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El caso Piergentili y la desaparición del centro político PAÍS Créditos: Agencia Uno

El caso Piergentili y la desaparición del centro político

Rodrigo Córdova
Por : Rodrigo Córdova Periodista en El Mostrador
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Las declaraciones de la presidenta del PPD intentaron provocar e incitar a su sector a ubicarse en el centro, para hablarles a las mayorías y no a las minorías o “monos peludos”. Diversos académicos y parlamentarios consideran que la votación del 7 de mayo pasado demostró que el centro político no está teniendo buen rendimiento electoral. Una de las razones para esta poca atracción que generaría la moderación es que el electorado no estaría en búsqueda de un domicilio político, sino que de líderes que le entreguen soluciones a sus problemas cotidianos. Eso explicaría por qué estar en el centro político no es suficiente para atraer a la nueva y enorme masa de electores.


Desde el primer Gobierno de Michelle Bachelet, el péndulo de la política chilena oscila desde la izquierda a la derecha indistintamente. En la elección de consejeros constitucionales, el Partido Republicano fue el más votado del país, ofreciendo soluciones a los problemas cotidianos de la gente sin mostrar definiciones habituales en una colectividad considerada de extrema derecha. Los dichos de la presidenta del PPD, Natalia Piergentili, pretendieron –más allá de las críticas que generaron– cuestionar al Gobierno por hablarles solo a sus huestes y sugerir que había que hablarle a la gran mayoría de ciudadanos ubicados en el centro. Sin embargo, el sector al que alude la timonel del Partido por la Democracia parece estar desdibujado y sus tradicionales representantes (DC, PPD, PR) no logran cautivar a los actuales electores.

Tras el plebiscito de salida de 4 de septiembre del 2022, en que se impuso el Rechazo, Ximena Rincón salió de la DC junto a Matías Walker para crear el Partido Demócratas, en busca de un electorado de centro. En octubre de ese año, la parlamentaria dijo a La Tercera: “Después del resultado del 4 de septiembre, y teniendo claro que todos los ejercicios electorales de aquí en adelante van a ser con votación obligatoria, el centro político, la moderación, el sentido común, vuelven a cobrar vida y voz”. De esta forma, el Partido Demócratas salía a conquistar el centro político. 

Hoy, la senadora Rincón cree que el elemento que está marcando la discusión política “tiene que ver con el malestar”. Para ella, estamos frente a una pérdida del relato ciudadano, lo que explica el amplio voto del Rechazo y, ahora, por el Partido Republicano. “Nosotros desde el centro también tenemos desafíos pendientes”, señala a El Mostrador. 

Si bien su partido en formación no pudo estar en la papeleta de los últimos comicios, advierte que “hubo casi 5 millones de votos que se restaron de participar, y otros tantos que votaron por algún candidato que no representa cabalmente sus convicciones. Desde el centro, formando alianzas, tenemos el desafío pendiente, pero muy presente, de articularnos en base a propuestas que hagan sentido a las personas y que convoquen a un amplio consenso”, subraya.

La senadora cree que esa agenda se materializará a partir de sus seis parlamentarios –cuatro diputados y dos senadores–, enfocados en la inseguridad de los barrios, los problemas de la economía familiar, empleo, acceso a la salud, entre otros temas. Ahora, considera que está pendiente la tarea de “darle más sustento a una propuesta integral Demócrata, que logre articular el centro político, en que las personas se vean reflejadas y quieran avanzar cuidando el camino avanzado”. 

Sin centro

La pérdida del centro, sostiene la senadora Rincón, también está dada por la actitud que ha tenido La Moneda luego del plebiscito de salida del 4 de septiembre. “Rápidamente entró el PS-PPD a poner sustento al Gobierno, pero vemos que el tironeo entre las almas de la coalición está quebrando en dos la parte del Socialismo Democrático, lo que creo que es mala noticia para todos”, afirma, junto con cuestionar que, a pesar de las derrotas, el Gobierno “no se repliega ni renueva el discurso”.

Y es que el Ejecutivo optó por concordar que no quiere ocupar el centro. Tras las elecciones del 7 de mayo y la derrota oficialista, en el cónclave que convocó el Presidente Gabriel Boric en Cerro Castillo se determinó que la agenda gubernamental se mantendría igual. No se radicalizaría, pero tampoco se moderaría. Voces que asistieron al encuentro revelan que se eligió una línea que mantuviera el discurso original del Gobierno, porque el centro político –sostienen– es un terreno desdibujado y poco productivo políticamente. 

Tesis que –dicen– se confirmó con el intento de la lista impulsada por el PPD, el PR y la DC. En las elecciones de convencionales, el 2021, dicho sector logró un 7,4% de los votos. Ese mismo año, en la elección de diputados, un 9,8%. Ahora, en la jornada electoral de este mes, obtuvo un 9% que no le alcanzó para instalar a alguno de sus candidatos en el Consejo Constitucional. 

El presidente de Comunes, Marco Velarde, cree que existe una poco efectiva oferta de centro: “Son ellos (los partidos que se dicen de centro) quienes tienen que hablarle a ese electorado”, apunta. Sin embargo, reconoce que todos los votantes se están desdibujando y eso afecta a todos los partidos.

Velarde sostiene que la ciudadanía no busca lo ideológico: “Están buscando respuestas a necesidades materiales, a cosas muy concretas de su vida. La gente no está interesada en buscar un domicilio político y siente que la política no está dando las respuestas. Ni la izquierda, ni el centro, ni la derecha”, precisa.

Por eso cree que el balance político es cambiante, pues la gente vota por quienes “responden las preguntas del momento”. Respecto a la radicalización o moderación de la agenda gubernamental, Velarde añade que el Gobierno “no es de centro” y que el centro político de antes fue el que no resolvió las preocupaciones del momento y, por eso –asegura–, “nosotros veníamos criticando esa noción de centro”. 

Contra lo institucional

El diputado independiente de la bancada del PPD, Jaime Araya, tiene una mirada lejos de la lógica de izquierda o derecha y, por tanto, afirma que el centro político no existe; es un error buscar la repuesta donde no existe”. Para el diputado, la gente ya no responde a esa identificación. 

En relación con esto, cree que la cultura de la impugnación juega un rol importante en las elecciones: “Eso les pasa a todas las autoridades que encarnan la institucionalidad”. A esto agrega que el estallido social no fue algo de la izquierda, sino “un genuino malestar en contra de la institucionalidad”.

Araya cree que el miedo juega un rol importante y considera que el electorado responde al miedo, la delincuencia e inseguridad económica. Es esto –afirma el diputado independiente– “lo que ordena”, y añade que “eso es lo que los partidos no terminan de leer”. En cuanto al PPD, piensa que fue un acierto estratégico lo de las dos listas, pero que fue mal ejecutado, pues no se posicionó verdaderamente en el centro: “Nunca hubo un ánimo de diferenciarse en la campaña o hacer un quiebre profundo y decir cuál era la diferencia entre una y otra lista”. 

El académico de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central, Marco Moreno, puntualiza que la tendencia pendular es un fenómeno latinoamericano. Y en tal sentido, aporta un dato: en las últimas 12 elecciones de la región, en 10 ganó la oposición. Respecto a si el centro se perdió o no, Moreno coincide con el diputado Araya en que “la distinción entre izquierda y derecha es cada vez más difusa”. El analista estima que el creciente fenómeno de polarización explica el poco rendimiento electoral del centro, aunque cree que no es una polarización ideológica: “Es un fenómeno de polarización afectiva, ellos contra nosotros. Tiene que ver con cuestiones identitarias”, sostiene.

Al respecto, detalla que ante este contexto “el centro se licúa y tienden a desaparecer esas opciones”. No obstante, también entiende que la oferta actual de partidos para ese electorado “no resulta atractiva”. Moreno asume que esta cae en el lugar común de que “los chilenos somos moderados, gradualistas y nos gusta la reforma, no la revolución”. Sobre eso, expone: “Ese electorado no tiene una oferta al frente, no existe todavía la conformación de una opción en que los ciudadanos vean un camino para enfrentar los problemas que tienen los gobiernos ante una ciudadanía más exigente, más crítica y que quiere resultados ahora”. En todo caso, eso no quiere decir –a su juicio– que no exista una demanda ciudadana. 

El académico de la Universidad de Chile, doctor y magíster en Ciencia Política por la London School of Economics and Political Science, Robert Funk, está en desacuerdo con la teoría del péndulo: “Creo que el éxito de la derecha, o la extrema derecha, en las últimas elecciones, es una manifestación del mismo fenómeno de lo que fue el estallido social: la rabia”. Funk considera que el éxito del Partido Republicano fue por su capacidad de “representar y articular esa rabia y, por el otro lado, también son los únicos que van quedando que, de alguna forma, todavía no han estado en el poder”. 

El académico sostiene que el estallido social “no fue una cosa de izquierda, fue un estallido de rabia contra las instituciones, contra los partidos políticos, contra las élites”. En ese malestar, el hecho de declararse de centro no es buena propaganda: “Ser del centro es ser razonable, no someterse a grandes pasiones o ideologías. Al centro le gusta decir que gobierna con evidencia”. Para Funk, “nada de eso encaja bien con una época en que la gente siente tanta rabia y no se siente representada y no le importa en realidad la evidencia, lo que le importa es dar vuelta la mesa para que venga algo nuevo”. 

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