una inculpación se congele en calificación de irregularidad. En este panorama de incertidumbre, Claudia Zaldívar tendría sus días contados», agrega.

Mellado ironiza sobre la posición del Museo de la Memoria en el panorama de los Derechos Humanos.

«Mientras  tanto, resulta obscena la dimensión de la indolencia cuando en El Mostrador se informa que este acontecimiento de desvinculación fue el producto de una largatensa y negociada reunión con el directorio de la empresa especialista en Usos de la Memoria»

Y por último, da cuenta de las especulaciones en torno al posible sucesor de Ricardo Brodsky: «De inmediato, en el sector de los Museos y del Patrimonio, se pensó en posibles reemplazantes. Los museos son como una retaguardia distributiva y Camilo Yáñez ocupa el primer lugar en la lista. En círculos del CNCA se comenta que su plan de desarrollo para el sector de artes visuales será significativamente recortado y que una salida honrosa que premiaría su lealtad hacia el ministro Ottone sería destinarlo al Museo de la  Memoria. El ministro ha declarado en La Segunda de ayer que uno de los recortes era en infraestructura», afirma.

«Sin embargo, Camilo Yáñez carece de reconocimiento en los medios de las organizaciones de familiares. De todos modos, en el sector de las artes visuales se desconfía a tal punto de los propósitos de su gestión, que se ve con muy buenos ojos este destino reparatorio. Aunque la mayor dificultad para el directorio será impedir que los ‘usos de la memoria’ dejen de ser el recurso simbólico límite al que la crisis del gobierno recurre como argumento ontológico, postulando la hipótesis de la superioridad dramática de una ética social determinada», concluye.

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