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La derrota ideológica del “Gute” Triunfo del progresismo en la Junta Nacional se basa en un tenso equilibrio

La derrota ideológica del “Gute”

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Macarena Segovia
Por : Macarena Segovia Periodista El Mostrador
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La resolución de no bloquear el diálogo con el PC y el Frente Amplio, tomada en la Junta Nacional, dejó aún más tensa la situación interna en la Falange. La decisión sometió al abogado DC a un período de “reflexión” sobre su permanencia en el partido, en un momento en que la colectividad atraviesa un proceso de crisis y desafección política que estaría abriendo paso a nuevas lógicas y formas de construcción política, lapso en el que aún no encontraría respuesta al interior de los sectores más conservadores y que el resto de la colectividad intenta abordar e impulsar con mucha dificultad. Ante eso, el otrora hombre fuerte de la flecha roja hace sentir que aún mantiene poder en las huestes democratacristianas.


La debacle que trajo consigo la derrota de la tesis política del “gutismo” en la última Junta Nacional de la Democracia Cristiana (DC) parece no cesar a medida que pasan los días. La idea de bloquear un posible acuerdo con el Frente Amplio y el PC fue derrotada por un leve margen de 152 votos contra 141, una diferencia de solo un 2%, pero que trajo consigo la apertura de un período de “reflexión” del otrora hombre fuerte del partido, Gutenberg Martínez, para revisar su permanencia en la Falange, paso al costado al que también se podrían unir otros estandartes de la colectividad, como el exministro del Interior, Jorge Burgos.

Una amenaza de renuncia que es vista como una apuesta innecesaria, “exagerada” y absurda, aseguran en la DC, más aún, cuando habría sido el propio extimonel del partido y líder del ala de los guatones quien tensionó la junta del último fin de semana para que se votara precisamente ese tema, pero que igualmente tiene preocupada y atenta a la colectividad.

La tesis levantada por Martínez en la Junta apuntaba a una continuidad de la senda ya recorrida durante la última campaña, que se basó en reforzar la identidad de la Falange y marcar distancia con la izquierda, de ahí la lógica de llevar una candidatura propia a nivel presidencial e ir con lista separada de la Nueva Mayoría en las parlamentarias.

Así establecía el ejercicio de “una oposición constructiva y propositiva” frente al Gobierno de Sebastián Piñera, atribuía el fracaso electoral a “la falta de apoyo interno a la candidatura presidencial” y explicaba “el deterioro de la convivencia interna, (por) la falta de fraternidad y disciplina”, a la vez que señalaba como negativa “la existencia de procesos como la ‘retroexcavadora’ y la izquierdización de la agenda política de la Nueva Mayoría y del Gobierno”.

Un punto clave era establecer como horizonte la creación de “un nuevo centro humanista y reformista”, junto con descartar una alianza con orgánicas que no compartieran la misma definición de la DC en materia de DD.HH. y democracia, dejando con eso fuera la posibilidad de todo tipo de diálogo con el PC y el Frente Amplio.

Pero el voto político que se aprobó finalmente el sábado en la Junta Nacional –que convocó a un congreso ideológico y estableció que se iniciaba “un proceso de reorganización” del partido–, establece que a partir del 11 de marzo se “ejercerá una oposición de manera democrática”, y respalda la idea de que la DC busque “acuerdos que permitan una mayor efectividad en el rol de defensa de los derechos de las personas”, con el fin de “impedir que se produzca algún retroceso en los derechos y conquistas que han beneficiado a los más vulnerables”, puntos que desataron el conflicto entre los chascones con el sector de los guatones, príncipes y parte de los colorines de la DC.

Ese fue el punto que marcó la derrota del “Gute” Martínez y, ante eso, este sector desplegó una última jugada en paralelo a la amenaza de renuncia. El consejero nacional de la DC, Marco Hernández –quien respaldó el voto político del gutismo–, solicitó la revisión de los resultados al Tribunal Supremo de la DC, basado en dos argumentos: el voto político aprobado no había sido dado a conocer antes de la junta y la votación alcanzada no logró el 50% más uno de los votos requeridos para validar dicha resolución. Una estrategia que claramente buscaba neutralizar el resultado del sábado, hacer ruido interno y tensionar aún más las relaciones en la Falange.

La idea era que la Junta Nacional del pasado fin de semana lograra aunar criterios mínimos de trabajo, se intentaran afianzar las confianzas perdidas y se estableciera una suerte “desde cero”. Aunque se sabía que los cuchillos y recriminaciones correrían por doquier ese día, especialmente contra aquellos que impulsaron la vía del camino propio en la última campaña, nunca se esperó –principalmente desde el sector más progresista de la DC– que el “Gute” Martínez llegara al punto de poner en tela de juicio su permanencia en el partido, que además lo anunciara por la prensa y “todo porque perdió un solo punto” del voto político aprobado.

Desde la DC aseguran que el “show mediático” levantado por el Gute responde a un problema mucho más profundo, que pasa por el hecho de que por primera vez en años su línea política no se impone en gloria y majestad en la DC. Es más, desde antes de la Junta, y a la luz de los resultados electorales, en el seno de la Falange se está instalando la idea de que Martínez “no se ha percatado de que se jubiló políticamente”, que no entiende el país de hoy y que mantiene una visión obsoleta de la política.

Así, a pesar de que todos coinciden en que el voto político aprobado en la junta no es una señal de izquierdización de la Falange ni mucho menos una búsqueda de unificación en un pacto con el frenteamplismo, sí hay conciencia que representa “lo viejo que se niega a morir, ante lo nuevo que empieza a nacer, como explica Gramsci”, según afirmó un consejero nacional.

De la vieja política

Aunque la mayoría de los militantes falangistas andan cuidando en extremo sus declaraciones e intentando que la “amenaza” del Gute no se quede en nada más que palabras, reconocen que este pequeño triunfo del sector progresista es un duro golpe para los pesos pesados históricos de la DC, ya que el voto político presentado por Martínez fue respaldado por el exvicepresidente de la DC Patricio Walker, los exministros Soledad Alvear, Jorge Burgos, los diputados Jorge Sabag y Joanna Pérez, y la excarta presidencial Carolina Goic, los mismos que impulsaron la candidatura propia el año pasado en base a la estrategia de reafirmar la identidad DC y tomar distancia de la izquierda.

Desde el ala chascona de la DC consideran que la señal que se dio el sábado apunta claramente a que esa visión del gutismo “refleja más una vieja política” de finales del siglo pasado que el necesario nuevo comienzo que requiere el partido: estar en sintonía con los tiempos actuales.

[cita tipo=»destaque»]Desde la DC aseguran que el “show mediático” levantado por el Gute responde a un problema mucho más profundo, que pasa por el hecho de que por primera vez en años su línea política no se impone en gloria y majestad en la DC. Es más, desde antes de la Junta y a la luz de los resultados electorales, en el seno de la Falange se está instalando la idea de que Martínez “no se ha percatado de que se jubiló políticamente”, que no entiende el país de hoy y que mantiene una visión obsoleta de la política.[/cita]

El consejero Hernández señala que hay una caricaturización al sentenciar que esta visión se traduce en un giro de la Falange hacia la derecha, sino que, por el contrario, significa fortalecer el centro político y no dejarle la cancha abierta a la derecha. Explicó que “la falla de la Nueva Mayoría tiene que ver con una sola cosa: que la DC dejó de ejercer el papel de centro izquierda” y por eso, “en la primera vuelta se nos castigó, por la falta de interpretación de los problemas reales de la gente. Muy razonable es la nueva Constitución, pero la gente no come Constitución. Le aseguro que el 95% de la población no ha leído la Constitución y no le interesa”.

En esa línea, añadió que en temas como las AFP y el aborto en tres causales el error estuvo en que “dejamos que el Parlamento legislara desde un punto de vista más ideológico”, lo que significó un alejamiento de lo que piensa la gente común y corriente, lo que a su juicio se tradujo en un voto castigo que en primera vuelta se mudó hacia el Frente Amplio debido a la novedad que aportaba, y en el balotaje se trasladó hacia la derecha o se abstuvo de votar. “A la gente le asustó el resultado del Frente Amplio y votó por quien le generaba mayor confianza, Sebastián Piñera”, dijo.

A pesar del escenario interno adverso de estos días, agregó que espera que Martínez no dé un paso al costado y que “va a primar el amor, el cariño a la DC (…) él va a pelear adentro. Muchos estamos dispuestos a pelear por dentro”.

Desde las visiones más progresistas de la DC aseguran que este enfoque no es el correcto para determinar la salida a la crisis, que es una respuesta añeja bajo las lógicas del blanco y el negro, que la defensa a los avances obtenidos en el último Gobierno deben ser respaldados y defendidos durante los próximos cuatro años en los que gobernará la derecha. Además, destacan que la ruta política que seguirá la Falange a futuro no es una línea totalmente zanjada, porque es en el congreso ideológico donde realmente se definirá el rumbo del partido.

El líder de los chascones, el diputado DC Víctor Torres, explicó que había “un sector que quería determinar hoy parte de la política de alianzas, estableciendo una restricción previa al PC y al Frente Amplio. Otros creíamos que en este momento la DC debe abocarse a su propia definición y no entrar en definiciones de políticas de alianza”. Añadió que “se plantea que para ser oposición no es necesario ser parte de una coalición, pero sí es importante dar una señal política al país; que para la defensa de todas las reformas y conquistas ciudadanas que hemos conseguido en los distintos gobiernos, la DC debe dialogar con todas las fuerzas políticas de la oposición, lo que no implica armar un nuevo conglomerado”.

Desde el mismo sector, el presidente de la JDC, Diego Calderón, aseguró que ha habido una “sobrerreacción”, ya que el partido aún no “se ha pronunciado en favor o en contra de una alianza determinada, lo que finalmente Gutenberg trató de tensionar”. El dirigente juvenil no es partidario de abrirse a un pacto o alianza con el frenteamplismo, porque considera que dicho sector no aspita tampoco a colaborar con la centroizquierda, sino que su objetivo es “sustituir a las fuerzas políticas de los partidos tradicionales. Tengo en eso una postura que probablemente se asemeja a la de Gutenberg Martínez, pero la diferencia es que yo quiero saber primero qué es lo que piensa la DC”.

Por lo mismo, agregó que no es acorde a estos tiempos “intentar inventar una especie de cuco, que el gran problema eran los comunistas, ahora es el Frente Amplio”, y que el foco debiera estar realmente en “definir qué es, qué es lo que piensa y qué es lo que le ofrece al país la DC. Una vez que hayamos definido eso, vamos a ver cómo se construyen alianzas”. Puso el acento en que “por una cuestión de ideas, cuando uno quiere un partido capaz de liderar y generar cambios en la sociedad, esos cambios no se pueden hacer solos, necesitamos construir mayorías”.

La única claridad colectiva al interior de la Falange es que debe sobrevivir a la debacle que generó los malos resultados electorales de noviembre, como también empezar a recomponer la convivencia interna, lo que implica encontrar una vía que marque el futuro del partido en un margen de cordialidad y fraternidad política que se quebró durante el último año. Eso, junto con cuidar los equilibrios internos.

Si bien Martínez fue derrotado políticamente en la Junta Nacional, donde aún mantiene un respaldo importante, su poder interno en la DC sigue vigente gracias al despliegue que posee a nivel territorial, en los comunales del partido en todas las regiones del país. Es por esta razón que en la Falange ponen sus ojos en la militancia de base y en las discusiones que se darán a todo nivel a partir de marzo, momento en que se iniciará el largo proceso partidario de debate interno al alero del congreso ideológico que se convocó, el cual debería abarcar buena parte de este año.

Son espacios donde “el poder del Gute” es palpable, donde no solo se discutirá el rumbo futuro de la DC, sino que además se disputará la definición de la próxima mesa directiva entre abril y mayo.

En la DC concuerdan transversalmente que si Martínez se inclina finalmente por renunciar a la colectividad, su decisión puede desequilibrar aún más la situación interna, provocando un real sismo entre las huestes, muy distinto a lo que ocurrió con la salida de la exministra, Mariana Aylwin, y 30 integrantes de su sector Progresistas con Progreso. Ellos tenían más poder en los medios que en la base de la Democracia Cristiana”, explicaron desde la falange.

Por eso, no es casual que la mesa directiva que lideraba hasta ahora Miriam Verdugo se reunió ayer con Martínez, cita en la que la presidenta DC le hizo ver que el voto político aprobado el sábado no habla de alianzas concretas con el Frente Amplio o el Partido Comunista, sino que solo contempla un diálogo con fuerzas de izquierda, en orden a defender las reformas del actual Gobierno. «La presidenta del partido me invitó a conversar, y uno es un militante (…) es una invitación amable, cariñosa, afectuosa, y por supuesto que la acepté. Hemos tenido una conversación de camaradas», comentó el abogado.

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