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Zapata y fase participativa del proceso constituyente: “Si no colocamos en las bases ciudadanas lo que se dijo, la decepción sería muy grande” Presidente del consejo de observadores

Zapata y fase participativa del proceso constituyente: “Si no colocamos en las bases ciudadanas lo que se dijo, la decepción sería muy grande”

“No creo que la gente esté esperando que todo lo que se dijo en los cabildos se transforme en nueva Constitución en dos o tres años más. Saben que es complejo. Si llegas a diciembre o enero sin un proyecto, dudo que la gente piense que el cabildo no sirvió de nada. Pero si la gente ve a fin de año un libro donde están recogidas esas ideas, se va a valorar”, explica el abogado constitucionalista.


El presidente del consejo de observadores del proceso constituyente, Patricio Zapata (DC), realizó un positivo balance de la fase  de participación ciudadana, afirmando que si no se colocan en las bases ciudadanas lo que se dijo en esas instancias, “la decepción sería muy grande”, pero señala que no cree que la gente esté esperando que todo lo dicho en los cabildos se transforme en una nueva Constitución.

En declaraciones a La Tercera, Zapata dice sentirse “genuinamente satisfecho y tranquilo” por la participación ciudadana que hubo, ya que él estimaba en 2.500 los encuentros locales y finalmente se realizaron nueve mil.

Ante la idea de algunas personas que esperaban que el pueblo estuviera representado, el presidente del consejo de observadores menciona que “en un sistema democrático ningún grupo puede arrogarse la representación del pueblo. Si quieres saber lo que piensa el pueblo haces una convocatoria formal, una ley y con todas las garantías de un proceso electoral. Si 200 mil compatriotas ejercen su opinión vale mucho, pero no sustituye al pueblo. Además, hubo problemas por la brecha digital”.

En ese sentido, hace una crítica que como concejo “debimos ser más ágiles en implementar una comunicación moderna con la ciudadanía y me hubiera encantado que hubiese existido un contexto político menos tenso entre gobierno y oposición”.

“Lo que sería espantoso es que esas personas vieran que traicionamos su confianza y no pusiéramos en las bases ciudadanas cabalmente lo que se expresó en los diálogos. Si no colocáramos en las bases ciudadanas lo que se dijo, la decepción sería muy grande”, argumenta.

Respecto a la duda que existe en que si el gobierno tomará en cuenta las conclusiones de los cabildos para una nueva Constitución, Zapata menciona que “no creo que la gente esté esperando que todo lo que se dijo en los cabildos se transforme en nueva Constitución en dos o tres años más. Saben que es complejo. Si llegas a diciembre o enero sin un proyecto, dudo que la gente piense que el cabildo no sirvió de nada. Pero si la gente ve a fin de año un libro donde están recogidas esas ideas, se va a valorar”.

En cuanto a la posición de ciertos sectores que dicen que fue un ejercicio solo “para la foto” y que no se traducirá en algo concreto, Zapata responde que “sería demagógico garantizarle a alguien que por el hecho de involucrarse es 100% seguro que logrará todo lo que pide. Quienes participaron quieren influir y que las cosas cambien, pero no esperan soluciones mágicas ni inmediatas”.

El abogado también aborda lo que se pudo haber hecho mejor en el proceso, precisando que las críticas al gobierno las hicieron en ciertas fases del proceso y fueron constructivas, afirmando que “si hay algo que demostramos como consejo fue nuestra autonomía. Ser observadores autónomos nos significó costos. A los consejeros más cercanos a la derecha les debe haber significado costos con amigos de centroderecha y a los oficialistas también. Puede que alguien nos haya dicho que se nos pasó la mano o fuimos demasiado autónomos. Pero los costos están pagados con el afecto de la gente en los cabildos”.

Sobre la crisis institucional y política que atraviesa el país, Zapata arguye que “como sociedad estamos pidiendo a gritos más democracia, es decir, que se nos tome más en cuenta. Las regiones, mujeres, jóvenes, los pueblos originarios”.

Y añade que “nuestras instituciones representativas insustituibles necesitan transfusiones y diálisis. Y esa limpieza es la ciudadanía. A quienes nos preocupa la democracia nos produce preocupación verla padeciendo de varios males. Hay que dar mayor legitimación a nuestras instituciones sin necesidad de calificarlas como muertas o postradas”.

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