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¿Qué sabemos sobre los tomates del país? Investigadores profundizaron en la historia del tomate local limachino Alimentos

¿Qué sabemos sobre los tomates del país? Investigadores profundizaron en la historia del tomate local limachino

Lorenzo Palma Morales
Por : Lorenzo Palma Morales Periodista, Licenciado en Comunicación Social y Bachiller en Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Austral de Chile. Diplomado en Periodismo de Investigación de la Universidad de Chile y Magíster en Desarrollo Rural, becado por CONICYT (UACh), Diplomado en Escritura Creativa de No Ficción por la Universidad Alberto Hurtado. En el año 2018 fundó el medio de comunicación nacional y agencia de contenidos www.cienciaenchile.cl, del cual es su director.
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El tomate limachino tradicionalmente se cosechaba muy temprano, característica distintiva de esta variedad local junto a su sabor y aroma. Investigadores del Instituto de Investigaciones Agropecuaria – La Platina y La Cruz (INIA) publicaron una revisión sobre el cultivo del tomate local limachino en la Revista Iberoamericana de Viticultura, Agroindustria y Ruralidad.


Estudiar la historia del tomate y, en especial del tomate limachino, tiene relevancia porque las variedades locales juegan un papel clave en la sostenibilidad agrícola, la seguridad alimentaria, la nutrición y la futura mejora de los cultivos,

“En el país existe poca información histórica sobre los productos alimenticios locales, incluida la del tomate, que es una de las hortalizas más consumidas a nivel mundial”, comentó el ingeniero agrónomo Adolfo Donoso.

La masificación de reducidas variedades comerciales, tal como las opciones de tomate que uno encuentra en ferias y supermercados, pone en riesgo la diversidad genética, y con ello, que los alimentos en el futuro no soporten los cambios en el clima, consecuencia del cambio climático.

Las variedades comerciales responden mejor al riego, fertilizantes, control de plagas y mecanización de cosecha y transporte, sin embargo, conocer el origen y variedades locales existentes en un territorio es clave, comentan   los investigadores del INIA, pues una mayor diversidad genética permite abordar de mejor manera los problemas de adaptación local que enfrentan las variedades comerciales.

La revisión científica publicada recientemente en la revista Rivar de la Universidad de Chile, da cuenta de que el tomate recién comenzó a consumirse en Europa a fines del siglo XVII debido al miedo de la presencia de alcaloides tóxicos. Sin embargo, en América Latina existe un reporte que data de 1653 en Lima de un jesuita llamado Bernabé Cobo y Peralta, un cronista de la época.

Él da cuenta que desde que se asentó en la ciudad en 1596, el tomate era ampliamente cultivado para consumo, incluso antes de la llegada de los españoles, y los diferencia de los tomates silvestres por ser del tamaño de una lima, y existir tanto rojos, amarillos como verdes.

Limache

El tomate limachino tradicionalmente se cosechaba muy temprano, característica distintiva de esta variedad local junto a su sabor y aroma.

Son muchas las personas que comentan extrañar el peculiar sabor y jugosidad de este tomate. Fue durante la primera mitad del siglo XX, que dada su precocidad, el tomate limachino se hizo masivo en Santiago al poder llegar antes que el tomate cultivado más al norte de la ciudad de La Serena.

Limache era una comuna que a 1955 representaba 163 tomateros de pequeña superficie, muchos más que en otras zonas, según estudios genéticos realizados en el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA).

Esto lo hace patrimonio cultural y social de esa comuna al haberse originado como parte de un proceso social histórico, sostiene Erika Salazar, doctora en Ciencias de la Agricultura e investigadora del INIA, especialista en la conservación de recursos genéticos.

Entre las lecciones que nos puede dar la historia, es que en 1957 se cuenta la misma situación que viven los agricultores hoy en día, donde los intermediarios pagaban $12 pesos por caja de tomate a los agricultores mientras que en los mercados mayoristas de Santiago lo vendían a $100 pesos por caja de tomates.

A partir de 1960 lentamente fue desplazado, hasta prácticamente desaparecer. El motivo principal fue su corta vida de post cosecha, problema que hoy en día es manejable. Es en 2015 que con financiamiento de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), INIA La Cruz inicia una expedición en el valle del Marga-Marga, logrando encontrar 4 agricultores con reservas de la semilla de tomate local limachino.

El trabajo de caracterización molecular y composicional han permitido postular que este tomate tiene su origen a partir de la hibridación de tomates locales con tomates europeos introducidos a finales del siglo 18.

Estos antecedentes, combinados con el rescate de prácticas de cultivo tradicionales ha hecho que este tomate vuelva a ser una opción comercial para los agricultores pequeños de Valle de Marga Marga, al producir un tomate diferente con una importante carga histórica, componentes valorados por los consumidores actuales, como se documenta en el artículo aquí analizado.

Adicionalmente, este trabajo aporta interesantes datos históricos sobre el posible centro de origen del tomate, algo que aún no está del todo dilucidado.

Para conocer la publicación pueden descargar aquí.

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