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Las confusiones que genera el Presidente al señalar un órgano que no está incluido en la ley para discutir la nueva Constitución: el Congreso PAÍS

Las confusiones que genera el Presidente al señalar un órgano que no está incluido en la ley para discutir la nueva Constitución: el Congreso

Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
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¿Por qué el Presidente ha reiterado, en diversas intervenciones, que la reforma constitucional que estableció el plebiscito fijó como una de las alternativas que sea el Congreso el que asuma esa responsabilidad constitucional, siendo que no está escrito ni en el acuerdo ni en la ley? Es una pregunta que no tiene respuestas claras. Lo que sí está claro, es que en la oposición se encendieron las alarmas y generó un alto grado de preocupación, dado el clima de desconfianza imperante, y en medio de las presiones que se ejercen desde un sector de Chile Vamos para que se ponga en la vereda del Rechazo. Desde La Moneda existen dos versiones, una de las cuales apunta a que es una «salida» del Mandatario, pese a que lo dijo en más de una ocasión, y la otra, que es una interpretación que se tiene del acuerdo.


Varias son las interrogantes que ha dejado el Presidente Sebastián Piñera, luego que optara por referirse a la discusión constitucional que seguirá al plebiscito 25 de octubre, en lugar de hacerlo respecto a su opción en el plebiscito mismo, siguiendo la misma línea de prescindencia que él marcó. Para hablar de lo que viene, Piñera se decantó por priorizar el Congreso como el órgano encargado de asumir la “responsabilidad constitucional”. El problema es que aquella alternativa no figura en la ley promulgada, ni en el acuerdo transversal del 15 de noviembre, más bien corresponde al camino trazado por la opción Rechazo, tras concluir que el triunfo del Apruebo parece irrefrenable.

Aunque saben que el Rechazo pierde en todos los pronósticos, están convencidos de que pueden frenar la Convención (Asamblea) Constituyente por las urnas o por secretaría. He ahí que las palabras del Presidente hicieron que la oposición prendiera las alarmas de inmediato. Desde Palacio existen dos versiones. Una apuntaría a que se trata de una “salida” más del Primer Mandatario, y la otra es que aquello habría sido parte de lo acordado para dar una salida institucional al estallido social de octubre.

Primero fue el 18 de agosto, tras haber presentado el Comité de Protección Social. Durante el punto de prensa, el Jefe de Estado fue consultado por la prescindencia de La Moneda y sus ministros con miras al plebiscito. En la ocasión, el Mandatario se explayó respecto a las responsabilidades que se tiene como Ejecutivo y en medio de su intervención señaló que “en ese plebiscito que está contemplado en nuestra Constitución, hay dos opciones (…), uno es una convención constituyente, y el otro es que el Congreso asuma esa responsabilidad constitucional, porque todos queremos mejorar y cambiar la Constitución”.

La segunda vez que insistió en el tema fue durante la entrevista que concedió a La Tercera el 22 de agosto, donde apuntó a los dos caminos: “Si es el camino de la Asamblea Constituyente o de modificar, perfeccionar, mejorar la Constitución (…), el otro camino es que todos hagamos un firme compromiso de otorgarle al Congreso que vamos a elegir el próximo año, este mandato especial de perfeccionar, modernizar nuestra Constitución. Esos son los dos caminos”. Por último, en la entrevista frente a Cristián Warnken, el mismo domingo, Piñera reiteró que “los caminos son una convención constituyente; el otro, es hacer las reformas que se requieren en el Congreso”.

Ni el acuerdo por la Paz y una Nueva Constitución, ni en la Ley vigente 21.200, se menciona al Congreso como una alternativa para reformar la Carta Magna. Más bien lo que se hace es detallar la mecánica de trabajo y responsabilidades que tendrán, en caso de ganar el Apruebo, la Convención Constituyente, que se refiere a ciudadanos electos bajo el sistema parlamentario actual, o la Convención Mixta, en que se dispone de la mitad de los constituyentes elegidos por la ciudadanía y la otra mitad representantes del Parlamento.

Las preguntas que se hacen varios transversalmente en el espectro político es: ¿por qué lo dijo?, ¿qué hay detrás de esas palabras? Hasta ahora esas interrogantes no han encontrado respuesta satisfactoria, más bien, se ha abierto el campo de las interpretaciones a todo nivel, pasando desde la “locuacidad” del Mandatario –como señalaron desde Palacio– a un guiño al sector del Rechazo de Chile Vamos, el que no ha perdido las esperanzas de que el Gobierno termine alineándose con su opción.

Lo cierto es que para diversos observadores la primera de las interpretaciones estaría descartada, ya que una cosa es el estilo del Presidente –quien gusta de la improvisación– y otra muy distinta es la insistencia argumental, ya que, no fue en una sola oportunidad en que sostuvo que el Congreso podría hacerse responsable de la misión constituyente sino que fueron al menos tres. Eso, sostienen, habla más de una estrategia.

La otra opción que se discute, es si finalmente esta sería la fórmula para satisfacer al sector más duro del Rechazo radicado en Chile Vamos, el que, si bien durante la última semana cerró filas con el Mandatario, respecto de la prescindencia, no ha abandonado la idea de que el Gobierno y el mismo Presidente tomen las banderas del Rechazo. Un tema, en todo caso, que estaría cerrado en Palacio.

Así lo han demostrado declaraciones como las del diputado Diego Schalper (RN), quien planteó que “creo que el Gobierno debe garantizar que todas las expresiones tengan posibilidad de manifestarse con plenas garantías. Eso no es incompatible con tener una posición. Lo que se espera del Gobierno es ecuanimidad, no neutralidad”. O las declaraciones de la presidenta de la UDI, la senadora Jacqueline Van Rysselberghe, quien la semana pasada expresó que “me encantaría que (el Presidente Piñera) señalara que está por el Rechazo”.

Desde La Moneda la explicación que se ha entregado es que el Apruebo descansa en la fórmula de la Convención Constituyente o Mixta, y que el Rechazo en cambio se decanta por el actual Parlamento, y que dar cuenta de esas posiciones es lo único que buscaría el Presidente. A esto le agregan el compromiso público que adoptó el Jefe de Estado para promover reformas, sumado a que el programa original de Gobierno también contemplaba reformas en diversas áreas a la Constitución.

El problema nuevamente se cruza con el sector oficialista por el Apruebo, el que coincide en que las palabras del Mandatario no “son acertadas”, porque se intenta superponer la idea del Congreso como ente reformista y que eso forma parte del acuerdo, cosa que no es real.

El director de la Escuela de Publicidad de la UDP, Cristián Leporati, afirmó que “es una jugada muy, muy riesgosa de Piñera, para variar (…). Más allá del acuerdo de 15 de noviembre, todo lo que es la reforma constitucional y las opciones que son las convenciones mixta o constitucional, son compromisos que se adquieren, no en la elite o en un grupo de poder, no en el Parlamento o en La Moneda, es algo que se logra después de haber dejado a cientos de personas en la calle ciegas, algunos muertos también, y una situación de violencia épica sin igual en la historia reciente”. A esto agregó que “el Presidente no puede darse el lujo de estar jugando o haciéndole un guiño a quien sea, en una situación bastante crítica”.

El vicedecano de la UDD, Rodrigo Arellano, discrepa respecto a que esa mirada sea un guiño al Rechazo. «Se está alejando de aquellos que defienden a ultranza la Constitución del 80 y, por ende, un Rechazo más radical. Se sitúa en un Rechazo más moderado y en un Apruebo con más respeto institucional, que es distinto a hacerle guiño a un sector. Está haciendo un acto de realismo, que busca conciliar las distintas almas que existen en su gabinete”.

La mirada de la oposición

Desde la oposición, la reacción fue mayor, pues, a diferencia de algunos sectores del oficialismo, las palabras del Primer Mandatario generaron inmediata preocupación, por lo que tomaron nota del asunto. Durante la semana pasada, transversalmente se conversó e intento dilucidar qué es lo que pretendía el Presidente Piñera con la reiteración del concepto de Congreso como segunda opción inscrita en el acuerdo constitucional.

Y una de las razones que esgrimieron para haber encendido las alarmas tiene que ver, en parte, con el clima de desconfianza que se vive actualmente, pero principalmente por los intentos de diferentes sectores del oficialismo que buscan, de una u otra manera, deslegitimar el plebiscito.

Casos como el del senador RN Francisco Chahuán, quien propuso un piso de un 50 por ciento de participación del padrón actual, o del diputado de su mismo partido, Cristóbal Urruticoechea, quien es cercano a José Antonio Kast, quien habló de un mínimo de 10 millones de electores. A esto se suma el convencimiento que existe en el comando transversal del Rechazo, en cuanto a que mientras menos gente participe de la instancia, mayor sería su grado de ilegitimidad. Punto aparte el partido Republicanos, que de partida ha catalogado de ilegítimo el plebiscito.

Bajo esta premisa, se habló de cerrar filas para defender a como dé lugar la realización de la inédita elección, y siendo una de las interpretaciones que se manejó la de que se podría estar intentado “torcer la voluntad” de la ciudadanía, es que se apuntó a que cualquier movimiento extraño que detecten, va a tener como respuesta el intentar hacer pagar los costos políticos al jefe de Estado, para posicionarlo como un “Presiente antidemocrático”.

Existe real temor –subrayaron desde las filas de la oposición– a que como ninguno de los intentos del Rechazo por deslegitimar el plebiscito ha resultado exitoso, la estrategia del hito sanitario como la única razón para posponerlo, les sea funcional en ese sentido.

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