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Lagos Escobar corre contra el tiempo El timing del candidato y su carrera de obstáculos en la Nueva Mayoría

Lagos Escobar corre contra el tiempo

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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En el laguismo aseguran que el ex Presidente “está mirando a un plazo más largo que diciembre”, que no solo se guiará por la CEP de fin de año, pues también considerará la Adimark, que mes a mes muestra el pulso de la opinión pública, pero que su ojo no estará puesto en las cifras de apoyo que recibirá en los siguientes tres meses, sino en cómo se mueva o estanque el 62% que respondió ‘no sabe/no responde’ en la reciente medición.


Hace una semana exacta, el ex Presidente Ricardo Lagos golpeó la mesa política y lo hizo fuerte, se lanzó a la piscina y con ello adelantó todos los tiempos de la carrera presidencial. Nadie quedó indiferente, todos reaccionaron y, desde ese día, ha desplegado una intensa agenda de actividades, propia de una persona que tiene el foco puesto en La Moneda, de un candidato de tomo y lomo.

En el laguismo saben que eso fue solo el primer paso, que el trecho que queda por recorrer para consolidarse como el abanderado único de la Nueva Mayoría es largo, no es fácil, por lo que ya se definió nítidamente cuál es la valla más importante para las aspiraciones del ex Mandatario: romper el 62% de indecisos que arrojó la última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP).

Dicen que el ex Mandatario está muy convencido de la decisión que tomó, de lo que está haciendo para consolidarse como el candidato único y que, a diferencia de lo que muchos pueden pensar o pronosticar en el oficialismo, sus tiempos políticos no estarán definidos por el rendimiento inmediato en las encuestas.

Es más, en el laguismo aseguran que el ex Presidente “está mirando a un plazo más largo que diciembre”, que no solo se guiará por la CEP de fin de año, pues también considerará la Adimark, que mes a mes muestra el pulso de la opinión pública, pero que su ojo no estará puesto en las cifras de apoyo que recibirá en los siguientes tres meses, sino en cómo se mueva o estanque el 62% que respondió ‘no sabe/no responde’ en la CEP.

Ese es el objetivo real de Lagos, explicaron, esa es la cifra que va a monitorear, es a donde apuntará todo su despliegue, a convencer indecisos, a que ese porcentaje se mueva y reduzca, mayoritariamente, a su favor. En el escenario actual, el ex Mandatario tiene un 5% de apoyo en la CEP, y sus contrincantes más inmediatos –la timonel socialista, Isabel Allende, y el agente ante La Haya, José Miguel Insulza– registraron solo un 1%, por lo que la verdad es que Lagos no tiene mucho espacio real de crecimiento, como no sea a través de los indecisos.

Las cifras actuales, ese amplio margen de gente que no tiene preferencia definida, a todas luces solo favorece –agregaron en el laguismo– a la principal carta de la derecha, el ex Presidente Sebastián Piñera, quien marca un 15%, que para muchos es registro de un techo claro, considerando que ha estado en campaña real todo el año. “Si nada se mueve mucho, si los indecisos se mantienen en un nivel así de alto, el único que se beneficia es Piñera”, explicó un experto electoral del oficialismo.

Es la misma lectura que hizo el laguismo, razón por la cual el foco está puesto mucho más allá de diciembre, en obtener resultados concretos en este punto y reducir los indecisos de la CEP en la muestra de marzo-abril, es ahí donde se verá realmente si el piscinazo del ex gobernante tuvo un impacto o no en el electorado.

Entre analistas y expertos electorales del oficialismo explicaron que las elecciones municipales de octubre serán un indicio claro de cuán compleja será la tarea de romper ese 62% de indecisos, reducirlo y traer esa agua al molino del ex Mandatario, porque si la abstención en dichos comicios es muy alta, tal como prevén los análisis oficialistas, el camino se le pone cuesta arriba a Lagos y requerirá de tiempo y esfuerzo para mejorar su rendimiento.

“No se lanzó para bajarse en un par de meses, diciembre es un umbral muy corto. Que Lagos se baje porque no le va tan bien en la CEP de fin de año, eso no va a suceder”, sentenció un asesor del laguismo.

Entre los cercanos al ex Presidente consideran que electoralmente es correcta la lectura de no fijarse como umbral diciembre, que está muy encima, que el tramo fijado hasta marzo da un tiempo adecuado para comprobar si se logra movilizar a los indecisos, pero algunos advierten que políticamente dicho plazo es un riesgo, porque puede ser ya tarde para bajar una candidatura y que el oficialismo se cambie de caballo.

Quienes conocen bien al ex Jefe de Estado insisten en que es difícil que se baje, que entró de lleno en la carrera, que está jugando todas sus cartas, que tiene perspectiva para crecer electoralmente y que lo relevante será cómo se va a mover para neutralizar las “mochilas” que carga, sus puntos débiles, esos que le sacan en cara una y otra vez: ser el padre del Crédito con Aval del Estado (CAE) para la educación superior y del Transantiago, como asimismo los excesivos aplausos que recibe del mundo empresarial y la derecha, que no solo generan desconfianzas desde la izquierda sino que también sacan rochas y provocan rechazo a la figura de Lagos.

Durante la entrevista a Radio Cooperativa que dio el mismo viernes 2 de septiembre, solo un par de horas después de su público anuncio, llamó la atención cierto tono de Lagos ajeno a la “soberbia intelectual y política” que transversalmente se le conoce, por ejemplo, con frases como que “los jóvenes tienen razón en estar molestos con el CAE” y que “si fuera joven estaría contra el CAE, hubo un error garrafal”.

En el PS consideran que ese tono, un poco más humilde, lo va a ayudar a contrarrestar las críticas a su legado, en tanto que otros agregan que es evidente que es parte de la estrategia de dar un giro a su conocido estilo, una forma de tratar de cerrar frentes, al tiempo que desde el propio laguismo precisaron que sí existe una autocrítica del ex Mandatario, la que no es nueva, sino que ha sido cimentada gracias al silencioso y largo trabajo de diálogo y reuniones permanentes que, desde su fundación, ha realizado con diferentes juventudes políticas y diversos representantes de la generación sub-40.

[cita tipo= «destaque»]“Él sabe que debe estar dispuesto a recibir críticas y que debe aceptarlas bien”, precisaron desde el círculo del ex Presidente, aunque son más los que aseguran que es algo más cosmético y que Lagos siempre será Lagos, que hay cosas que no se le puede pedir que cambie a estas alturas de su vida, que difícilmente detrás de sus declaraciones haya un revisionismo real de su obra y legado.[/cita]

“Él sabe que debe estar dispuesto a recibir críticas y que debe aceptarlas bien”, precisaron desde el círculo del ex Presidente, aunque son más los que aseguran que es algo más cosmético y que Lagos siempre será Lagos, que hay cosas que no se le puede pedir que cambie a estas alturas de su vida, que difícilmente detrás de sus declaraciones haya un revisionismo real de su obra y legado.

La guerra de los desayunos

Marzo y reducir el 62% es la meta de Lagos a mediano plazo. Mientras tanto, el despliegue en paralelo ha estado dirigido a cumplir otro objetivo necesario en este diseño político: sellar el apoyo de los partidos de la Nueva Mayoría a su candidatura, especialmente del PS y el PPD. No por nada sus primeras cartas apuntaron a eso, la cena que protagonizó con 10 de los 16 diputados de la bancada socialista –que a todas luces puso nerviosa a la senadora Allende, que respondió dos días después con un desayuno con casi los mismos parlamentarios–, o la invitación, ayer en la tarde, en la Fundación Democracia y Desarrollo, a unos veinte candidatos a alcalde y concejales de la coalición gobernante para reunirse y fotografiarse con él.

“En el manejo de los tiempos de Lagos es fundamental una suerte de preacuerdo y preaprobación de los partidos donde ha militado, del PS y del PPD, y para eso es que están las conversaciones en desarrollo”, agregó un analista del oficialismo.

Si bien hasta ahora el PPD ha sido el más evidente en mirar con buenos ojos un regreso de Lagos y la próxima semana debería concretarse la reunión de la comisión política del partido con él, el senador Guido Girardi y el sector interno que lidera han protagonizado cierto gallito de poder estos días, con miras a poner condiciones, presionar programáticamente la candidatura del ex Presidente, para que tenga un sello más progresista y no con tanto olor a la otrora Concertación.

En el PS el escenario es otro. No se trata solo de la conocida disponibilidad de Allende e Insulza para también ser candidatos a la Presidencia, sino que de trasfondo hay una pugna de poder interno en la colectividad entre la actual timonel y el ex senador Camilo Escalona, uno de los primeros en el partido en respaldar, hace meses, la opción laguista para el 2017.

Así, en el PS reconocen que para Allende no se trata solo de dar un paso al costado y asumir la derrota de no haber logrado cuajar en una indiscutida candidatura a La Moneda el auspicioso escenario con el que llegó a la presidencia del partido, sino que ungir a Lagos como la carta socialista para el 2017 implica –recalcaron– que Escalona recuperará terreno y fortaleza política dentro y fuera de las paredes de la colectividad, que queda instalado como una figura central nuevamente.

Cercanos a la propia Allende explicaron que desde el piscinazo de Lagos hace una semana, la timonel está aplicando la lógica de la contención, de evitar que todo el partido se cuadre ahora sin mayor trámite y sin negociar tras la candidatura del ex Presidente. A eso precisamente apuntó el mediático desayuno del miércoles en la mañana, agregaron: a subir el precio que se deberá pagar por su derrota.

En el círculo político íntimo de Allende hay quienes creen que no están derrotados, que su opción presidencial está viva, intacta, que tiene espacio y apoyo para pelear llegar a una primaria de la Nueva Mayoría y medirse ahí con Lagos.

Un indicio de ello es la columna del analista y académico PS, Ernesto Águila, el miércoles 7, en La Tercera: “No parece que haya sido una buena idea para la renovación de liderazgos y de las agendas, la de permitir la reelección de los ex presidentes luego de transcurrido un mandato. Con la decisión de Lagos, todos los ex presidentes post 90 –a excepción de Aylwin– habrán intentado o habrán sido nuevamente presidentes (…) Este escenario de ex presidentes que continúan orbitando y que no jubilan políticamente, no solo bloquea la emergencia de nuevas opciones, sino que sitúa el debate político en una infinita lucha interpretativa sobre el pasado más que en el futuro. Más allá de cualquier voluntad, la candidatura de Lagos retrotraerá el debate a la valoración de su primer gobierno y, más ampliamente, de la transición”.

En el PS aseguraron que Águila es una suerte de “vocero” político de Allende, que así interpretan y leen siempre sus opiniones, que es un reflejo de cómo está mirando el escenario actual el allendismo duro, que apuesta aún por tener chance real de pelear una candidatura.

Pero ese diagnóstico del allendismo, advirtieron en el propio PS, no es compartido en el partido, dicen que adolece de un error grave y que es no considerar que al interior de la propia tienda, en las mismas huestes socialistas que la llevaron a la cabeza de la misma, hoy dudan de su liderazgo político.

Antes de asumir la presidencia del PS, el diagnóstico interno en la colectividad en distintas esferas apuntaba a que Allende tenía todo a su favor, uno de los mejores rendimientos en las encuestas, su apellido era sinónimo de una marca imbatible en el mundo de la izquierda, un sello propio del partido, pero que en el casi año y medio que lleva como timonel todo ese capital se ha diluido. “Su propia ambigüedad e indefinición permanente terminaron jugando en su contra”, reconoció uno de sus cercanos.

Otros en el PS hablan de que ha evidenciado una falta de densidad política, de contenido y de un discurso claro para el mundo socialista, que una cosa es que diga que está disponible para una contienda presidencial y, otra muy distinta –que es lo que se ve hasta ahora–, es que no habla ni actúa como candidata.

“Entre Lagos, ella y Alejandro Guillier, lamentablemente Allende es la rival más débil”, sentenció un experto electoral del oficialismo.

Una visión que es compartida en el seno del propio PS. No son pocos lo que consideran que la aparición en escena del senador Alejandro Guillier –uno de las figuras políticas mejor evaluadas por el CEP, pero que no entró aún al ranking de los apoyos presidenciales– solo vino a eclipsar las opciones de Allende ante el electorado de izquierda, que, incluso, ese punto se le habría planteado a la timonel en el desayuno con sus diputados, una vez que las cámaras de televisión se apagaron y desaparecieron las sonrisas.

“Se le planteó que había quedado sin espacio en el mundo de la izquierda, que Guillier lo copó”, afirmó un PS. En el propio partido tomaron nota y ponen como ejemplo de ello que la diputada comunista, Camila Vallejo, fuera a apoyar a los candidatos municipales con el senador pro radical a La Florida y no se lo pidiera a Allende.

De hecho, en el cronograma de Lagos, la carta de Guillier es la tercera variable que debe conjugar durante los meses que vienen y que para muchos, en el PS y en el laguismo, representa el as bajo la manga, el llamado “Plan B”, si la estrategia definida de aquí a marzo no empieza a rendir frutos.

No es casual, advirtieron, que Guillier –siendo un conocido laguista, que incluso ha confesado que no iría a una disputa abierta contra el ex Mandatario y que, en ese escenario, él daría un paso al costado a su favor–, a una semana del piscinazo de Lagos, haya tomado como decisión esperar, no bajarse ni amarrarse, sino que claramente ha puesto paños fríos.

Si Lagos empieza a marcar, si logra una diferencia, si se cumplen los pasos del cronograma, no hay muchas dudas de que Guillier se plegará tras la candidatura del ex gobernante, pero este compás de espera permite tener margen de acción, que si el diseño de Lagos no resulta, hay una alternativa con opciones.

Una pieza que Lagos sabe que no puede dejar al azar es la DC, no solo porque uno de sus fuertes está en el voto de centro, sino porque necesita a la falange para proyectar gobernabilidad. Hace muchos meses que los caciques tradicionales del partido han dado señales de su preferencia por el ex Presidente, el senador Andrés Zaldívar lo ha dicho públicamente, el ex ministro Jorge Burgos es parte del equipo de trabajo del hoy candidato y hasta Gutenberg Martínez respalda su postulación.

Hay voces DC, como el senador Ignacio Walker, que apuntan a mantener un abanderado propio hasta la primera vuelta de noviembre del 2017 y otras, como Mariana Aylwin, que incluso hablan de revisar la relación con la Nueva Mayoría en su conjunto. La timonel, Carolina Goic, en la Junta Nacional de la semana pasada, logró efectivamente neutralizar que el anuncio de Lagos copara el encuentro.

Pero, más allá de eso, lo que atraviesa internamente a la DC es el “síndrome Orrego”, no repetir el error del 2013 de levantar un candidato propio, el hoy intendente de la Región Metropolitana, que a medio camino se quedó bastante solo, ya que el partido no se cuadró con él y buena parte de la falange votó por Bachelet.

Hoy el riesgo es parecido, porque Lagos es bien visto por la Democracia Cristiana, es un nombre que gusta, que concita apoyos, por lo que no solo se puede repetir ese amargo episodio sino que también –advierten– las consecuencias que ello trajo, que se tradujeron en que el partido se plegó tarde al comando bacheletista, cuando ya no había espacio y, sobre todo, cuando ya no podía influir realmente en las definiciones programáticas.

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