PAÍS
Esto en el contexto de las últimas declaraciones del ex acólito Javier Molina, quien denunció al sacerdote Jorge Laplagne por abusos. Además apuntó sus dardos contra el sacerdote Raúl Hasbún, ante quien prestó declaración en la investigación canónica, diciendo que en 2010 el religioso le había hecho «preguntas macabras» , que los delitos estaban prescritos y que le había consultado si sintió placer cuando era abusado.
En el último programa de «El Informante», el ex acólito Javier Molina denunció al sacerdote Jorge Laplagne por abusos, asegurando haber sido víctima por primera vez del presbítero cuando tenía 15 años.
Asimismo, apuntó sus dardos contra el sacerdote Raúl Hasbún, ante quien prestó declaración en la investigación canónica, diciendo que en 2010 el religioso le había hecho «preguntas macabras» , que los delitos estaban prescritos y que le había consultado si sintió placer cuando era abusado.
Según consigna «El Mercurio», Hasbún desmintió a Molina y mostró sus «serios reparos éticos y jurídicos sobre el modo de realizar la entrevista».
Afirmó que «fue unilateralmente empática, llena de apelaciones emocionales, lágrimas, suspiros del entrevistador. Con imágenes en las que aparecen mi rostro y mi nombre con la expresión ‘en la mira’. Esa es una expresión característica del cazador de animales y del francotirador, que dispara a hombres. Esa sugestión de imágenes la encuentro gravísima».
«No acepto este linchamiento mediático. Espero que estos autodesignados justicieros mediáticos algún día comprendan la cabal diferencia entre informante e infamante. La honra no se toca. Es el único patrimonio de una persona, sobre todo si es un sacerdote», agregó.
