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Con la derecha como actor fantasma, la DC define su postura ante el plebiscito en una incendiada Junta Nacional PAÍS

Con la derecha como actor fantasma, la DC define su postura ante el plebiscito en una incendiada Junta Nacional

Raúl Espina
Por : Raúl Espina Periodista de El Mostrador
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Antes de que comience formalmente la campaña por el Apruebo y el Rechazo, la Democracia Cristiana decidirá hoy, por medio de una Junta Nacional extraordinaria, cuál será su posición partidaria, a menos de dos meses del plebiscito de salida. La falange atraviesa un complejo momento, marcado por profundas divisiones internas, las cuales se han acentuado por el resultado del proceso constituyente, entre quienes están por aprobar y aquellos que confían en la promesa de la derecha de soltar la Constitución del 80 tal cual está, a partir del Rechazo. Para los que están a favor del Apruebo, la posición contraria de sus camaradas implica un arriesgado voto de confianza a la derecha, que terminará por hipotecar la ya «poca trascendencia» de la colectividad, dado que, si la derecha tuviera la intención seria de dejar atrás la Constitución del 80, habría buscado modificar el artículo 142, que pone término al proceso constituyente si gana el Rechazo. Por su parte, quienes se decantan por el Rechazo afirman tener claro que no habrá otro proceso constituyente, por lo que su apuesta está en rechazar para modificar la Constitución actual, para lo cual se bajaría a 4/7 el quórum necesario para ello, aunque de igual forma se necesita el concurso de una derecha que, históricamente, no ha estado por hacer concesiones respecto de la Carta Magna vigente.


Hoy, miércoles 6 de julio, a partir de las 17:00 horas, se llevará a cabo la Junta Nacional extraordinaria de la Democracia Cristiana (DC), donde la colectividad –por medio de 380 delegados– definirá su postura institucional de cara al plebiscito de salida del proceso constituyente. Una decisión que fue respaldada por la mesa directiva de la falange, después que nueve extimoneles, liderados por el ex Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, solicitaran «libertad de acción» para sus militantes, desatando un conflicto interno que da cuenta de una polarización y un ambiente de tensión crecientes.

Declaraciones públicas, cartas e, incluso, una lista de correos que incluyó duras críticas hacia quienes abogan por la neutralidad del partido frente al plebiscito del próximo 4 de septiembre, han marcado la previa de una Junta Nacional que desnuda la división interna en torno a las opciones Apruebo y Rechazo, y que algunos observan como la decisión final de girarse hacia la izquierda o la derecha. Mientras algunos militantes como el presidente del partido y alcalde de La Granja, Felipe Delpin, o el senador por la Región de La Araucanía, Francisco Huenchumilla, se han manifestado a favor de aprobar la propuesta de nueva Constitución, otros, como los senadores Matías Walker y Ximena Rincón, han hecho explícita su posición a favor del Rechazo.

En ese contexto se espera que, en los próximos días, un grupo de históricos militantes falangistas que condenaron el Golpe de Estado de 1973 hagan pública una carta evidenciando su decisión de rechazar la propuesta de nueva Constitución. Entre los firmantes, estarían algunos de los integrantes de la recordada declaración del «Grupo de los Trece» (que en realidad fue suscrita por 16 dirigentes), como el exministro Belisario Belasco, el exdiputado Baldemar Carrasco y el abogado Jorge Donoso.

Mientras sigue pendiente un pronunciamiento formal del ex Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, quien también manifestaría por escrito su posición contraria a la propuesta que emanó de la Convención Constitucional, durante los próximos días se espera que un grupo de abogados constitucionalistas afines a la DC publiquen un documento a favor del Apruebo. El texto, que será difundido como una columna, sería suscrito –hasta ahora– por los juristas y académicos Tomás Jordán, Javier Couso, Elisa Walker y Agustín Quintana.

Con evidentes fracturas al interior del partido, su timonel, Felipe Delpin –quien fue el principal propulsor de esta Junta Nacional y que sostuvo que convocar a la libertad de acción para el plebiscito de salida significaría, para la DC, caer en la «total intrascendencia política»–, considera que los partidos políticos están llamados a fijar posiciones, al tiempo que cuestiona la postura de algunos de sus camaradas que apuestan por el Rechazo, confiando en que la derecha contribuirá a encontrar un nuevo mecanismo que asegure modificar la actual Constitución.

“Quienes estén por el Rechazo, deben evaluarlo bien. Yo no creo en la derecha y nunca he creído en la derecha. A ese sector le acomoda la Constitución de 1980 y han estado por el Rechazo desde hace mucho tiempo, y, por lo tanto, no creo que el día de mañana estén en disposición de apostar por una nueva Constitución. Francamente, yo no les creo, no lo hicieron antes y no lo van a hacer ahora, por lo que les pediría a mis camaradas que tampoco les crean, pues la derecha es muy pragmática, saca sus cuentas y apuestan por lo que les conviene a ellos, desde su mirada absolutamente neoliberal”, apunta el presidente de la colectividad.

Al respecto, el senador Francisco Huenchumilla, quien se ha transformado en uno de los principales rostros del Apruebo al interior de la falange, piensa que la DC debe adoptar una mirada estratégica e histórica frente a esta disyuntiva, donde la historia del partido –en referencia a Eduardo Frei Montalva y todos sus fundadores– «fue estar en un punto alejado, tanto del comunismo como del capitalismo conservador. El mundo del comunismo desapareció, con la caída de la Unión Soviética, pero ha quedado vigente el mundo conservador, y entonces nosotros nacimos como una alternativa frente a eso», recalca el parlamentario.

Y agrega: «Entonces, la DC tiene que pensar para qué nació y cuál es su papel en una sociedad como esta. Su rol no puede ser mimetizarse con las posturas conservadoras, que quieren mantener el statu quo, que quieren favorecer a los sectores más pudientes del país, porque eso es la Constitución de 1980, que fija reglas del juego en virtud de las cuales no existen derechos sociales para la gente. Lo que existe es el mercado, lo que existe es el lucro y el individualismo, y ese tipo de modelo de sociedad está en las antípodas de lo que ha sido la historia de la DC. Entonces, la DC estaría traicionando a su historia, sus principios y sus valores, y creo que, hoy día, Eduardo Frei Montalva y Patricio Aylwin estarán dando vuelta en su tumba al ver cómo algunos, con argumentos rebuscados, tratan de justificar su Rechazo, haciéndole el juego a la derecha. No podemos ser tontos útiles de la derecha. Eso es lo que está en juego”, sostiene Huenchumilla.

Los riesgos para la DC de confiar en el Rechazo para dar pie a un nuevo proceso

Un diagnóstico que comporte la mayoría de los militantes de la DC, es que el partido ha perdido trascendencia, según algunos, precisamente por evitar tomar decisiones concretas frente a los asuntos que han marcado la agenda política durante los últimos años. Según el abogado, asesor legal de la senadora Yasna Provoste, militante y exsecretario de la Comisión de Ética de la falange, Luis Eduardo Thayer Morel, desde la colectividad deben asumir que actualmente se encuentran bajo la línea que el pueblo exige para que un partido político flote como tal, y que, por lo tanto, considera fundamental que se tome una decisión, en torno a un proceso que solo ofrece dos opciones.

“A este proceso binario de Apruebo o Rechazo no es factible superponer otras propuestas alternativas, porque son falsas. Comprendamos que en el voto en que deberemos marcar una raya vertical el 4 de septiembre no existirán las opciones ‘Apruebo para reformar’ ni ‘Rechazo para reformar’. Ambas premisas significan nada, porque lo único que está sometido a la decisión popular, como dijimos, es si se aprueba o rechaza la propuesta de nueva Constitución”, explicita Thayer.

En ese sentido, el militante de la DC, asesor de la ex Presidenta Michelle Bachelet y exsubsecretario de la Secretaría General de la Presidencia (Segpres), Víctor Maldonado, se pregunta por qué el partido tendría que hacerle la campaña al Rechazo, sirviendo de piso político a favor de la derecha, solucionándole los problemas y dejando en sus manos la definición del calendario y los contenidos de lo que se quiera cambiar. Evidenciando una postura a favor de aprobar para impulsar posteriores modificaciones a la propuesta de nueva Constitución, el exsecretario general de la colectividad cree que sería un error por parte de la falange inclinarse por el Rechazo en el plebiscito de salida.

“Yo creo que no es posible planear un escenario en caso de que gane el Rechazo, y es la razón por la que estoy por el Apruebo. No es posible, porque uno incide con esa decisión del plebiscito, y, por lo tanto, el Apruebo tiene una gran ventaja por sobre el Rechazo y es que tiene la certeza de que debe producir cambios, tiene un cronograma y tiene puntos específicos que cambiar, lo cual es rápido y se puede hacer en el corto plazo. Considerando que las próximas elecciones son en 2024, se tiene hasta el 2023 para hacer ajustes, por lo que el Apruebo permite una posterior modificación, y el Rechazo no tiene nada de eso. Si se rechaza, ¿qué sigue después? No se sabe. ¿Con qué calendario? No hay. ¿En cuánto plazo? Ninguno», plantea Maldonado.

Por su parte, el también militante, doctor en Ciencias Políticas y Sociología, Rodolfo Fortunatti, considera que “si la derecha deseara un cambio, su propuesta no habría sido el Plan B que rebaja los quórums de reforma en el Parlamento, algo que no compromete nada, nada. Lo que habría hecho es reformar el artículo 142, según el cual el triunfo del Rechazo pone fin al proceso constituyente. Lo que habría hecho es prometer que, si gana el Rechazo, se elaborará otra Constitución que remplace a la actual, y definir un órgano constituyente que la redacte, y no el holograma de que el actual Congreso podría introducir enmiendas sobre no sabemos qué, ni sobre quiénes las harían. No existe Plan B”.

Un hipotético triunfo del Rechazo, según el sociólogo y analista político de la Universidad de Chile, Tomás Avendaño, desnuda la –hasta ahora– ausencia de dicho Plan B. Al respecto, el académico cree que debiese existir un acuerdo político en torno a que la Constitución de 1980 se debe cambiar, sea cual sea el resultado en el plebiscito, y para lo cual considera que se deben definir con claridad los mecanismos para un eventual nuevo proceso constituyente, esto en caso de que se imponga la opción del Rechazo. Avendaño sostiene que con el escenario actual, de total incertidumbre con respecto a lo que ocurrirá a partir del 5 de septiembre, es «muy riesgoso» para el mundo de la centroizquierda –incluida la Democracia Cristiana– no contar con un compromiso de cambio de la actual Carta Fundamental, que incluya a sectores de la derecha.

Una Junta Nacional, la «intrascendencia política» y la decisión del partido

Quien fuera parte del proceso constituyente, y que se ha transformado en una de las voces a favor del Rechazo, es el exconvencional Fuad Chahin, quien fue además uno de los nueve expresidentes de la DC que se mostraron en contra de la Junta Nacional que se realizará hoy miércoles, y solicitó «libertad de acción» para sus militantes de cara al plebiscito del 4 de septiembre. El exdiputado cree que la «intrascendencia no está relacionada con la libertad de acción de los militantes en el plebiscito, y está más relacionada con una actitud un poco rastrera que ha tenido el partido, tratando de mendigar espacios en el Gobierno. Eso hace que el partido sea intrascendente», señala.

En cuanto a la decisión que tomará la falange hoy, durante su Junta Nacional, Chahin agrega que él era partidario de que la DC adoptara una definición, «pero con la base de los militantes (1 militante, 1 voto), en un proceso de discusión, reflexión y debate interno. El partido no quiso que la base de militantes decida, porque armó una junta que es bastante a su pinta, que tiene muchos órganos que están vencidos en sus mandatos, donde se excluyen algunos frentes y se incorporan otros. Entonces, realmente me parece que la situación no tiene la legitimidad suficiente para finalmente imponer la decisión que se tome, en definitiva. Y por lo tanto, ante ese escenario, y la clara división del partido, creo que lo más sano era dar libertad de acción y que subrayemos lo que nos une: todos queremos una nueva Constitución, pero asumamos que tenemos opiniones distintas con respecto a la propuesta que presenta la Convención Constitucional”.

El extimonel de la Democracia Cristiana agrega que lo ideal habría sido «aprobar para reformar», pero piensa que creer en esa alternativa es una ingenuidad, porque –a su juicio– la propia Convención Constitucional se encargó de «hacer imposible ese proceso», estableciendo materias protegidas, ya sea por quórum de 2/3, consulta indígena o consentimiento indígena. Por lo tanto, y considerando que, según su punto de vista, «aprobar para reformar» es un camino imposible y bloqueado, apuesta por Rechazar para modificar la Constitución actual en un nuevo proceso, lo que –según él– tiene la legitimidad política del triunfo del Apruebo en el plebiscito de entrada, además de la viabilidad práctica, con el avance del proyecto que rebaja el quórum a los 4/7, ocurrido este martes en el Senado.

Una idea que para el analista político y director de la Escuela de Gobierno de la Universidad Central, Marco Moreno, no sería viable para la DC, como colectividad, entendiendo el peligro de que el Rechazo se «derechice» todavía más de lo que está actualmente. En tal sentido, agrega que “el Rechazo tiene el riesgo de que los partidos de derecha tomen el control absoluto de esa opción, y militantes de la DC sueltos, y no como partido, no podrían imponer resistencias a ese intento de la derecha por tener el control del Rechazo. Por eso es que veo difícil que la DC tome una decisión que signifique finalmente el quiebre del partido. Son más influyentes como partido que como individualidades, y por eso es que de alguna manera lo que están buscando los senadores Walker y Rincón es que el partido no esté completamente matriculado con la opción del Apruebo, donde sí podría hacer matices, como lo hizo el PPD, en relación con optar por el Apruebo para reformar”.

Sobre la relevancia del resultado de la Junta Nacional, el analista político estima que este no pone en riesgo el futuro político de la colectividad, en donde resulta evidente –a su juicio– que existen «dos almas en el partido», en relación con el plebiscito de salida. Si bien estas diferencias internas se han ido profundizando, Moreno duda de que la determinación partidaria de la falange tenga un efecto, más allá de lo estrictamente comunicacional. «No creo que la DC esté en condiciones de dar instrucciones claras a sus militantes, respecto de cómo votar. Si bien es una discusión que se va a tomar de manera institucional, lo que uno esperaría, más bien, sería una fórmula intermedia, en la que probablemente están trabajando, para evitar un quiebre formal del partido. En ese sentido, como lo señala la historia de la DC, sería lógico que buscaran una fórmula para avanzar por el centro y no por las orillas, tanto del Apruebo como del Rechazo”, complementa Moreno.

Más allá de las especulaciones, diferencias y fracturas internas al interior de la colectividad, en la noche de este miércoles la Democracia Cristiana tomará la determinación partidaria de inclinarse por el Apruebo o por el Rechazo. Analistas coinciden en que, si bien no marcará su futuro político de manera categórica, sí podría acentuar discrepancias que, para algunos de sus militantes, son irreconciliables y que se relacionan con la forma en que ven a su partido, la relación con su propia historia y con el futuro del país. Al menos hoy, se acabará la incertidumbre en torno a cuál será el rol que tomará en esta última etapa del proceso constituyente, a poco menos de dos meses del plebiscito de salida.

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