En las últimas semanas la prensa ha ventilado las tensiones que vive el órgano persecutor a raíz de las indagatorias por financiamiento irregular de la política.
La salida del periodista Christián Fuenzalida, director de comunicaciones del Ministerio Público, es el último episodio de una serie de conflictos que hablan de que las cosas están movidas en el organismo que desde el año pasado dirige Jorge Abbott Charme.
En las últimas semanas la prensa ha ventilado las tensiones que vive el órgano persecutor a raíz de las indagatorias por financiamiento irregular de la política.
Abbott, quien fue confirmado en el cargo por el Senado, se había comprometido con los legisladores a la pronta resolución de los casos que afectan a buena parte de la clases política y entre otras cosas fijó una doctrina tranquilizadora para los políticos: no habría acción penal sin querella explicita del SII en los casos, mayoritarios, que implican faltas de carácter tributario.
De hecho en una polémica entrevista en La Tercera habló de la responsabilidad de los fiscales para no afectar la estabilidad institucional. Pero Abbott fue sobrepasado por los hechos. Particularmente por varios de sus subalternos, como el fiscal Manuel Guerra y su equipo, encargado del Caso Penta, quienes han abierto nuevos frentes de investigación al sistema político y han echado abajo, con fallos de la Corte de por medio, la idea de que sin querella del SII, no se podía indagar este tipo de delitos.
Abbott también ha debido salir a enfrentar conflictos públicos por estas indagatorias, como el que hubo entre Emiliano Arias y Pablo Gómez, respecto a los antecedentes de cohecho contra el ex senador Pablo Longueira.
Fuenzalida fue subdirector de prensa de canal 13 y era director de comunicaciones de la fiscalía desde la gestión de Sabás Chahuán.
