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Sociólogo mexicano: “El sindicalismo no ha tenido la capacidad de apuñar nuevas utopías de sociedad”

Sociólogo mexicano: “El sindicalismo no ha tenido la capacidad de apuñar nuevas utopías de sociedad”

Enrique de la Garza, experto en estudios laborales, relaciones industriales y procesos de trabajo señaló que en el caso chileno «la Concertación y partidos de izquierda que participan actualmente en el gobierno influyen en la orgánica de los sindicatos que han sido condescendientes, en el sentido de llevarlos a la conciliación y no hacer una resistencia fuerte para que aspectos negativos de la ley no se vayan a aprobar”.


De visita en Chile, el sociólogo mexicano Enrique de la Garza, experto en estudios laborales, relaciones industriales y procesos de trabajo, y quien presidió en 2007 la Asociación Latinoamericana de Sociología del Trabajo, analizó el sindicalismo en la región y los desafíos y garantías que debiera considerar una reforma laboral en Chile y en otros países de América Latina.

De la Garza participó en las Jornadas Internacionales de Estudios del Trabajo, organizadas conjuntamente por el Departamento de Sociología (FACSO, Universidad de Chile), el Núcleo de investigación “Trabajo, clases sociales y acción colectiva” y la Escuela de Historia de la Academia de Humanismo Cristiano, en el marco del Fondecyt N° N°1131018: “Los repertorios de la acción sindical frente a las transformaciones en el mundo del trabajo en Chile”.
El sociólogo sostiene que para analizar los avances o retrocesos en materia de sindicalización en la región es importante distinguir entre dos tipos de gobiernos. Por un lado, están aquellos países donde permanecieron hasta hace muy poco gobiernos de izquierda (Argentina, Brasil y Uruguay), en los cuales la influencia izquierda ha sido muy favorable para los sindicatos y trabajadores, pero que ha tenido un costo alto en término de sus demandas.

“Las cifras están a la vista: los salarios, la sindicalización y la negociación colectiva ha mejorado bastante en los últimos años pero, a la vez, como se trata de sindicatos que apoyan a sus gobiernos, esto ha tenido un efecto negativo, en el sentido de no mover las olas demasiado, porque pueden perjudicar y desestabilizar un gobierno que es favorable para ellos. Lo anterior ha implicado en que haya bajado la combatividad sindical, de tal manera que si uno ve cuales son las demandas en esos países, son de tipo reivindicativo, económico inmediato como el aumento salarial o enfocado en los despidos, pero no hay ningún cambio en términos de estrategias vinculado a lo que hacía el sindicalismo antes del neoliberalismo”.

Por otro lado, están los países en donde el neoliberalismo ha estado presente largo tiempo como en México y Colombia, en donde la situación ha sido notoriamente desfavorable para los trabajadores. “A los trabajadores y sindicatos les ha ido pésimo, es decir, el salario ha caído, la sindicalización ha estado en niveles bajos históricamente, y el poder de los sindicatos se ha limitado muchísimo”.

Pese a ello, el cambio geopolítico en la región hará que la sindicalización se vea bastante golpeada en términos generales “La situación no la veo favorable. En el caso de gobiernos neoliberales se entiende, porque las expresiones son muy fuertes. Y en los de izquierda se les abrió un campo que no lo supieron aprovechar”.

En ese sentido, sostiene que “el sindicalismo en América Latina no ha tenido la capacidad de apuñar las nuevas utopías de sociedad”, y es más, indica que “se espera que el sindicalismo no tenga capacidad de resistir”.

El caso chileno no es distinto. Al ser gobernado por una coalición que “difícilmente llamaría de izquierda”, y donde la influencia de ciertos partidos ha tenido resultados negativos. “La Concertación y partidos de izquierda que participan actualmente en el gobierno influyen en la orgánica de los sindicatos que han sido condescendientes, en el sentido de llevarlos a la conciliación y no hacer una resistencia fuerte para que aspectos negativos de la ley no se vayan a aprobar”.

La apuesta, según explica el experto, “es que estos sindicatos, al verse agredidos y golpeados, pudieran desatar una movilización que no fueron capaces de desatar con los gobiernos de izquierda. Aunque no basta con que se desate la resistencia, debe ir acompañado de ideas y apuñado de una utopía de sociedad. Si a ellos se les prende la chispa, pueden generar cambios. Es necesaria la elaboración de tipo intelectual potente, pero vinculado con los sindicatos. Las propuestas puramente de aulas tampoco sirven mucho por brillante que sean si no tienen fuerza social de abajo. Debe darse esa conjunción de pensar y el decir”, puntualizó.

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