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Víctor Maldonado, DC: “Nosotros estamos disponibles para asegurar la gobernabilidad, mucho más que estar dentro del Gobierno” PAÍS

Víctor Maldonado, DC: “Nosotros estamos disponibles para asegurar la gobernabilidad, mucho más que estar dentro del Gobierno”

Nicole Martinez
Por : Nicole Martinez Periodista El Mostrador
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El analista político y exsecretario general de la Democracia Cristiana planteó que Gabriel Boric –a quien definió como dialogante, pero no así a su coalición– «va a necesitar socios. Tal vez socios más permanentes y más coherentes afuera que adentro”. En esa línea, puntualizó que la DC será una oposición constructiva para darle estabilidad al país, en 4 años que –consideró– serán complejos. Sobre los errores que ha cometido la falange, señaló que antes del estallido social la colectividad estaba «haciendo pequeños negocios de entendimiento con el Gobierno y los ministros para conseguir ventajas chicas en proyectos de ley”, cuando el resto de la oposición estaba en contra. Agregó que se debe llegar a acuerdos con los adversarios, pero no enemistarse con los amigos.


El mensaje fue claro: apoyarán a Gabriel Boric sin condiciones, pero la Democracia Cristiana (DC) «no se propone ingresar al futuro Gobierno». De todos modos, esa redacción generó distancia en algunos militantes que querían explícitamente plantearse como oposición. Sin embargo, a juicio de Víctor Maldonado, analista político y exsecretario general de la DC, se quiso evitar el contraste que generaba la palabra «oposición» con el respaldo mayoritario que se le dio al abanderado de Apruebo Dignidad, ahora apoyado por la centroizquierda.

Maldonado afirmó que un eventual Gobierno de Boric necesitará aliados, en especial con la nueva configuración del Congreso, y que en ese sentido la Democracia Cristiana está disponible para garantizar gobernabilidad, pero desde fuera de La Moneda.

«Cuando nosotros decimos oposición, no es estar en contra. Decimos que desde el puesto en el que estamos, que no es el Gobierno, queremos colaborar en todo aquello en que nos podamos poner de acuerdo», sostuvo.

En conversación con El Mostrador, Víctor Maldonado abordó los efectos de este apoyo, el rol de la falange ante un eventual mandato de Gabriel Boric y los errores que ha cometido la colectividad, que la han dejado con malos resultados electorales y a punto de haber quedado aislada en la oposición.

-¿Cómo le afecta esta decisión de apoyar a Boric sin condiciones, en su análisis interno, cuando se plantea un Congreso Ideológico para el 2022?
-Yo tengo la idea de que el acuerdo de la Junta Nacional fue muy bueno para la Democracia Cristiana y fue muy bueno para Gabriel Boric. Fue bueno para la DC porque el acuerdo es muy ampliamente respaldado, y eso siempre es una muestra de que se puede seguir juntos y trabajando bien. Y por parte de Boric, creo que fue mejor todavía, porque él es un candidato que representa una alianza de izquierda y quiere mantener esa identidad en el Gobierno, si es que le toca presidir la nación. Si un partido como la DC, que es de centroizquierda, se pasa de revoluciones en el apoyo, pareciera ser que quiere ser invitado a gobernar y eso le desarma el cuadro interno, que lo tiene ordenado o al menos trata de ordenarlo bien. Entonces, creo que apoyar pero no exagerar, era bueno para nosotros y bueno para él. La carta que mandó fue en ese mismo tono y fue respondida muy respetuosamente, y creo que fue un gesto de lado y lado que sirve mucho para el resultado del 19 (de diciembre).

-Está clara la postura de la DC en un eventual Gobierno de José Antonio Kast, pero, en lo concreto, ¿qué pasa con un eventual Gobierno de Gabriel Boric? ¿Cómo debiera plantearse la DC en ese escenario? ¿Es conveniente plantearse como parte de la oposición?
-Obviamente los que pierden la elección no están en el Gobierno, están en la oposición. Para nosotros era muy raro que dijéramos «artículo 4: apoyamos a Boric; artículo 5: somos de oposición». Ese contraste era el que nosotros queríamos evitar. Decir «no entraremos al Gobierno» era una manera deferente de anunciar la posición en la que íbamos a estar. La gracia es que no importa quién gane, el problema es que el país no tiene mayoría parlamentaria que lo respalde, eso hay que construirlo, en diálogo, y ese diálogo se logra con alguien que no está dentro del Gobierno. Entonces, lo que nosotros decimos es, si es un partido que le interesa la gobernabilidad y la paz social, tiene que estar disponible para llegar a acuerdo en todo aquello que beneficie el bien común, según tú lo entiendes, y el otro también, el acuerdo al que se llegue. Nosotros estamos disponibles para asegurar la gobernabilidad mucho más que estar dentro del Gobierno.

-¿Un partido de oposición pero colaborativo?
-Correcto. El que explica se complica. Siempre se habla de la oposición constructiva, nosotros no somos destructivos, no tenemos que poner una cara especial para que la gente diga «huy, no son peligrosos». No somos peligrosos, somos dialogantes, somos democráticos. Entonces, cuando nosotros decimos oposición, no es estar en contra. Decimos que desde el puesto en el que estamos, que no es el Gobierno, queremos colaborar en todo aquello en que nos podamos poner de acuerdo, y Boric en su carta a la DC dice «quiero seguir dialogando, sigamos haciéndolo, eso yo les prometo, nunca dejaré de conversar con ustedes, incluso si no me apoyan». Entonces fue una muy buena presentación de lado y lado.

-Más a largo plazo, se espera un Congreso Ideológico para el 2022. ¿Cuáles son los puntos relevantes que debe analizar la DC mirando a su futuro como partido?
-La DC es un partido que se basa en una fuente humanista cristiana muy fuerte, y tengo la idea de que todos los humanismos –las razones profundas de por qué uno responde en política por una respuesta ética y política– están en cuestión, están a maltraer, están con su propia pandemia, más espiritual que nada. No tenemos nada más que ver lo que está pasando con la Iglesia católica, que está en su punto más bajo histórico, y así cada cual. Eso también se expresa en política. Tal vez el centro moderado en Chile esté en su peor momento de la historia desde la recuperación de la democracia. El anhelo de buscar los acuerdos se ha ido debilitando, la voluntad de conseguir las cosas rápido, inmediatas y para mí, ha ido aumentando. Y el país no se sostiene por puras individualidades.

Personalmente, políticamente, como partido y como centroizquierda en general, tenemos la obligación de reestructurarnos. Al país le sirve tener un lugar donde el diálogo importa mucho. Y se está debilitando, ha perdido la mitad del apoyo que tenía al inicio de la transición, y eso es mucha pérdida. Y, por lo tanto, hay que volver a merecer el respeto del público, y la atención pública. Necesitamos que esto se vuelva un contenedor de apoyo y no un colador de apoyo, y creo que esa es la gran cosa que debemos hacer. Hay un gran cambio que debemos realizar y creo que en todo este espectro político, incluida la DC, será una profunda revisión, no de superficie, es bien de fondo.

-¿La DC debería replantearse si es un partido socialcristiano?
-De la convergencia de humanismos tiene que conseguirse un centro muy poderoso en Chile que vincule gente. Vamos, en el centro, hacia una federación o confederación, a unas vertientes que permitan pesar en las decisiones nacionales. Hay que revisarse hacia adentro, los partidos solitos no sirven, los movimientos solitos no sirven, pero algo tiene que combinar de las dos cosas para que en Chile se tenga una alternativa diferente a los polos, porque los polos son muy buenos para entrar rápidamente en conflicto, y eso no se necesita ahora. Hemos tenido mucho tiempo de conflicto y no hemos podido mantener, estabilizar y hacer crecer el país.

-Volviendo un poco atrás, ¿la decisión de la DC de recalcar que no será parte de un eventual Gobierno de Boric fue ponerse el parche antes de la herida? En el sentido del cuestionamiento que ha tenido la DC, sobre la cercanía que ha tenido en proyectos con el oficialismo.
-Yo tengo la idea de que ser moderado es una cosa muy difícil. En el Gobierno de Michelle Bachelet nosotros estábamos dentro del Gobierno. No hay ningún proyecto de Bachelet que no haya contado con el apoyo de la Democracia Cristiana , siempre tratamos de perfeccionar los proyectos de ley. Eso en un Gobierno nuestro. En un Gobierno como el que sigue, más polar, cualquiera sea el que gane, nosotros tenemos la obligación rotunda de que el país converja hacia el diálogo, y en eso vamos a estar cueste lo que cueste, porque eso es algo que necesita el país. Nosotros no estamos poniéndonos ningún parche, sino que estamos poniéndonos en la eventualidad de que en un país que va a pasar por un periodo extraordinariamente crítico, donde lo más fácil es que la gente se descalifique en vez de que converja, vamos a ser un lugar de unión. De sentir que la visión de uno no es la última razón del país, sino que el país vive de aquello que comparte, y eso es indispensable que crezca porque está muy debilitado.

-¿Cuál es la mayor autocrítica que se debe hacer la DC para enfrentar esta nueva etapa política?
-La DC nació de un movimiento que se llamaba Falange Nacional, de jóvenes del año 30, que renovaron la visión cristiana de la democracia. Ese grupo, extraordinario, grande y muy notable, discutía políticamente siempre. Nunca estaban de acuerdo, pero eran extraordinariamente grandes amigos, hasta el último momento, porque habían sido hijos de nunca tener el poder, 20 años lucharon en política para llegar a alguna parte, pero no tenían el poder. El poder llegó después. Las generaciones que siguieron, algunas partieron en el poder. No desde la amistad, sino que compartían el poder y eran amigos en segundo lugar. A esta altura, la gente se volvió muy técnica en política, muy de las cosas por hacer, del oficio, de la práctica, pero cuando hay una crisis –aunque parezca extraño– la solidaridad, la fraternidad, el hecho de sentir que el otro es muy importante para ti, aunque opine distinto, empieza a ser vital.

Sí, tenemos que recuperar amistad, porque la amistad es algo fundamental, sin eso no funciona la política. La política es mucho menos egoísta de lo que parece, es con cariño, con afecto, con muchas horas dedicadas a los demás, para mucho escuchar. Eso es indispensable volver a tenerlo, cultivarlo.

-¿Pero cree que la DC cometió algún error?
-Sí, yo creo que cometimos un error. Creo que nos pasamos dos pueblos, como se dice. Si uno ve el momento del estallido, fue un momento que revolucionó todo, todo se cayó, el malestar era gigantesco. En el mes anterior a que el estallido se produjera, teníamos a la Democracia Cristiana haciendo pequeños negocios de entendimiento con el Gobierno y los ministros para conseguir ventajas chicas en proyectos de ley. Está bien buscar acuerdos, pero no en pequeñeces, no a puertas cerradas, no sin el resto de la coalición o de la oposición, en este caso, que estaba toda en contra. Uno tiene que llegar a acuerdos con los adversarios, pero no enemistarse con los amigos, porque eso es quitar y poner, y quedar donde mismo.

Si nos hacemos una autocrítica, sería que estábamos viendo muy en pequeño el país, cuando lo grande estaba teniendo cambios de primera magnitud. Eso no nos puede volver a pasar.

-¿Dónde cree que deben estar los acuerdos de la DC de aquí en adelante?
-Tenemos que saber que, no importa qué pase en la próxima elección presidencial, ganarán fuerzas políticas que nunca han estado en el Gobierno, con partidos políticos que nunca han tenido tiempo de ser líderes de coalición, con presidentes que, o son muy nuevos, o son demasiado antiguos. En esas condiciones el país va a sufrir un grado de inestabilidad fuerte. ¿Dónde se estabiliza el país? Se tiene que estabilizar con alguien con quien dialogar, y en eso tenemos que ayudar a que haya un interlocutor, del que sea, para poder estabilizar al país y darle progreso.

¿Qué es lo que tenemos que hacer? Si gana Boric, está clara la agenda de transformaciones, lo que no está claro es qué es lo que hay que conservar. Boric es un tremendo dialogante, su coalición no. Boric fue solito a firmar el pacto por la paz, y su coalición lo descalificó. Y ahora van a estar los dos en el Gobierno. Va a necesitar socios, tal vez más socios más permanentes y más coherentes afuera que dentro. Si es Kast, yo no me imagino cómo sigue esta canción, porque él es naturalmente polarizado, los que son más tranquilos son RN, la UDI, que en este contexto son «moderados», pero él no. Entonces, tenemos un moderado acompañado de los que no lo son, y uno que no lo es, acompañado de moderados. Como sea, esta cuestión no está funcionando, porque no están en coherencias. Hay que buscar socios para la estabilidad del país, porque, al final del final, lo que importa es que el país sobreviva a cuatro años de un periodo muy difícil, donde estamos cambiando Constitución, reglas del juego, importancias de las distintas materias. Siempre será: o transformación o los fundamentos básicos de la democracia lo que haya que preservar. Y en algún momento habrá que luchar por las do cosas al mismo tiempo.

-En este contexto particular político, ¿será importante que la DC tenga estos lazos con la izquierda?
-Sí, y sobre todo los lazos con los más cercanos. El centro se dispersó, se disgregó, dejó de enorgullecerse de lo que había hecho, que era nada menos que los mejores gobiernos de la historia del país. Dejó de hablar de lo bueno, le empezaron a dar, no empezó a contestar las críticas y se empezó a achicar. Lo que hay que hacer es congregar a aquellos que, más allá de sus fuentes de humanismo –laica, cristiana–, sienten que la vocación de lo que pudimos construir en conjunto vale la pena presentarlo de un modo nuevo. Esa necesidad existe y espero yo que la podamos llenar.

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