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Los peruanos tendrán que volver a las urnas en junio para definir entre el dirigente sindical de izquierda Pedro Castillo y la candidata derechista Keiko Fujimori. Pero más allá de quien gane el balotaje, la agencia calificadora de riesgo advierte que “hay una serie de señales clave para vigilar después de las elecciones”, entre ellos el primer presupuesto de la nueva administración.
Los resultados electorales en Perú, con dos candidatos extremos que definirán la presidencia en un balotaje y un Congreso muy fragmentado, resaltan la debilidad de las instituciones políticas en el país minero, señalo en un análisis la agencia calificadora de riesgo Fitch Ratings.
Los peruanos tendrán que volver a las urnas en junio luego de que el dirigente sindical de izquierda Pedro Castillo, con un 19,1% de sufragios, y la candidata derechista Keiko Fujimori, con un 13,4%, quedaron finalistas para una segunda ronda electoral, tras unos apretados comicios del domingo.
«La elección se produjo en un contexto de gran descontento con la corrupción, las disparidades sociales que dejó al descubierto la pandemia, la debilidad de los sistemas de agua y de salud pública y la inestabilidad política desde 2016», dijo Fitch en un reporte sobre el proceso electoral peruano.
La calificadora refirió que un gran número de candidatos, muchos de ellos con escasas raíces partidistas, dividió el voto presidencial en Perú, lo que resultó en que un postulante de tendencia izquierdista encabezara la votación.
Según la oficina electoral de Perú, el nuevo Congreso de 130 miembros elegidos para el periodo 2021-2026 seguirá estando muy fragmentado, con un decena de partidos políticamente dispersos, un escenario complicado para el futuro gobierno.
Las mayores bancas serían para el partido Perú Libre del izquierdista Castillo, con 37 asientos, seguido por la agrupación de Fujimori con 24 escaños y el partido Acción Popular con 17, según los resultados parciales oficiales.
«El próximo presidente se enfrentará a un congreso fragmentado de al menos 10 partidos, lo que requerirá alianzas estratégicas para aprobar legislación y aliviar los desafíos de gobernabilidad», indicó la agencia calificadora.
Fitch aseguró que en adelante monitoreará la postura política de la próxima administración sobre las reformas económicas, incluido las medidas tributarias para cerrar la brecha de ingresos, en medio del esfuerzo fiscal del Gobierno para reducir los efectos de la pandemia del coronavirus.
«Hay una serie de señales clave para vigilar después de las elecciones. Después de la toma de posesión del nuevo presidente y los miembros del Congreso el 28 de julio, el primer presupuesto de la administración que vence el 30 de agosto trazará sus planes para equilibrar la consolidación fiscal con el aumento de las demandas sociales», dijo el reporte de Fitch.
