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Numerito de primarias municipales fractura eje PS-DC y desnuda falta de liderazgo en la Nueva Mayoría Tormenta perfecta en el oficialismo por fallida inscripción ante el Servel

Numerito de primarias municipales fractura eje PS-DC y desnuda falta de liderazgo en la Nueva Mayoría

En el PS dicen que la DC “operó sobre seguro”, poniendo el foco en que el presidente del consejo del Servel, Patricio Santa María, es un reconocido miembro de la falange y que por ello ese partido pudo manejar información de cómo venía la mano. En la DC miran con preocupación esta desconfianza que se ha instalado, consideran un riesgo no menor que aparezcan como “los responsables de digitar esta crisis”,  porque pone en la cuerda floja al eje histórico sobre el cual se sustenta la Nueva Mayoría y hace más complejo el necesario proceso de reconstrucción de relaciones que debe venir una vez cerrado este bochornoso capítulo.


Todos se pelearon con todos, todo salió mal, se cometieron todos los errores en los que nunca se había incurrido. Hubo mal manejo político, malas decisiones para enfrentar la crisis, exceso de desprolijidad en la forma y en el fondo de las negociaciones y, como telón de fondo, la guinda de la torta, se desató en los últimos días una desconfianza no menor entre los partidos de la Nueva Mayoría, la sospecha entre los propios socios sobre sus verdaderas intenciones, lo que ha llevado a que la fallida inscripción de las primarias municipales ante el Servel se convirtiera al final en un síntoma de la desafección que aqueja a la coalición de gobierno. Señal clara del estado de descomposición oficialista.

Es cierto que públicamente se dijo el miércoles en la noche que el bloque no había podido inscribir las primarias municipales debido a que al momento de vencer el plazo legal, a las 23:59, no se encontraba en el lugar la timonel del PS, Isabel Allende, que llegó con quince minutos de retraso. Eso fue así, pero esta de lejos de ser el único motivo por el cual la coalición oficialista se encuentra en estos momentos inmersa en una crisis.

Y es que en la Nueva Mayoría y en La Moneda todas las voces coinciden en que confluyeron varios factores, como en una tormenta perfecta: una mala negociación llevada adelante por malos negociadores electorales, con poca experiencia, con nulo manejo político, de un nivel amateur, ya que no se fijaron las reglas del juego mínimas, no se establecieron con nitidez pisos sólidos sobre los cuales se conversara sin dar pie atrás. No hubo interlocutores de peso ni nadie que ejerciera un liderazgo claro que llevara al orden interno. No se establecieron métodos para resolver conflictos, primaron las agendas propias de cada partido, el sentido individual y no el colectivo.

La Nueva Mayoría había negociado los últimos meses sobre la base de tres criterios: cuando hubiese alcalde de derecha y dos postulantes de la coalición oficialista, se iban a realizar primarias; segundo, cuando había alcalde Nueva Mayoría que no iba a reelección y había más de dos postulantes del conglomerado, también se iría a primarias; y tercero, que con un alcalde en ejercicio, originalmente se mantenía, pero se verían casos particulares.

“Cuando hay malos negociadores, no se fijan claramente los límites, se deja espacio para que se abra la conversación otra vez y eso sucedió”, explicaron desde el gobierno, donde miran con bastante preocupación el escenario desatado en el seno del oficialismo.

La DC relativizó el segundo criterio, algo que en la falange reconocen en privado como un error, al haber cambiado algunas reglas del juego a última hora, puntualmente sobre 25 comunas en las que se había dicho previamente que habría primarias. El problema es que eso llevó –coinciden los que estuvieron en la negociación y desde todos los partidos de la coalición– a que los negociadores del PS –el secretario general, Pablo Veloso, y Álvaro Elizalde– accedieran al planteamiento de la falange en vez de rechazarlo, lo que gatilló la molestia de radicales y del PPD, cuadro en el que los partidos más chicos del conglomerado, el MAS y la IC, optaron por presionar para mejorar sus condiciones.

Eso hasta el miércoles 20 de abril a la medianoche, cuando el conglomerado no se inscribió para las primarias legales ante el Servicio Electoral. Pero desde ese instante hasta hoy, se ha pecado –asumen en la Nueva Mayoría– de un deficiente y errático manejo de la crisis, una evidente “falta de política” que solo ha llevado a que la bola de nieve siga creciendo en vez de apagar el foco de conflicto, en el que la tónica ha sido la desprolijidad política total, como fue el fallido requerimiento ante el Servel que presentó el viernes la Nueva Mayoría y que fue rechazado el lunes en la noche por la instancia, porque le faltaba la mitad de las firmas de los dirigentes de la coalición, esto porque los propios abogados dijeron que no eran necesarias todas las rúbricas de timoneles y secretarios generales.

El cruce público de declaraciones entre los partidos, acusándose y responsabilizándose mutuamente, no ha sido menor. El presidente del PR, Ernesto Velasco, dijo que “lo que aquí falta es gobernabilidad, aquí lo que está en juego es la gobernanza dentro de la Nueva Mayoría, tener criterios que permitan a su vez tener una relación que permita ser sustentable en el tiempo y que resuelva no solo conflictos, sino que en los temas electorales y en los temas políticos permita resolver situaciones, que haya un factor de orden, y eso no existe”.

El vicepresidente del PPD, Gonzalo Navarrete, aseguró que «para ser justo con la verdad, al momento en que planteaba cómo iban a hacer las primarias, la DC retiró uno de los acuerdos centrales (…). En aquellas comunas en las cuales el alcalde no iba a la reelección, como era mi caso en Lo Prado, debiera haber primarias, (pero) ellos retiraron eso, en aquellas en las cuales había acuerdo, por ejemplo, en el caso nuestro en La Pintana o, en el caso de ellos, Monte Patria y Coquimbo, retiraron esa posibilidad (…). Debemos convencer a la DC que los dichos y los hechos deben ser parte de una sola realidad».

El punto es que los dardos hacia la DC no solo vinieron ayer desde el PPD, sino que las sospechas se instalaron en el seno del PS, donde reclamaban que la falange nunca estuvo interesada en realizar primarias, porque es el partido con más alcaldes y que hay elementos “contundentes” para temer que solo les interesa quedar en el mejor pie electoral posible en las municipales de octubre para sortear de mejor manera las parlamentarias del año siguiente.

En el socialismo reclamaron que sus históricos socios, aquellos con los que han conformado el llamado tronco histórico, el eje de la otrora Concertación y hoy Nueva Mayoría, en esta oportunidad están tratando de sacar dividendos de corto plazo, que han asumido una postura dura y crítica porque en el fondo, quieren desviar el foco de la responsabilidad que les compete de haber sido el detonante de la crisis al cambiar las reglas de la negociación a último minuto.

Las sospechas entre un sector del PS comenzaron el lunes en la noche con el voto político que hizo público el Consejo Nacional de la DC, cerca de las 21 horas, una hora antes de que el Servel diera a conocer su rechazo al primer requerimiento. “Mantendremos nuestra postura de total respeto por las decisiones que adopte el Servel, así como nuestro rechazo a cualquier intento de apoyar soluciones legislativas ‘exprés’ para resolver esta cuestión. Sin perjuicio de aquello, llamamos a nuestros partidos aliados a realizar la debida autocrítica que surge de constatar la falta de un acuerdo oportuno. Es indispensable que los partidos tomemos conciencia acerca de las excesivas dificultades para construir acuerdos en materia municipal y procedamos a fijar reglas claras y objetivas para avanzar en estos”, rezaba el documento oficial del consejo DC.

En el PS dicen que la DC “operó sobre seguro”, poniendo el foco en que el presidente del consejo del Servel, Patricio Santa María, es un reconocido miembro de la falange y que por ello ese partido pudo manejar información de cómo venía la mano. En la DC miran con preocupación esta desconfianza que se ha instalado, consideran un riesgo no menor que aparezcan como “los responsables de digitar esta crisis”,  porque pone en la cuerda floja al eje histórico sobre el cual se sustenta la Nueva Mayoría y hace más complejo el necesario proceso de reconstrucción de relaciones que debe venir una vez cerrado este bochornoso capítulo, considerando que quedan dos años de gobierno y se debe garantizar la viabilidad de la coalición, para pensar en seguir en La Moneda más allá del 2017.

El vicepresidente de la DC, Matías Walker, afirmó que su partido no va a aceptar “que se nos atribuya responsabilidad en nada, acá la DC estuvo con todos sus papeles, con su presidenta de partido, con su secretario general al momento de inscribir el pacto de primarias en el Servel. La presidenta de la DC firmó el escrito de reclamación ante el Consejo Directivo del Servel y lo va a volver a hacer (…) la responsabilidad es de los partidos que nos sacaron del velorio del Presidente Aylwin para amenazar con no suscribir el pacto, ellos tienen la responsabilidad».

Asesores de Palacio, parlamentarios, autoridades, diversos dirigentes de todos los partidos de la Nueva Mayoría coincidieron ayer en que lo que se está enfrentando, más que la inscripción o no, es un “peligroso síntoma de desafección interna en el conglomerado”. Que más allá de cómo se zanje el tema en el Servel, la desconfianza y el daño a los lazos políticos entre los partidos se instaló y hay síntomas del inicio de una descomposición que debe ser atajada a tiempo. Lo que ha imperado es el desorden, la descoordinación, la poca altura de miras del conglomerado.

Hasta ahora La Moneda no se ha involucrado, públicamente se mantiene el discurso de que no le corresponde inmiscuirse, aunque el ministro vocero Marcelo Díaz ayer reconoció que “hemos dado una larga batalla para poder contar con leyes que regulen las primarias en Chile y, en consecuencia, para el gobierno siempre va a ser mucho más positivo que se realicen primarias a que no se realicen”.

En la Nueva Mayoría y en La Moneda ya se considera la opción de asumir un rol para apaciguar la crisis por un carril paralelo a como se decante el proceso en el Servel. En Palacio aseguran que de manera reservada es indispensable llamar al orden interno de la coalición, que figuras del oficialismo con peso y autoridad política ayuden a que se reconstruyan los acuerdos internos para superar este trance, rebobinar todo y que las conversaciones empiecen de cero, estableciendo los límites, pisos y acuerdos de negociación. Eso, porque en Palacio hay un convencimiento absoluto respecto a que la raíz de todo el conflicto estuvo en que en toda la negociación y hasta último minuto “faltó autoridad”.

Sobre este particular, en la DC hay parlamentarios que apuntan al liderazgo que debe tener la Presidenta Michelle Bachelet como jefa de coalición y que, por lo mismo, debe intervenir de alguna forma en este tipo de situaciones cuando no hay acuerdos.

Se supone que este miércoles 27 la Nueva Mayoría insistirá ante el Servel y presentará un segundo reclamo, esta vez con todas las firmas necesarias, aunque su viabilidad está en tela de juicio considerando las declaraciones oficiales de la directora del organismo, Elizabeth Cabrera, que aseguró –según consta en acta– que nunca “fue requerida para actuar en la formalización” de pactos y subpactos y puso de testigo a sus pares y al propio Santa María.

Isabel en el ojo del huracán

Aunque en la crónica del desastre la senadora Allende no es la púnica responsable, lamentablemente –afirman en el PS– a los ojos públicos solo ha quedado que la inscripción fracasó porque ella llegó tarde al Servel, fuera del plazo legal. Entre los más cercanos a la presidenta del partido se ha reconocido que este episodio la ha afectado, que “está golpeada”, que ha dañado su imagen y liderazgo, tanto el público como el interno en la colectividad, donde hay bastante molestia.

Sin embargo, nadie considera que el tema dé para que deba dar un paso al costado de su cargo y en todos los sectores descartan tajantemente esa posibilidad. Eso sí, en el PS y en la propia Moneda afirman que necesariamente alguien deberá asumir el costo político por lo sucedido, que es indispensable “un chivo expiatorio” que asuma las culpas para blindar a la líder de la colectividad, miras que apuntan a Veloso como secretario general o a Elizalde como negociador.

[cita tipo=»destaque»]El punto es que los dardos hacia la DC no solo vinieron ayer desde el PPD, sino que las sospechas se instalaron en el seno del PS, donde reclamaban que la falange nunca estuvo interesada en realizar primarias, porque es el partido con más alcaldes y que hay elementos “contundentes” para temer que solo les interesa quedar en el mejor pie electoral posible en las municipales de octubre para sortear de mejor manera las parlamentarias del año siguiente. En el socialismo reclamaron que sus históricos socios, aquellos con los que han conformado el llamado tronco histórico, el eje de la otrora Concertación y hoy Nueva Mayoría, en esta oportunidad están tratando de sacar dividendos de corto plazo.[/cita]

Pero independientemente de que la continuidad de Allende por ahora no esté en tela de juicio, la timonel deberá sortear la lluvia de críticas internas en el PS. Revertir la molestia interna en el socialismo no será tarea fácil, más aún cuando por años las negociaciones electorales eran “la especialidad de la casa”, algo de lo que se vanagloriaban en la colectividad y, a cambio, en estos días desde la militancia solo se escuchan las palabras bochorno y vergüenza.

A eso se debe sumar algo más preocupante aún: sus problemas de gestión política, su gran talón de Aquiles. En el partido afirmaron que la dirigenta se ha manejado muy mal en todo este episodio, de manera errática, “ha habido una seguidilla de errores desde el miércoles en la noche que ha sido brutal”.

Primero asumió la responsabilidad públicamente la noche del miércoles, dijo que era su culpa lo sucedido, que llegó tarde porque sus asesores le habían dicho que no era necesario estar en el Servel. “Eso demostró su falta de conocimiento político de cómo se hacen las cosas”, recalcó un parlamentario PS.

Después cambió su posición y apuntó, alineada con la Nueva Mayoría, a la responsabilidad del Servel y su actitud arbitraria de no recibir los documentos; posteriormente, el fin de semana en una entrevista a El Mercurio, se jugó la carta de la victimización. “Ya aprendí algo doloroso también. Tú tienes un grado de adhesión importante, yo figuro con más adhesión que todos en la Nueva Mayoría y eso sirve para que te empiecen a pegar. Porque estás en una supuesta posición muy fuerte. Creo que hay algo de eso”, sostuvo la senadora el sábado 23 de abril.

La entrevista fue mal evaluada en el PS como estrategia para sortear esta crisis y tanto senadores como diputados recalcaron que fue una mala carta intentar victimizarse, que demostró erróneamente su falta de autocrítica, así como la de su entorno.

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