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Cabe destacar que, cuando Juica lideraba la instancia, el arrepentimiento de los actos cometidos y la colaboración sobre estos eran requisitos esenciales para obtener el beneficio. No obstante, ahora, esto no fue exigido.
La Corte Suprema no ha sido indiferente a la salida del ministro Milton Juica, desde el pasado 26 de junio. ¿Por qué? La Segunda Sala Penal -que preside el ministro Hugo Dolmestch-, desde entonces, ha otorgado siete libertades condicionales para condenados por casos de violación a los derechos humanos.
Uno de los primeros en reaccionar fue el rector de la UDP, Carlos Peña, quien exclamó: «Acaban de borrar la diferencia entre un delito común y una violación a los derechos humanos»
Cabe destacar que, cuando Juica lideraba la instancia, el arrepentimiento de los actos cometidos y la colaboración sobre estos eran requisitos esenciales para obtener el beneficio. No obstante, ahora, esto no fue exigido.
Según consigna La Tercera, el ex ministro sostuvo que «estos cambios de criterio son esperables cuando llegan nuevos ministros, es así la institucionalidad».
«En el Poder Judicial nada puede tomarte por sorpresa, las cosas ocurren, son continentes de cinco ministros que tienen opiniones y las mayorías son las que mandan», precisó.
Con respecto a si es que estas libertades podrían generar impunidad, expresó que le consta que «los jueces han tratado de evitar esa impunidad, «se ha hecho un gran trabajo, y me consta, de resolver muchos asuntos que estaban perdidos absolutamente».
Adicionalmente, señaló que es necesario legislar «para que se constituyan y se creen los tribunales de ejecución, que todo sea un procedimiento jurisdiccional con derecho a defensa, con intervención del Ministerio Público, Defensoría Penal Pública y con instituciones naturalmente mucho más instruidas en materia de reinserción social, porque este es un tema de reinserción social finalmente».
