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El premio nacional de Humanidades y Ciencias Sociales hizo un análisis del año 2019, marcado por el estallido social comenzado el pasado 18 de octubre. Al respecto, el abogado alabó la recuperación de la palabra «dignidad», ya que a su juicio, es «una palabra que, creo, no utilizábamos con la frecuencia que debíamos antes de estos acontecimientos». Esto ocurrió, según Squella, posiblemente porque los chilenos alcanzaron «suficiente madurez», lo que le permitirá decidir si quiere una nueva Constitución en abril próximo.
El premio nacional de Humanidades y Ciencias Sociales (2009) Agustín Squella hizo un análisis del año 2019, marcado por el estallido social iniciado el pasado 18 de octubre.
Al respecto, destacó, en entrevista con radio Cooperativa, «la recuperación en el lenguaje público de la palabra dignidad».
Según su opinión, el país está cerrando el año «en medio una perplejidad que no acaba de disiparse y de preocupación comprensible por las expresiones de violencia extrema que ha tomado esto que se ha dado llamar el estallido social».
Sin embargo, el abogado dijo querer quedarse en esto «con algo positivo, que es la recuperación en el lenguaje público, incluso de los manifestantes, de la palabra dignidad».
«Es una palabra que, creo, no utilizábamos con la frecuencia que debíamos antes de estos acontecimientos. La dignidad humana como el especial valor que damos a cada persona en particular, como ese valor especial que nos reconocemos todos intersubjetivamente, porque parejamente todos participamos de él y porque, de alguna manera, estamos conscientes de que la peor desigualdad imaginable sería la desigualdad en dignidad», planteó.
De acuerdo a Squella, «Chile no cambió ni despertó» y que «lo que ocurrió, a partir del 18 de octubre, fue que Chile se mostró. Se hizo presente de una manera que no veíamos antes o que veíamos muy parcialmente o que veíamos y no queríamos asumir que la había».
En ese sentido, sobre el plebiscito que podría terminar con una nueva Constitución, dijo que los chilenos se encuentran con «suficiente madurez» para cambiar la Carta Magna.
«Esta sociedad chilena, ya iniciado el siglo XXI, tiene la suficiente madurez para, por primera vez en su historia de más de 200 años, tener una Constitución democrática en su origen y en su contenido», aseveró.
Squella sentenció que «temerle al proceso constitucional, temerle demasiado como ocurre en muchas personas con las que uno se relaciona, en el fondo es tenerle miedo a la democracia».
