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La estratégica «desobediencia» de Sichel

La estratégica «desobediencia» de Sichel

El ministro de Desarrollo Social optó por bajar la temperatura de su relación con la Región de La Araucanía y aparecer a contrapelo de lo que el Presidente Piñera piensa en el tema de los escaños reservados para los pueblos originarios en el debate constitucional. “Tiene que haber una representación especial de pueblos indígenas», afirmó el secretario de Estado ayer.


No es la primera vez que el ministro de Desarrollo Social, Sebastián Sichel, se “arranca con los tarros” y aparece a contrapelo del discurso oficial de Palacio. Ya lo había hecho apenas iniciado el estallido social en octubre, cuando en medio de un discurso gubernamental apegado a la criminalización del fenómeno, el novel jefe de cartera dijo: “No podemos poner la carreta antes que los bueyes: creer que el problema es el pasaje de metro y no entender que el problema es la inequidad que tiene Chile”.

Una frase que le valió más de un llamado al orden al interior de La Moneda esos días.

Casi dos meses después, este lunes 16, la escena se volvió a repetir. Puesto entre la espada y la pared, el ministro optó por evitar que “se le incendie” el frente interno de La Araucanía y dio una señal sobre el debate de la nueva Constitución que va en la línea contraria a la del Presidente Sebastián Piñera, quien –según han relatado fuentes de Palacio– no cree en los escaños reservados, ya sea en la Convención Constituyente o Mixta, pues piensa que otros grupos «minoritarios» también podrían salir a exigir un mismo trato y pedir cupos garantizados.

En entrevista con radio La Clave, Sichel señaló ayer que «es un tema que deben abordar los parlamentarios (…) creo que tiene que haber representación especial de pueblos indígenas en la comisión constituyente o en la convención constituyente –si eso es lo que resuelven los ciudadanos–, pero lo lógico es que haya representación especial, porque hay intereses distintos que tienen que tener una manifestación política distinta en el consejo. ¿Cómo? Que los partidos lo resuelvan».

A diferencia de su salida en octubre, la que se encasilló en lo que podría considerarse como un error de principiante, en esta ocasión lo que primó para el ministro de Desarrollo Social –explicaron en el Gobierno– fue el contexto y optó por no abrir un nuevo flanco de conflicto. De no plasmar ese discurso, sentenciaron en La Moneda,  “se le quemaba La Araucanía”.

Cabe recordar lo difícil que ha sido para esta administración poder llevar a cabo cualquiera de sus planes en la IX Región. La consulta indígena fue descartada a pesar de la posición contraria de Palacio y el alguna vez pomposo Plan Araucanía se terminó por desinflar, luego del asesinato de Camilo Catrillanca en agosto del 2018.

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